ROCÍO GARCÍA SORIANO es de esas personas llenas de inquietudes y vitalidad. Basta charlar un rato con ella para apreciarlo. Cuando tenía 31 años se vio -como tantos otros jóvenes- lidiando en un mercado laboral muchas veces hermético y caprichoso que, lamentablemente, deja fuera o en los márgenes, a mucha gente formada, válida y emprendedora con ganas de aportar todos sus valores a la sociedad.
Y ahí llegó a verse Rocío. Licenciada en Periodismo, con un Máster en Cooperación y transitando un caminito profesional que se iba labrando pero que seguía siendo insuficiente para desprenderse de la precariedad, esa palabra tan temida y a la vez extendida entre la juventud actual. Sin embargo, lejos de achantarse, decidió “reciclarse” y enfocar sus esfuerzos hacia el mundo de la Cooperación y la Comunicación al Desarrollo. Dos pasiones en una.
Así fue cómo decidió embarcarse en una experiencia que, reconoce, ha marcado su vida a todos los niveles. En septiembre de 2018 hizo las maletas para viajar hasta Colombia donde pasó un año aprendiendo dentro del Departamento de Comunicación Social de Acción contra el Hambre en Bogotá. Esta oportunidad fue posible gracias EU Aid Volunteers (Voluntariado Europeo), una iniciativa de la Unión Europea que ofrece a ciudadanos comunitarios o residentes de larga duración en países de la Unión, distintas oportunidades de voluntariado humanitario en terreno, con diferentes perfiles profesionales.
Los meses en Colombia volaron, pero dejando esa agradable sensación cuando se exprime el tiempo. “Hacía de todo, entrevistas, reportajes, atendía a periodistas que visitaban nuestros proyectos, me ocupaba de poner en marcha los talleres de comunicación y capacitación con periodistas sociales...y además trabajaba aplicando un enfoque de género...” rememora Rocío emocionada. Rocío ayudó los equipos de Acción contra el Hambre en Colombia sobre todos los temas de comunicación, con el fin de sensibilizar la gente sobre la situación de las poblaciones más vulnerables en el país.
Aunque su base estaba en Bogotá, la capital, viajaba con frecuencia a zonas como Córdoba, Santander (frontera con Venezuela) o Nariño (frontera con Ecuador), donde Acción contra el Hambre tiene desplegados sus proyectos de cooperación.
Cuenta que viajar a terreno era lo que más disfrutaba. “Era ahí cuando te sentabas delante de una persona que ha participado en los proyectos, te cuenta su experiencia y ves el impacto que ha tenido en su vida. Ves de cerca la transformación de una familia que pasa de no tener prácticamente nada a tener un huerto, un sistema de agua y saneamiento o agua potable”.
“Aprendí muchísimo, intenté aportar la mitad de lo que yo estaba aprendiendo. Cuando volví de Colombia me sentí muchísimo más capacitada, tanto a nivel personal como profesional”, reconoce la joven al echar la vista atrás de su paso como voluntaria de Acción contra el Hambre en Colombia. Después de su gran trabajo en este programa, Rocío fue contratada en la oficina de Madrid de Acción contra el Hambre en España para trabajar en el equipo de comunicación. Una experiencia la del voluntariado que le ha permitido formarse en el terreno y construir una carrera humanitaria.
Cuando le preguntamos si recomienda a otros jóvenes aplicar al programa de Voluntariado Europeo de la mano de Acción contra el Hambre, no duda en responder: “Absolutamente. Como ciudadana comprometida, es una oportunidad para responder a ese deber y deseo de involucrarme en el devenir social. Además, tiene la característica de ser un voluntariado profesional, que valora la formación y experiencia previa que se ajusta a tu perfil, y es una oportunidad para personas que tenemos experiencia pero que el mercado laboral ha sido incapaz de ofrecernos”.