Los ciudadanos tenemos a nuestro alcance reducir el impacto medioambiental procedente del consumo energético excesivo. Tan solo es necesario analizar si lo que consumimos se ajusta realmente a nuestras necesidades o si la forma en la que lo hacemos es la más adecuada.
De no ser así, la solución es sencilla: adoptar hábitos cotidianos que faciliten el ahorro energético y contribuyan a no dañar el planeta. Purgar cada año los radiadores o mantener una temperatura constante, tanto en invierno como en verano, son solo algunos de los que podemos aplicar en casa. Pero hay muchos más. En este especial, te invitamos a descubrir algunos de ellos y a ponerlos en práctica. Tu bolsillo y, sobre todo, el planeta, te lo agradecerán.