Ricardo Arnaiz · 30 de noviembre de 2023
Callejuelas, plazas, miradores y un patrimonio que conviene visitar con calma para no dejar en el tintero ninguno de sus numerosos detalles. Si Cuenca es Patrimonio de la Humanidad no es por casualidad, sino por mil y una razones que convencieron a la UNESCO para considerarla una ciudad digna de reconocer y proteger.
Como todo el mundo sabe, Cuenca es la ciudad de las Casas Colgadas. Es imposible hablar de esta histórica ciudad castellanomanchega sin mencionarlas. Pero lo que quizá no todo el mundo sepa es que junto a ellas, en un inmerecido segundo plano, múltiples atractivos esperan a quienes se animen a recorrerla de arriba a abajo, por dentro y por fuera, para descubrir así, por qué la UNESCO puso los ojos en ella.
Cuenca hay que conocerla y comprenderla desde todos los ángulos, desde debajo de sus fachadas y a través de sus callejones hasta desde el otro lado de las hoces de los ríos Júcar y Huécar para verla relucir ahí, en lo alto, bañada por el sol de día y cuidadosamente iluminada de noche. Y siempre sin prisas, porque si la belleza está en el interior, imagina cómo será lo que te espera detrás de sus famosísimas Casas Colgadas.
Su catedral, una de las primeras de estilo gótico en España, y sus multiples e interesantísimos museos te esperan.
Cuenca tiene mucha historia que contar y mucho patrimonio del que presumir. Construida con fines defensivos por los musulmanes en el territorio del Califato de Córdoba, Cuenca es una ciudad medieval fortificada en excelente estado de conservación. Se convirtió en ciudad regia y sede episcopal cuando fue conquistada por los castellanos en el siglo XIII, y de aquella época de esplendor son gran parte de los monumentos que nos esperan hoy en sus calles.
Su catedral, bautizada como de Santa María y San Julián, presume de ser una de las primeras en estilo gótico de España, aunque con su edad es el resultado de una compleja serie de aportaciones arquitectónicas que llegaron a lo largo de los siglos con las que recorremos diferentes estilos artísticos. En su interior, la parte central del templo la ocupa la espectacular talla de madera de su coro, que junto al mágico juego de luces que ofrecen sus vidrieras consiguen atrapar al visitante bajo la majestuosidad de sus cúpulas.
Catedral gótica de Santa María y San Julián - ©iStock | KarSol
Si queremos viajar aún más en el tiempo, entonces el que nos espera con las puertas abiertas es el Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha (MUPA). En él se conservan fondos procedentes de las intervenciones llevadas a cabo en los yacimientos conquenses de Las Hoyas (Cretácico Inferior de La Cierva) y Lo Hueco (Cretácico Superior de Fuentes). Cuenca es tierra de dinosaurios y cabe resaltar la alta calidad de los fósiles que verás en el MUPA, muchos de ellos únicos y con excepcional estado de preservación, creando así un plan perfecto para toda la familia.
Del mismo modo, si viajamos con pequeños curiosos entre nosotros tampoco hay que pasar por alto el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, ubicado también en Cuenca. Entre sus instalaciones permanentes se encuentra un completo planetario, con una cúpula de 100 metros de diámetro, en el que se proyectan más de 6.000 estrellas, objetos celestes y planetas. Mientras que fuera, un recorrido desde las primeras civilizaciones nos llevará por la Historia de la Astronomía a través de diferentes personajes clave para la ciencia.
Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha - © Turismo de Castilla-La Mancha | David Blázquez
Encontrarás obras de autores como Andy Warhol, Antonio Pérez, Chillida, Josef Hoffmann o Wilhelm Wagenfeld, entre otros muchos.
Pero Cuenca no es solo una bonita ciudad flanqueada por dos hoces, con un valioso patrimonio y una arquitectura que enamora, sino también todo un reclamo cultural para los amantes del arte, sea de la época que sea.
Si quieres empezar fuerte, pon entonces rumbo al Museo de Arte Abstracto de Cuenca. Toda una referencia nacional, este museo ubicado en las Casas Colgadas exhibe de forma permanente una colección de pinturas y esculturas de artistas españoles de la generación abstracta de los años 50 y 60. Sus salas se vuelven toda una experiencia mientras caminamos entre las tendencias más significativas de mediados del siglo XX en España.
Museo de Arte Abstracto de Cuenca - © Turismo de Castilla-La Mancha
Para continuar, te espera el Museo-Fundación Antonio Pérez. Esta peculiar colección se encuentra en el Convento de las Carmelitas Descalzas y a través de más de 30 salas nos lleva de la mano por el informalismo y el arte pop. Allí verás obras que van de Andy Warhol al propio Antonio Pérez, pasando por Canogar y Chillida, Millares y Equipo Crónica. Una visita tan impactante como rompedora, situada en un entorno privilegiado.
Y para completar este atracón artístico, nada como adentrarnos en la Colección Roberto Polo. Ya su sede es un regalo para los amantes de la historia, pues se ubica en la antigua iglesia de Santa Cruz, construcción renacentista del siglo XVI declarada Bien de Interés Cultural en 2002. En ella la colección gira en torno a los movimientos de la vanguardia europea de principios del siglo XX y sus obras las firman autores como Koloman Moser, Josef Hoffmann, Wilhelm Wagenfeld o Henry van de Velde, entre muchos otros, con la obra en papel de Pablo Picasso como aportación española.