Nunca digas de este vino no beberé,
ni estos viñedos no pisaré

Por Elisabeth G. Iborra
Recorremos la geografía española para dar a conocer las ricas variedades de uvas autóctonas y fructíferos viñedos que se hallan por todo el territorio

Te llevamos de ruta por distintas Denominaciones de Origen que quizá ni te suenan, para conocer sus uvas autóctonas, su gastronomía y sus fructíferos viñedos



Aberraciones como “No me gusta el vino”, “Es lo mismo verdejo que Rueda” o “Échame un hielo en el blanco” hacen replantearse la necesidad de darse una vuelta por unas cuantas comunidades para mostrarle a consumidores, no consumidores, así como a profesionales de la hostelería los magníficos vinos que se producen en España.



A continuación, recorremos la geografía española para dar a conocer las ricas variedades de uvas autóctonas y fructíferos viñedos que se hallan por todo el territorio, al tiempo que desmontamos siete afirmaciones en torno a esta bebida que nunca deberías pronunciar.



1. “No me gusta el vino”

No, no te gustan los vinos que has probado. No queremos saber en qué condiciones estaban, teniendo en cuenta que en los supermercados están colocados de pie, pueden pasar mucho tiempo en la estantería sin rotación, y, en los restaurantes, a veces están al lado de la cafetera, calentorros, y abiertos desde hace una semana o dos. Así que date la oportunidad de volver a probarlo y empieza por los blancos, que te sabrán menos fuertes y entran solos. Hay una serie de Vintae llamada la Spanish White Guerrilla que te permite comparar 8 varietales muy jugosas. Pero recomendamos encarecidamente la portentosa uva Godello, que crece en las bellísimas laderas del Sil, entre Valdeorras y el Bierzo. De modo que bien te puedes hacer una ruta entre Orense, Pontevedra y León, para catar una amplia variedad en las bodegas de las Denominaciones de Origen de Valdeorras, Ribeira Sacra, Bierzo, Monterrei... y hasta Rías Baixas y Ribeiro. Con especial recomendación del Tilenus Godello Blanco, de Raúl Pérez, considerado el mejor enólogo del mundo. Con un pescado sabroso, como el bacalao o el rodaballo, o con carnes blancas, la Godello es sensacional.



2. “A mí sólo me gusta el Lambrusco”

El Lambrusco que nos llega de Italia y que abarrota los lineales en los supermercados lamentablemente se parece mucho más a un vino mediocre con gaseosa que a los buenos lambruscos de calidad que se producen en la región de la Emilia Romagna”, según el enólogo Eusebio Pérez Pastor. No pasa nada, es una forma de iniciarse en este mundillo e interpretamos que si dices esto, es que te gustan los vinos dulces, muy afrutados, que te sepan más a golosina y a burbujas. De tu paladar se han encargado los creadores de los vinos frizzantes que se pueden tomar con todo o con nada, porque tienen poca graduación, del tipo del Azzulo, de Campo de Borja, en Aragón, región en la que se están haciendo ricos rosados como el de Alquezar rosado con aguja, D.O. Somontano. Hay otros que son almíbar, como El novio perfecto, con moscatel y viura, que va acompañado por el rosado La novia ideal, con uva Bobal, ambos de la bodega valenciana Valsangiacomo.

Es más, si tanto te agradan los dulces, vámonos a los curiosísimos vinos blancos de Canarias, que cuenta con más denominaciones que islas, y, en concreto, los malvasías son golosísimos.



El fino, el amontillado, el palo cortado o el Pedro Ximenez son algunos de los vinos pertenecientes a la Denominación de Orígen Jerez, la más antigua de España

3. “¿Vinos de Jerez? Mejor no”

Bien, es cierto que no estamos educados para apreciar los grandiosos vinos generosos de la D.O. Jerez, que es la denominación más antigua de España, pero en algún momento hay que empezar a valorarlos como en el resto del mundo. No en vano, todos los chefs con Estrella Michelín internacionales los acogen en sus cartas. El fino, la manzanilla, el amontillado, el oloroso, el palo cortado y el Pedro Ximenez son maravillas del marco de Jerez, Sanlúcar de Barrameda y El Puerto de Santa María, por cuyas bodegas te recomendamos encarecidamente una buena tourné para conocer cómo se elaboran estas joyas. En sus tabancos, te ofrecerán papelones de quesos y encurtidos, así como guisos de carnes de caza, con los que conjugan idílicamente. En la misma línea, el Fondillón de Alicante es una reliquia enológica recuperada por Rafael Poveda, reconocido como uno de los vinos más importantes del mundo desde tiempos inmemoriables.



