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Voluntarios y detección

Héroes que caminan 25km al día para curar a su comunidad

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MARTA GASTÓN
Ghana lleva años apostando por la promoción y formación de los Voluntarios y Voluntarias Comunitarios, una figura clave en la mejora de la salud en las comunidades más remotas del país

Para ENYONAM, las marcas en su pierna son ya el último vestigio de la ÚLCERA DE BURULI. Esta ghanesa, cocinera de profesión que ronda las seis décadas de vida, recientemente ha finalizado el tratamiento de ocho semanas que le ha liberado de la enfermedad, pero el camino hasta encontrar la cura no ha sido fácil. Enyonam ni siquiera sabía que estaba enferma. Fue una vecina suya de la comunidad, FIDELIA, quien se percató de las heridas que sufría y alertó al personal sanitario de la zona. Gracias a Fidelia, la protagonista de esta historia pudo saber que estaba infectada y acceder a los medicamentos que necesitaba para curarse.

Alex Adu Bousrah junto a su esposa, Regina Ama

Enyonam acompañada de sus hijos y su hermana delante de la puerta de su casa en la Comunidad de Apetorkope (Ghana).

armacia del Hospital de Allada en Benín

Fidelia, CBV al lado de la casa de Enyonam, ubicada en la Comunidad Apetorkope (Ghana).

El caso de Enyonam no es extraño en Ghana, un país que desde que en 1957 lograra la independencia no ha estado exento de una cierta inestabilidad política. Aunque su economía poco a poco progresa, las turbulencias pasadas le han impedido desarrollar y asentar un adecuado sistema sanitario.

Como en el resto de países de la región del África Occidental, en Ghana son endémicas una serie de enfermedades curables, pero infecciosas, que están causando estragos entre la población al provocar lesiones graves e irreversibles si no son tratadas a tiempo. Se las conoce como ENFERMEDADES TROPICALES DESATENDIDAS (ETD) y su denominador común es que afectan a personas carentes de condiciones adecuadas de salubridad y que viven en una situación de vulnerabilidad y pobreza, en comunidades remotas y de difícil acceso.

El sistema sanitario ghanés ha creado la figura del Voluntario Comunitario, clave en la promoción y la mejora de la salud en el país, pues hace llegar la atención sanitaria a los lugares más aislados.

El estigma asociado a dichas dolencias, junto con el miedo, al desconocimiento general y a las creencias religiosas, provoca que muchos de los enfermos y enfermas, al contraerlas, acudan a curanderos, en lugar de a su CHPS Compound correspondiente (el equivalente a un ambulatorio).

Es por ello que el sistema sanitario ghanés ha creado la figura del COMMUNITY BASED VOLUNTEER (CBV), que bien podría traducirse como Voluntario/a Integrado en la Comunidad o Voluntario/a de la Comunidad. Los CBV se antojan clave en la promoción y la mejora de la salud en el país, pues hacen llegar la atención sanitaria a los lugares más aislados.

El voluntariado se conforma por miembros de las propias comunidades, como Fidelia, que reciben formación sanitaria específica. Gracias a ella, son capaces de identificar las diferentes ETD, detectar posibles casos y derivar a sus vecinos al centro de salud más cercano cuando sea necesario. También llevan a cabo una importante labor preventiva, educando y sensibilizando a sus vecinos en la adquisición de buenos hábitos de higiene.

Seydu Amezdro en su labor de voluntario

Seidu sujeta a una pequeña alumna del Colegio de Akwensu. Seidu y el equipo del Centro de Salud llevan a cabo sesiones sensibilización y detección de enfermedades en los colegios (Ankwensu, Ghana).

Las personas voluntarias son formadas de manera gratuita por el Ghana Health Service (GHS) y trabajan a tiempo parcial sin retribución económica. Muchas de estas personas son agricultoras; labran sus granjas por la mañana y por la tarde realizan las visitas, generalmente a pie. Pueden llegar a recorrer 25 KILÓMETROS DIARIOS.

No nos pagan, pero es una gran satisfacción poder ayudar a mi comunidad”, asegura SEIDU AMEZDRO, CBV desde hace 15 años. En estos tres lustros, Amezdro ha detectado 173 casos de úlcera de Buruli y, aunque reconoce que es una satisfacción personal que sus vecinos confíen en él, admite que en ocasiones encuentra resistencia por parte de algunos de ellos. “No son pocas las veces que he estado más de media hora hablando con algunas personas hasta que les he convencido para acudir al centro de salud”, afirma.

Llevar el Derecho a la Salud allí donde nadie más llega

Los CBV son el primer punto de conexión entre las personas enfermas y el sistema de salud ghanés. De ahí su importancia capital y que ONG como la Fundación Anesvad lleven años apostando por estas figuras, como medios para la DETECCIÓN PRECOZ de la úlcera de Buruli y el resto de las ETD.

"La detección precoz es una fase más en el tratamiento de estas enfermedades con la que se puede minimizar muchas de sus graves secuelas. Si una persona es detectada a tiempo y, además, la enfermedad es bien identificada, podrá recibir los medicamentos necesarios para curarse”, aseguran desde la Fundación.

En los poblados más vulnerables y empobrecidos es fundamental detectar a tiempo una posible dolencia, para evitar desplazamientos innecesarios.

Anesvad lleva más de dos décadas trabajando en Ghana, concretamente desde 1995. En sus primeros años de actividad en el país, la Fundación desarrolló apoyos puntuales. Sin embargo, en los últimos tiempos ha desplegado un enfoque más integral, centrado en el Derecho a la Salud.

La apuesta de la ONG por el componente comunitario no es baladí. No en vano, en los poblados más vulnerables y empobrecidos es fundamental detectar a tiempo una posible dolencia, para evitar desplazamientos innecesarios hasta los centros de salud; estos trayectos a menudo acarrean la pérdida de una jornada de trabajo para la persona enferma o la contracción de alguna deuda para poder pagar el viaje. Mediante la formación de profesionales y el trabajo en las comunidades, además, es posible luchar contra el estigma asociado a estas afecciones.

Seydu Amezdro en su labor de voluntario

Seidu repone fuerzas con una familia de la Comunidad de Nsuablaso. Es frecuente debido a las largas distancias que los CBV recorren que les inviten a comer e incluso a dormir, si cae la noche (Ghana).

La reconversión de vecinos y vecinas en CBV, según explican desde la Fundación, se ha revelado como uno de los mejores instrumentos para acercar la atención sanitaria de la población en Ghana, así como en una estrategia idónea en la lucha contra las ETD. Sin embargo, la ONG también señala que necesitan más medios y recursos; esto es, aportaciones económicas que permitan financiar proyectos de este tipo. Por ello, ANIMAN A LA SOCIEDAD A IMPLICARSE Y A COLABORAR DE FORMA ACTIVA; para que voluntarios como Fidelia y Seidú puedan continuar ayudando a sus comunidades y haciendo posible que el Derecho a la Salud esté presente allí donde nadie más llega.