El sistema de explotación llevado a cabo en As Pontes fue el denominado minería de transferencia, es decir, un método en el que explotación y restauración conviven al mismo tiempo de manera que los trabajos de rehabilitación comienzan mucho antes del cierre de la mina. Así, en 1985 ya se diseñó un programa de restauración dirigido a la escombrera exterior para crear una cubierta vegetal estable y la progresiva restauración del paisaje.
En 2008, poco tiempo después de finalizar los trabajos de extracción, comenzó a llevarse a cabo la inundación controlada del hueco minero, un proceso que perduró hasta 2012 y que dio lugar a uno de los mayores lagos artificiales de Europa con 547 hm3 de volumen y 865 hectáreas de lámina de agua.
La inundación del hueco y la creación del lago, teniendo en cuenta sus enormes dimensiones y el régimen pluviométrico de la zona, fue la mejor medida que se pudo llevar a cabo dado que la inundación se produciría en cualquier caso. Haciéndolo de manera controlada, empleando una alta proporción de aguas naturales y controlando los posibles niveles de acidez, se pudo crear un lago que superó todas las expectativas tanto en calidad química como en capacidad de integración en el entorno natural.
En la superficie, el proceso comenzó por el modelado de la morfología adaptándola al terreno natural. Se modificaron las características físico-químicas de los sustratos y se recuperó la tierra vegetal. El proceso de reforestación se dividiría en diferentes cubiertas, con una primera en la que se inició con el sembrado de herbáceas, una segunda con matorral y una tercera con la plantación de arbolado.
También, para potenciar y facilitar la biodiversidad del espacio restaurado, además de las praderas, zonas de matorral y bosques generados durante el proceso de recuperación se construyeron varias charcas que facilitaron la implantación de especies lacustres. Tras la creación de este nuevo entorno natural y la recuperación ambiental de los terrenos la instalación minera se clausuró definitivamente en 2016.