4. “Ponme un Rioja o un Riberita”

(del Duero, se entiende). En todo el territorio español contamos con unas 70 Denominaciones de Origen, por no hablar de los Vinos de la Tierra (IGP) o de los Pagos. Y tú pidiendo siempre, indefectiblemente, un Rioja o un Ribera como sinónimo de vino tinto. Si te gusta el tinto tinto, ¿por qué no haces una excursión por la DO de Toro, en Zamora, y alucinas con la potencia que tiene la uva Tinta de Toro? Cualquiera de los Matsu, desde el Pícaro hasta El Viejo, combinan perfectamente con las carnazas de la región. O prueba a darte una vuelta en Cataluña por el Montsant, el Penedés y el Priorat y vas a ver lo que es una garnacha densa y dulce y colorida, aparte de unos paisajes repletos de cepas espectaculares. Llama a Mas Martinet y que te hagan una visita en condiciones, con cata incluida.





Recuerda: al buen vino jamás se le debe añadir agua, ni tampoco gaseosa

5. “Échame un hielo en el blanco”

A ver, tampoco es para atizarte, pero al buen vino no se le debe añadir agua (si necesitas cubitos, hay de piedra o de acero inoxidable, que no lo aguarán); ni se le echa gaseosa (y menos a un reserva), ni muchísimo menos se le agrega un refresco de cola. Eso sólo a los de euro y medio, bajo tu responsabilidad. El blanco se sirve del frigorífico, y si necesitas enfriarlo rápido, envuélvelo en servilletas empapadas en agua y mételo al congelador. Y el tinto se sirve a temperatura ambiente, pero si estás a 30ºC, mételo un rato antes al frigorífico.



Haz la prueba del cubito (que mantendrás siempre alerta en el congelador) con el moscatel Retumba de la D.O. Málaga, que pega con todo, por ejemplo, con un pescaito frito en la playa del Dedo, en el curioso chiringuito El Tintero, o maridando con unos quesos de la sierra de las Nieves.



6. “Sólo tenemos tempranillo, no crianza”

Aclaremos esto de una vez: El Tempranillo es una UVA, muy extendida geográficamente, NO un vino tempranero, o sea, joven, sin barrica. La uva tempranillo puede tener perfectamente crianza, pues eso significa que ha estado incubando a partir de 6 meses en barrica de madera para que adquiera otras propiedades secundarias a las que aporta primariamente la uva.



Dicho esto, a muchísimas personas (sobre todo en las tabernas de pintxos de Logroño, donde despunta el Luberri Maceración Carbónica) les atrae más el vino del año, el joven, que el crianza, pues es más complejo y untuoso al paladar. Es una elección personal. De cualquier modo, los bodegueros siempre advierten que si no tienes en casa las condiciones óptimas de conservación, o sea, una bodega-cueva o una vinoteca por lo menos, te lo bebas cuanto antes y no esperes a que se pique o avinagre.



Justo por eso los vinos modernos de hoy en día suelen estar elaborados para consumir según salen al mercado. Y ahí nos vamos para las D.O. limítrofes de Alicante-Yecla-Jumilla. En concreto, en Jumilla, hay que visitar las bodegas de Casa Rojo y probar el Macho Man, que cambia de etiqueta anualmente porque cambia el contenido, aunque tenga una esencia similar.



La uva Verdejo no es la única variedad que admite la D.O. Rueda; es posible encontrar vinos elaborados con otras variedades como La Sauvignon Blanc

7. “Es lo mismo verdejo que Rueda”

No se puede confundir la uva con la denominación. Verdejo es una uva que ha sido exageradamente explotada por la D.O. de Rueda, pero otras denominaciones están yendo más allá de la moda. Léase, en Castilla León, el Barco del Corneta; en Cádiz, el Barbadillo Blanco de Blancos de Montse Molina, y en La Mancha, Paso a Paso, de bodegas Volver.



Y en cuanto a la D.O. Rueda, también tiene Sauvingon Blanc, de hecho, presentó 32 vinos monovarietales al Concurso Mundial del Sauvignon Blanc. Si quieres ver viñedos y bodegas, como la que elabora el Javier Sanz Viticultor Sauvignon Blanc, por las provincias de Valladolid, Segovia y Ávila puedes aprovechar para visitar acueductos, murallas, catedrales, etc.



Ahora bien, para comerte la especialidad, el archiconocido cochinillo que se deshace, te recomendamos un tinto de la bodega Pago de los Capellanes, en Pedrosa del Duero, donde hubo un monasterio medieval que desde 1996 es bodega familiar y conserva 8 nogales centenarios en la finca.



Elabora tu propia ruta

Y tras este cursillo acelerado de sentencias que no se deben decir y de Denominaciones de Origen que tienes a mano visitar para hacer enoturismo, te dejamos pensando el itinerario con una copa de vino de cualquiera de estos, de precios bastantes asequibles, arriba recomendados.



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