Las personas refugiadas de Palestina, ¿los olvidados?

Los refugiados y refugiadas de Palestina sobreviven en Líbano en condiciones de absoluta precariedad y pobreza, el país que les acoge no se lo pone fácil.
Unrwa | 17/12/2021

La mayoría de refugiados y refugiadas de Palestina que viven en Líbano están en una situación peculiar y discriminatoria. Al no ser formalmente ciudadanos de otro estado, no pueden reclamar los mismos derechos que otros extranjeros que viven y trabajan en Líbano. No se les permite tener propiedades y la ley prohíbe su acceso a servicios y empleos del sector público y a 39 profesiones más.

Según Naciones Unidas, más del 80% de la población palestina tiene puestos de trabajo precarios y no cualificados. La mayoría de las personas refugiadas de Palestina presentes actualmente en el país viven por debajo del umbral de pobreza y su situación se ha visto agravada por la profunda crisis financiera, económica y social, así como las medidas restrictivas desencadenadas por la pandemia de la Covid.

Un niño pasea por el campamento Nahri donde viven refugiados y refugiadas de Palestina de Siria en Líbano, el país de acogida | © Unrwa

Un niño pasea por el campamento Nahri donde viven refugiados y refugiadas de Palestina de Siria en Líbano, el país de acogida | © Unrwa

Hacinamiento y pobreza, así es vivir en campamentos de refugiados y refugiadas

El 45% de las personas refugiadas de Palestina en Líbano viven en los 12 campamentos de refugiados y refugiadas gestionados por la Agencia de Naciones Unidas para la Población Refugiada de Palestina, UNRWA.

Las condiciones en los campamentos son extremadamente complejas y se caracterizan por el hacinamiento, las malas condiciones de la infraestructura, el desempleo, la pobreza y la falta de acceso a la justicia. Actualmente, 9 de cada 10 personas refugiadas viven en situación de extrema pobreza tras la explosión del puerto de Beirut en 2020, lo que supone un aumento del 55% con respecto solo a un año antes.

Un hombre compra fruta en el campamento de refugiados y refugiadas de Palestina de Beddawi, Líbano. La de frutero es una de las pocas profesiones que sí pueden ejercer y algunos sobreviven así en este campamento establecido en 1955 | © Unrwa

Un hombre compra fruta en el campamento de refugiados y refugiadas de Palestina de Beddawi, Líbano. La de frutero es una de las pocas profesiones que sí pueden ejercer y algunos sobreviven así en este campamento establecido en 1955 | © Unrwa

Sin derecho a la vida

Tras la guerra siria, se estima que el 50% de los refugiados y refugiadas de Palestina residentes en Siria están desplazados internamente y otro 20% ha huido de la violencia a países vecinos en busca de seguridad. Uno de los principales países de acogida es Líbano.

Aproximadamente, 27.700 personas refugiadas de Palestina procedentes de Siria han encontrado en Líbano un lugar donde intentar rehacer su vida. Y, aunque alejados ya de la guerra, su situación es muy inestable.

Su estatus legal es inexistente y no tienen el derecho a acceder a procedimientos de registro civil, puestos de trabajo, educación pública, servicios sociales ni sanitarios.

Estudiantes refugiados y refugiadas de Palestina provenientes de Siria y residentes en Líbano reciben unos certificados por participar en un programa de apoyo al aprendizaje en una de las escuelas de UNRWA | © Unrwa

Estudiantes refugiados y refugiadas de Palestina provenientes de Siria y residentes en Líbano reciben unos certificados por participar en un programa de apoyo al aprendizaje en una de las escuelas de UNRWA | © Unrwa

A nivel particular es una realidad muy difícil de sobrellevar para quienes han huido de una guerra y necesitan empezar de cero, pues las normas del país no acompañan. A nivel general, como sociedad, esto supone un auténtico problema en un contexto especialmente crítico por una pandemia.

La dependencia en los servicios de UNRWA se ha hecho más evidente que nunca en este contexto de crisis sanitaria mundial. Con el apoyo de la agencia reciben asistencia en efectivo, educación, atención médica y protección. Pero hay una cosa que UNRWA no puede apaciguar: su miedo a ser detenidos y retornados.

El Centro de Salud de Jerusalén en Líbano es uno de los centros de UNRWA que apoya a la comunidad de refugiados y refugiadas. Durante el estallido de la pandemia proporcionaron hojas informativas a todos los pacientes y utilizaron todos los métodos preventivos contra el virus | © Unrwa

El Centro de Salud de Jerusalén en Líbano es uno de los centros de UNRWA que apoya a la comunidad de refugiados y refugiadas. Durante el estallido de la pandemia proporcionaron hojas informativas a todos los pacientes y utilizaron todos los métodos preventivos contra el virus | © Unrwa

Ante esta situación de vulnerabilidad en un contexto social y político que no acompaña, UNRWA supone un salvavidas. El apoyo de la organización es fundamental para cubrir sus necesidades más básicas. Muchas familias refugiadas de Palestina dependen en gran medida de la ayuda de emergencia en efectivo que reciben de la Agencia para poder alimentar a sus familias.

Una de las mayores preocupaciones de la población refugiada de Palestina en Líbano es la cobertura sanitaria. Una hospitalización supone unos altos costes económicos que en la mayoría de los casos son imposibles de asumir. En caso de enfermar, UNRWA proporciona asistencia sanitaria primaria básica, pero las facturas de atención hospitalaria solo las puede cubrir de manera parcial. Refugiados y refugiadas a menudo tienen que elegir entre renunciar a un tratamiento médico esencial o contraer una deuda, pues están excluidos de los planes nacionales de seguro médico. En este contexto, los subsidios proporcionados por UNRWA para acceder a la atención médica secundaria y terciaria son vitales.

Estudiantes de la escuela Kawkab participan en actividades organizadas por las escuelas de UNRWA durante la inestable situación en Líbano | © Unrwa

Estudiantes de la escuela Kawkab participan en actividades organizadas por las escuelas de UNRWA durante la inestable situación en Líbano | © Unrwa

La Agencia es el único proveedor de educación, salud, servicios sociales y ayuda de emergencia. Y distribuye ayuda en efectivo para alimentos y artículos de invierno. Para ello cuenta con 65 escuelas que en el último año han proporcionado formación a 37.586 alumnos; 27 centros de salud que atienden aproximadamente a 556.511 visitas al año; y una red de seguridad social que en 2020 ha dado apoyo a 61.076 personas.

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