Rinoceronte

La persecución al rinoceronte: cuando un cuerno vale más que el oro

Imagen: © naturepl.com / Mark Carwardine / WWF

En la oscuridad de la noche lograron escabullirse y alcanzar a una hembra de rinoceronte a la que, con una motosierra, le cortaron el cuerno y parte del hueso de la cabeza. Como con el resto de sus presas, la dejaron desangrándose mientras huyeron con su botín.

A la mañana siguiente los guardas la encontraron agonizando de dolor y cerca de la muerte, pero gracias a los cuidados de los veterinarios esta hembra de rinoceronte consiguió sobrevivir.

Imagen: © naturepl.com / Mark Carwardine / WWF

Su cría de cuatro semanas, sin embargo, no corrió la misma suerte. En el momento del ataque fue separada de su madre y terminó muriendo de hambre y deshidratación unos días después, víctima colateral del tráfico ilegal de cuernos de rinoceronte. Por suerte, y a pesar de haber sido mutilada por sus atacantes, esta hembra sigue siendo una esperanza para una especie que se encuentra al borde de la extinción.

Imagen: © Brent Stirton / Getty Images / WWF-UK

Pero este ejemplar de rino es la excepción. Cada día un promedio de tres rinocerontes son asesinados por cazadores furtivos, lo que deja una cifra de unos 1.000 rinocerontes muertos al año víctimas de la codicia humana. Tras estos ataques se encuentra el tráfico de especies y el poderoso comercio ilegal que está acabando con muchas de ellas.

Imagen: © Martin Harvey / WWF

El cuerno de rinoceronte, su atributo más característico, es uno de los productos más cotizados en el mercado negro mundial donde su precio supera incluso al del oro.

¿La razón? La falsa creencia asiática que le otorga propiedades curativas de todo tipo, desde fiebres y resfriados hasta el mismísimo cáncer, sin olvidar claro sus supuestos efectos afrodisíacos. Mientras unos consumen polvo de cuerno de rinoceronte sus verdaderos propietarios mueren mutilados en las sabanas africanas.

Imagen: © Martin Harvey / WWF
Falsas creencias y peligrosas mafias organizadas

Vietnam es uno de los principales consumidores mundiales de cuerno de rinoceronte, donde además de atribuirle supuestas propiedades medicinales es símbolo también de prestigio y estatus social.

A pesar de que su comercio internacional se prohibió en 1973 por CITES, el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, su venta se ha disparado en el mercado negro como consecuencia de la alta demanda originada en varios países asiáticos.

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Mientras tanto, los rinocerontes están cada día un poco más cerca de desaparecer para siempre, como es el caso del rinoceronte blanco del norte del que tan solo quedan dos ejemplares hembra.

Imagen: © Martin Harvey / WWF

Hacer frente a las bandas de cazadores furtivos no es sencillo. Organizados en mafias y complejas redes criminales cuentan con armamento, helicópteros e incluso con miras de visión nocturna para alcanzar sus objetivos en la oscuridad de la noche. De hecho, en los últimos 10 años, casi 1.000 guardaparques han sido asesinados defendiendo elefantes, rinocerontes y otras especies contra los furtivos.

Imagen: © Martin Harvey / WWF

Para frenar su caza, tan importante es hacer frente a quienes aprietan el gatillo como erradicar la demanda de cuerno de rinoceronte, por lo que la ONG de conservación de la naturaleza WWF trabaja tanto apoyando a los guardas que arriesgan su vida frente a los furtivos como con los gobiernos encargados de endurecer la persecución de este crimen.

Además, por supuesto, de promover la prohibición de estos productos en los mercados de destino donde se encuentra la raíz de este tráfico ilegal de especies.

Imagen: © Martin Harvey / WWF
El caso de los rinos voladores

Es conocida como translocación de animales y es una de las medidas de comprobada eficacia que la ONG WWF está llevando a cabo para salvar poblaciones de rinocerontes. Trasladar ejemplares de un lado a otro de forma rápida permite a la organización asegurar la recolonización de nuevas zonas, que además son más seguras.

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Como por ejemplo en Sudáfrica, donde se concentra la mayor parte de los 5.000 rinocerontes negros que aún quedan y la situación es especialmente dramática y delicada. Allí, en los últimos 10 años, el número de ejemplares asesinados por furtivos ha pasado de 13 a 1.028. Un ritmo totalmente insostenible y para el que es necesario tomar medidas urgentes e inmediatas que permitan detener esta masacre.

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Esta reubicación de ejemplares da lugar a “los rinos voladores”. El proceso es complejo pero efectivo. Primero hay que localizar a los ejemplares adecuados, para después sedarlos y cuidadosamente transportarlos en helicóptero en un vuelo de como máximo 10 minutos. Después continúan su camino por tierra hasta zonas designadas para su conservación.

Imagen: © Brent Stirton / Getty Images / WWF-UK

Así se consigue mover rinocerontes de zonas amenazadas a otras más seguras dentro del área de distribución natural de la especie, creando nuevos grupos familiares y asegurando la diversidad genética en poblaciones con áreas de distribución fragmentadas.

Tras esta recolocación, el programa mantiene el seguimiento de los ejemplares durante los siguientes tres años a través de una estrecha vigilancia para garantizar su seguridad y el éxito reproductivo en su nuevo hábitat.

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Y funciona. De momento ya han sido reubicados más de 178 rinocerontes negros y con ellos se han establecido 11 nuevas poblaciones, lo que ha permitido el nacimiento de 87 nuevas crías en las áreas de conservación del proyecto, 11 concretamente en 2017, lo que supone una esperanza de supervivencia para una de las especies más amenazadas del mundo.

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Los rinos 'voladores'
Imagen: © Martin Harvey / WWF