Te llevamos de ruta por distintas Denominaciones de Origen que quizá ni te suenan, para conocer sus uvas autóctonas, su gastronomía y sus fructíferos viñedos
Aberraciones como “No me gusta el vino”, “Es lo mismo verdejo que Rueda” o “Échame un hielo en el blanco” hacen replantearse la necesidad de darse una vuelta por unas cuantas comunidades para mostrarle a consumidores, no consumidores, así como a profesionales de la hostelería los magníficos vinos que se producen en España.
A continuación, recorremos la geografía española para dar a conocer las ricas variedades de uvas autóctonas y fructíferos viñedos que se hallan por todo el territorio, al tiempo que desmontamos siete afirmaciones en torno a esta bebida que nunca deberías pronunciar.
1. “No me gusta el vino”
No, no te gustan los vinos que has probado. No queremos saber en qué condiciones estaban, teniendo en cuenta que en los supermercados están colocados de pie, pueden pasar mucho tiempo en la estantería sin rotación, y, en los restaurantes, a veces están al lado de la cafetera, calentorros, y abiertos desde hace una semana o dos. Así que date la oportunidad de volver a probarlo y empieza por los blancos, que te sabrán menos fuertes y entran solos. Hay una serie de Vintae llamada la Spanish White Guerrilla que te permite comparar 8 varietales muy jugosas. Pero recomendamos encarecidamente la portentosa uva Godello, que crece en las bellísimas laderas del Sil, entre Valdeorras y el Bierzo. De modo que bien te puedes hacer una ruta entre Orense, Pontevedra y León, para catar una amplia variedad en las bodegas de las Denominaciones de Origen de Valdeorras, Ribeira Sacra, Bierzo, Monterrei... y hasta Rías Baixas y Ribeiro. Con especial recomendación del Tilenus Godello Blanco, de Raúl Pérez, considerado el mejor enólogo del mundo. Con un pescado sabroso, como el bacalao o el rodaballo, o con carnes blancas, la Godello es sensacional.
2. “A mí sólo me gusta el Lambrusco”
“El Lambrusco que nos llega de Italia y que abarrota los lineales en los supermercados lamentablemente se parece mucho más a un vino mediocre con gaseosa que a los buenos lambruscos de calidad que se producen en la región de la Emilia Romagna”, según el enólogo Eusebio Pérez Pastor. No pasa nada, es una forma de iniciarse en este mundillo e interpretamos que si dices esto, es que te gustan los vinos dulces, muy afrutados, que te sepan más a golosina y a burbujas. De tu paladar se han encargado los creadores de los vinos frizzantes que se pueden tomar con todo o con nada, porque tienen poca graduación, del tipo del Azzulo, de Campo de Borja, en Aragón, región en la que se están haciendo ricos rosados como el de Alquezar rosado con aguja, D.O. Somontano. Hay otros que son almíbar, como El novio perfecto, con moscatel y viura, que va acompañado por el rosado La novia ideal, con uva Bobal, ambos de la bodega valenciana Valsangiacomo.
Es más, si tanto te agradan los dulces, vámonos a los curiosísimos vinos blancos de Canarias, que cuenta con más denominaciones que islas, y, en concreto, los malvasías son golosísimos.
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