Un control consciente sobre los siguientes diez puntos nos permitirá contener el monto de la factura eléctrica mensual.

La cocina es una de las zonas estratégicas de la casa, de las que más usamos y sin la que no podemos vivir. Concentra una buena parte de los electrodomésticos, tantos o más que el salón, y por tanto del gasto energético. Además, en la mayoría de las casas modernas asume también los electrodomésticos de lavado y secado de la ropa. Por lo tanto, exige atención para no cometer errores en su uso que puedan disparar la factura a final de mes. A continuación, te contamos los diez más comunes.


1. Dejar el grifo totalmente orientado hacia el agua caliente

Muchas personas lavan platos, vasos o tenedores con agua caliente, por comodidad y porque el lavado es así más eficiente. No obstante, suele ser habitual que después dejen el grifo monomando en posición de agua caliente o bien no totalmente inclinado al agua fría. De este modo cada vez que abrimos el grifo comenzaremos a consumir agua caliente, con el consiguiente gasto inútil.





2. Mantener la nevera abierta más de treinta segundos o colocar platos recién cocinados en la nevera o el congelador

La nevera suele ser el electrodoméstico que más energía consume al año en una vivienda; en torno al 10% del total. Es por ello que, si vamos a abrir este electrodoméstico, debemos tener muy claro lo que vamos a coger y, si no, actuar con rapidez, sacando los alimentos que vamos a consumir. Cada vez que nos quedamos embobados con el frigorífico abierto tratando de decidir si nos apetece comer o beber esto o lo otro, disparamos el consumo un 20%, ya que el aparato tiene que volver a enfriar el interior.

A esto también ayudaría tener un orden, guardar siempre las mismas cosas en el mismo sitio, así las encontraríamos rápidamente sin tener que rebuscar.

Otro error frecuente es terminar de cocer un alimento que no nos vamos a comer de inmediato e introducirlo en caliente en la nevera o el congelador. El calor del alimento se trasladará al ambiente interior y obligará al frigorífico a trabajar más para contrarrestarlo. Es mejor dejar que se enfríe fuera y cuando esté tibio o frío introducirlo.


3. Dejar que se haga hielo en el congelador o no dejar respirar la nevera

A veces se tiene la creencia de que es bueno que haya hielo en las paredes de la nevera o el congelador. Esto es falso. El hielo ejerce de aislante y por tanto no deja transmitir el frío con eficiencia desde el condensador al ambiente interior, con el consiguiente sobreesfuerzo y gasto energético. Por lo tanto, es conveniente eliminar ese hielo de forma periódica.

También es importante dejar ventilación en la parte de atrás de la nevera y no tapar la parte superior con cajas u otros objetos. La nevera y el congelador necesitan expulsar el calor por la parte de atrás y, si no tiene ventilación, le costará mucho más.





4. Abrir el horno

El horno tradicional calienta el aire y ese aire es el que calienta los alimentos. Si abrimos la puerta todo el aire se va en un momento y el horno tiene que volver a calentarlo, con el consiguiente consumo energético. Es preferible encender la luz y mirar a través del cristal.


5. No aprovechar la inercia térmica del horno o de la vitrocerámica

Otro fallo frecuente es apurar el horno hasta el final y después sacar el alimento en caliente, dejando la compuerta abierta. Apagar el horno media hora antes de que termine de hacerse y dejarlo cerrado para que el calor residual que queda dentro termine de cocinar el alimento nos supondrá un ahorro muy interesante. Lo mismo ocurre con la cocina vitrocerámica tradicional, que se puede apagar unos minutos antes de finalizar la cocción (no así con la de inducción).





6. Poner el lavavajillas muchas veces

Intenta juntar los platos y cubiertos de varias comidas para poner menos veces el lavavajillas y utilizar el modo ECO o el programa más adecuado en función de la carga; sobre todo si no está lleno (si disponen de estos modos).


7. Pensar que el lavavajillas consume menos en programas cortos

Lo que hace consumir más energía en un lavavajillas es la temperatura de lavado y no tanto el tiempo del programa.

Los programas cortos pueden necesitar más energía que los programas largos, ya que para hacer la limpieza en menos tiempo tienen que aplicar más energía y usar agua más caliente. Es como si queremos limpiar una marcha de la ropa rápidamente, tendremos que frotar con más fuerza que si la dejamos un tiempo en remojo.

Lo que hay que hacer es elegir en cada caso el programa más adecuado en función del tipo de carga. Utilizar sólo los programas de alta temperatura si hay ollas o mucha grasa, ya que requieren mucha más energía y, siempre que sea posible, los programas “ECO” aunque suelen ser de más duración





8. Usar agua caliente en la lavadora

La diferencia entre usar agua caliente o no en la lavadora es muy grande y supone la mayor parte de consumo energético de un lavado. El giro del bombo de la lavadora tiene un consumo muy bajo.

Así que intenta hacer los lavados con agua fría si los resultados son bueno y usar agua caliente si no hay más remedio. Igualmente, cuando selecciones agua caliente es mucho más económico seleccionar 30º que 40º.


9. Hacer trabajar mucho a la secadora

Lo ideal es usar la secadora sólo si no hay otra solución, ya que cada secado requiere calor y, por tanto, mucha energía. Siempre que puedas, tender la ropa será más económico que usar la secadora.

Si no tienes más remedio, intenta que la ropa esté lo más seca posible antes de empezar: haz un centrifugado a muchas revoluciones en la lavadora, ya que el centrifugado consume muy poca energía y la secadora tendrá que realizar menos esfuerzo.

Asimismo, mantén limpios periódicamente los filtros de la secadora para que el funcionamiento sea correcto y consuma menos energía.


10. No aprovechar los horarios de tu tarifa eléctrica

Muchos clientes tienen ya tarifas eléctricas con discriminación horaria, es decir, que tienen distintos precios según a la hora que se realice el consumo. Si pones el horno, la lavadora o la secadora a esas horas más baratas puedes conseguir ahorros superiores al 50%.

Y si no tienes una tarifa de ese tipo puedes cambiártela sin problema. Actualmente todas las comercializadoras disponen de distintas soluciones con discriminación horaria.





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Asesoramiento experto

Este reportaje ha sido asesorado por Koldo Muruzabal, director de Marketing de Residencial y Negocios de Endesa.