Líbano atraviesa actualmente la crisis económica más grave de su historia. La libra libanesa ha perdido más del 90% de su valor en un año, lo que ha dado lugar a una inflación del 120%. El país sufre el impacto continuo de la guerra en Siria, la pandemia de la COVID, y las consecuencias desastrosas de la explosión del puerto de Beirut.
La situación de las personas en Líbano empeora día a día. Los precios de los alimentos han aumentado y las familias se encuentran ante la imposibilidad de adquirir o acceder a bienes básicos y a servicios, incluidos alimentos, salud, educación, electricidad, agua y artículos de higiene. Familias enteras luchan por su supervivencia mientras enfrentan el estrés mental de la incertidumbre y la falta de esperanza en un futuro mejor.
Frente a los desafíos colosales, la persistente inacción política y la ausencia de un gobierno plenamente operativo amenazan con empeorar una situación socioeconómica ya gravemente deteriorada, y con hacer añicos una frágil paz social.
El precio del combustible se ha disparado por la escasez generalizada de carburantes. La población vive a oscuras. | © Hasan Shaaban
El precio del combustible se ha disparado por la escasez generalizada de carburantes. La población vive a oscuras. | © Hasan Shaaban
Desde hace varios meses, el suministro eléctrico público en Líbano funciona de una o dos horas al día, por lo que la población depende de la contratación de generadores privados. Están operados con combustible y su precio se ha disparado por la escasez generalizada de carburantes. En octubre de este año, la crisis eléctrica alcanzó su punto álgido: la población quedó sumida en la oscuridad durante 24 horas.
Fadia es refugiada de Palestina y vive en el campamento de refugiados de Beddawi, al norte del Líbano, con su familia de cuatro hijos. Su marido Mounir perdió su trabajo diario en un depósito de chatarra debido a la escasez de combustible y electricidad. También corría el riesgo de contraer hepatitis o la Covid, que ponía en peligro su vida. "No podía ver lo que tocaba en el cubo de basura debido al corte completo de electricidad".
Fadia, refugiada de Palestina, vive con su familia en el campamento Beddawi, Líbano | © Unrwa
Fadia, refugiada de Palestina, vive con su familia en el campamento Beddawi, Líbano | © Unrwa
El colapso nacional es aún más grave desde el 4 de agosto de 2020, a consecuencia de la explosión en el puerto de Beirut, el principal punto de entrada comercial a Líbano, un país que importa la mayoría de lo que consume su población.
Los efectos devastadores de la terrible explosión del puerto de Beirut en 2020. UNRWA, tras la explosión en Beirut, continuó sus servicios al mismo tiempo que prestaron apoyo poniendo los almacenes a disposición de otras organizaciones para el almacenamiento de medicamentos y suministros humanitarios | © Unrwa
Los efectos devastadores de la terrible explosión del puerto de Beirut en 2020. UNRWA, tras la explosión en Beirut, continuó sus servicios al mismo tiempo que prestaron apoyo poniendo los almacenes a disposición de otras organizaciones para el almacenamiento de medicamentos y suministros humanitarios | © Unrwa
El estallido de toneladas de nitrato de amonio, utilizado para fertilizantes y explosivos, causó 218 muertos, dejó heridas a unas 7.000 personas y desplazó de sus hogares a 300.000 beirutíes, con unos daños estimados en hasta 5.000 millones de euros. Más de un año después, las consecuencias devastadoras de la explosión en el puerto de Beirut siguen latiendo entre la población libanesa.
Philippe Lazzarini, Comisionado General de UNRWA
Todo el país está sacudido por varios niveles de crisis, pero la comunidad de refugiados y refugiadas de Palestina es extremadamente vulnerable.
El colapso financiero de los últimos meses en Líbano, junto a la pandemia, han llevado al límite a los refugiados y refugiadas de Palestina en el país, que ya vivía en la pobreza y se enfrentaba a restricciones que limitaban sus derechos y sus oportunidades de empleo.
La grave situación de las personas refugiadas de Palestina en Líbano y la precariedad en la que viven, es realmente alarmante, especialmente en el último año. Muchos refugiados y refugiadas de Palestina viven en 12 campamentos superpoblados por todo el país.
Daños por la tormenta ‘Norma’ en las tiendas de campaña utilizadas por los refugiados y refugiadas de Palestina provenientes de Siria y establecidas en el campamento de Nahri, Líbano. | © Unrwa
Daños por la tormenta ‘Norma’ en las tiendas de campaña utilizadas por los refugiados y refugiadas de Palestina provenientes de Siria y establecidas en el campamento de Nahri, Líbano. | © Unrwa
El desempleo ha sido alto en los campamentos de refugiados de Palestina durante muchos años, pero el colapso de la economía libanesa en los últimos meses ha hecho que muchos de ellos se sientan desesperados, especialmente cuando la propia UNRWA ha estado luchando con una aguda crisis financiera. Tras la explosión, la crisis financiera y de refugiados, la Covid ha sido el último de una serie de recientes golpes devastadores para una comunidad que ha sufrido la marginación y la incertidumbre durante décadas.