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Te ofrecemos un itinerario para que disfrutes de los paisajes más inesperados de esta región aún poco explorada.

La Mancha proviene del árabe "tierra seca", y eso es justo lo que la gente se suele esperar de la región de Castilla-La Mancha, pero las sorpresas son muchas y, además, con paisajes de película, más allá de viñedos, llanuras y molinos de viento. Por eso aquí te queremos reseñar los parajes más bellos e inesperados de cada una de las cinco provincias, como los nacimientos de los ríos Cuervo, Mundo y Tajo; varias reservas naturales increíbles, pueblos de los más bonitos de España y castillos de película… ¿Te vienes de tour por la Castilla-La Mancha más cinematográfica?

Aguas cristalinas en Guadalajara

El nacimiento del Alto Tajo es un Parque Natural que tiene paisajes asombrosos, con unas formaciones en forma de columnas rocosas diseñadas por erosión. En el nacimiento del río, sus aguas son prístinas, tan limpias que es un lujo disfrutar de esa calidad y ese color en su origen, nada que ver conforme el Tajo va avanzando camino del Atlántico y se va enturbiando. El Geoparque del Alto Tajo es un paisaje espectacular declarado por la Unesco como de especial interés geológico y, afortundamente, continúa muy poco perturbado por la mano del hombre. Es una naturaleza casi salvaje, escasamente alterada. También subrayamos el Parque Natural del Barranco del Río Dulce, muy cerquita de Sigüenza, una localidad medieval con mucho encanto.

El Parque Natural del Alto Tajo cuenta con paisajes espectaculares.
Fauna salvaje en Cuenca

Nos vamos a Cuenca. De su capital son famosas las Casas Colgadas y la Ciudad Encantada, con esos paisajes tan característicos que sobrecogen por su belleza natural y sorprendente, tal que el nacimiento del Río Cuervo o un paisaje de cine precioso que alberga ¡osos! Sí, increíblemente, en la Reserva cinegética del Hosquillo, en plena provincia de Cuenca, se dedican a cuidar las especies naturales de águilas, lobos, jabalíes, corzos, ciervos y osos. Hay visitas guiadas en familia en las que (a través de una barrera que permite el contacto visual, pero sin dejar de ser respetuosos con los animales), se puede disfrutar de la experiencia de ver estos animales tan potentes a una distancia prudencial y segura.

En Cuenca no puedes perderte sus Casas Colgadas ni la Reserva del Hosquillo.
La Suiza manchega

En Albacete, los paisajes que podrían servir especialmente para una película son dos, por su naturaleza abrumadora. Uno es Alcalá del Júcar, un pueblito asentado en la ladera del valle del río Júcar, que va diseñando, erosionando la roca caliza y formando laderas donde la población se ha ido asentando. Tan bello es que forma parte de la red de los pueblos más bonitos de España. Jorquera de momento no, pero también es un pueblo precioso, junto a Hellín, Liétor, Molinicos, Ayna… A Ayna le llaman "la Suiza manchega" porque es una de esas localidades pequeñas, bonitas e integradas a la naturaleza.

Además, en el sur de la provincia de Albacete, resulta especialmente asombroso toparse de repente con el nacimiento del Río Mundo, una de las cascadas más espectaculares de toda España. ¿Por qué se llama río Mundo? El nombre se lo pusieron los romanos porque "mundo" significa lo contrario de río "inmundo". Es agua limpia, agua prístina, agua... ¡Otro paisaje de cine!

Limítrofes entre Albacete y Ciudad Real están las Lagunas de Ruidera, un lugar también mágico con 14 lagunas conectadas subterráneamente y un color turquesa muy particular.

Hellín, Liétor, Molinicos... en Albacete abundan los pueblos bonitos y con encanto.
Ciudad Real, el paraíso de los ornitólogos

Ciudad Real se fundó para comercializar con el Al-Andalus y bien vale una escapada para conocer su patrimonio y probar su gastronomía. El menú del Mesón Octavio es una inmejorable opción por su tradición-calidad-precio, así como una gran oportunidad para degustar los vinos auctóctonos que elige y/o elabora su sommelier, Belén García Castro.

En la provincia en sí hay que visitar Las Tablas de Daimiel, el paraíso para los ornitólogos; y la Reserva de Cabañeros, que iba a ser un campo de tiro y fue convertida finalmente, con mucho esfuerzo, en Parque Nacional. Tampoco hay que perderse el Mirador de la Mancha, perteneciente a Villarrubia de los Ojos, que, por su altura, ofrece una magnífica visión de toda la llanura, con sus viñedos y todo el espectro de colores del atardecer.

Otro lugar de película es el Castillo Calatrava la Nueva, de Aldea del Rey, la fortaleza construida por los calatravos, una orden de caballeros medievales y soldados, en lo alto de una ladera. Por su parte, el parque minero de Almadén es una de las joyas de la provincia, de donde, a lo largo de la historia de la Humanidad, se ha extraído más del 80% de mercurio que ha utilizado el ser humano. A principios de la década del 2000, la Unión Europea prohibió el uso del mercurio en termómetros y derivados y las minas se cerraron, pero hoy en día se puede disfrutar de una experiencia única: bajar a su epicentro como lo han hecho durante tantos siglos los mineros y disfrutar de una visita guiada en una mina auténtica, (no una recreación de un parque minero), con su hospital de mineros y todo.

El Mirador de la Mancha es un complejo turístico rural en plenos Montes de Toledo.
Toledo, más allá de la capital

En la provincia de Toledo, más allá de su sensacional capital amurallada, nos encontramos con dos joyitas muy recomendables: las Barrancas de Burujón, un paisaje que ya ha sido plató cinematográfico de varios anuncios; y una rara avis del arte visigodo, la Iglesia de Santa María de Melque, de las pocas ermitas que quedan de aquella época visigoda y que conserva la atmósfera telúrica de las eucaristías, las misas y las celebraciones litúrgicas de hace siglos.

Por otro lado, el triángulo del Campo de Criptana, Mota del Cuervo y Consuegra, entre Cuenca, Toledo y Ciudad Real, conforman una ruta histórica para conocer los molinos más pintorescos y mejor conservados de Castilla-La Mancha, para revivir El Quijote que tantas escenas de cine pintó en nuestras memorias.

En Toledo no dejes de visitar las Barrancas de Burujón y la Iglesia de Santa María de Melque.
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