La tragedia de las personas refugiadas de Palestina comenzó en 1948. Un año después, nació UNRWA con el único objetivo de ayudar a la población afectada por el conflicto. Una población que, de un día para otro, perdió sus hogares y sus medios de vida. El compromiso de UNRWA es el de apoyar a millones de seres humanos que sin nosotros carecerían de lo más básico: alimentos, cobijo, sanidad, educación, protección… y lo más importante, dignidad.
La educación es lo más importante. Por ello, Unrwa gestiona uno de los sistemas escolares más importantes de Oriente Próximo, desempeñando una función que en otras zonas del mundo recae sobre los Estados. Contribuyendo al desarrollo personal y profesional de los niños, niñas y jóvenes refugiados de Palestina, UNRWA ayuda a construir el futuro y la dignidad de toda la población.
Las 274 escuelas de UNRWA en Gaza son el único lugar seguro en la Franja para muchos niños y niñas refugiados de Palestina. En ellas no solo aprenden las asignaturas básicas sino que además aprenden sobre derechos humanos, tolerancia y la buena ciudadanía. En Gaza, ir al colegio es sinónimo de futuro, por eso solo el 1% de nuestros estudiantes deja las escuelas. Es un dato que nos hace sonreír.
SHAHED tiene 13 años y es estudiante refugiada de Palestina de la Escuela B de Al-Zaitoun.
Años de declive socioeconómico, conflicto y bloqueo han hecho que el sector de la salud de Gaza carezca de infraestructura física adecuada y de oportunidades de formación. Las instalaciones están sobrecargadas y el servicio se ve interrumpido con frecuencia por cortes de electricidad. Estos desafíos amenazan aún más la salud de la población, que ya corre un riesgo cada vez mayor.
A través de 22 centros, UNRWA presta servicios de salud a la gran mayoría de los más de 1,4 millones de personas refugiadas de Palestina en Gaza. También proporcionamos servicios clínicos y de laboratorio, además de servicios personalizados de salud materno-infantil y planificación familiar, en todos nuestros centros de salud.
NIHAYA AL QIDRA, de 25 años.
De los menos de 80.000 personas refugiadas de Palestina que recibían asistencia social de UNRWA en Gaza en el año 2000, hoy hay más de un millón de personas que dependen de la asistencia alimentaria de emergencia para sobrevivir. Esta ayuda, de la que depende la supervivencia de cientos de miles de personas, está siendo puesta en peligro por iniciativas como las de Donald Trump, quien ha interrumpido definitivamente las donaciones de Estados Unidos a UNRWA, una decisión de consecuencias devastadoras.
La economía está al borde del colapso y la subida de precios y la inflación añaden más dificultades aún a las condiciones de vida. La población que recibe arroz, aceite de girasol, harina, carne enlatada, sardinas, etc.... está entre la más vulnerable en el contexto de desempleo crónico y familias de refugiados que luchan por reconstruir sus hogares y sus vidas.
MOHAMED tiene 40 años y es de Gaza.
Durante la última ofensiva de 2014 las escuelas de UNRWA se convirtieron en refugios para casi 300.000 personas desplazadas, una cifra sin precedentes en las siete décadas de historia de la Agencia. En una crisis humanitaria, el tiempo es el factor más importante. Cuanto más rápida sea la respuesta ante una situación de emergencia, mayor es la oportunidad de minimizar sus consecuencias.
Para anticiparse a esas situaciones, UNRWA dispone de un Fondo de Emergencia que permite garantizar los servicios a los niños y niñas refugiados de Palestina el acceso a educación, alimentos, atención sanitaria y apoyo psicosocial, incluso en momentos de conflicto armado o crisis humanitaria.
MANAR ABU AJOUR tiene 19 años y vive en Shajaiya
Incluso en circunstancias políticas y operativas tan difíciles, el Departamento de Microfinanzas se ha comprometido a ayudar a los habitantes de Gaza a acceder a créditos y préstamos que les permitan desarrollar o expandir negocios, construir activos domésticos o cubrir sus necesidades básicas de consumo, educación y atención médica. La mayoría de los préstamos en Gaza, el 66%, se utilizan para ayudar a las pequeñas empresas, aquellas que emplean a menos de cinco trabajadores, a desarrollar y mantener sus reservas de capital de trabajo a corto plazo.
Gaza fue el primer lugar donde aterrizó nuestro programa de microfinanzas, en 1991, con un fondo de menos de 500.000 dólares. Varias de nuestras iniciativas también se lanzaron por primera vez allí, incluidos préstamos colectivos a grupos de mujeres emprendedoras, en 1994, y préstamos de crédito para microempresas, en 1997. Durante los veinticuatro años desde que se otorgaron los primeros préstamos, Gaza ha representado el 25,5 % de nuestro trabajo en microfinanzas, emitiendo un total de 121,248 préstamos por un valor de 158.7 millones dólares.
FAYRA de 47 años es una refugiada de Palestina que viven Rafah.