Cristina Castañer

Para concienciar en valores ambientales a los más jóvenes, el Proyecto LIBERA apuesta por una enseñanza activa para implicar a alumnos y profesores. Desde colegios, a centros de Formación Profesional y de interpretación ambiental, así se aprende a conservar el planeta.

En el momento en el que se habla del aprendizaje por proyectos, de una educación integral y de contenidos transversales, existen iniciativas que ya están demostrando las ventajas de la enseñanza activa en las escuelas, sobre todo cuando el objetivo es el compromiso de las nuevas generaciones con el medio ambiente. El curso pasado, casi 700 centros educativos de toda España consiguieron implicar a cerca de 20.000 alumnos en la protección de su entorno natural más próximo, aquel donde juegan con sus amigos y crecen con sus familias. “Se trata de la conservación directa de su propio espacio, del más cercano a sus vidas, y estamos viendo que los jóvenes reaccionan y que están empezando a asumir una responsabilidad”, explica Laura Benítez Rodríguez, responsable de Aulas LIBERA en SEO/BirdLife, el programa educativo que sensibiliza a niños y niñas de entre 10 y 16 años sobre el problema de la basura en la naturaleza.

Porque la prevención es uno de los tres ejes de acción del Proyecto LIBERA, además del conocimiento y la participación, con el que se pretende sensibilizar sobre la problemática de la basuraleza una forma dinámica y divertida. “Desde salidas al campo a juegos de rol online, si conseguimos sembrar la conciencia ambiental en los estudiantes de los últimos años de Primaria y Secundaria, podremos avanzar en la lucha contra la basuraleza”, asegura Miguel Muñoz, coordinador del proyecto LIBERA en SEOBirdLife.

Dentro y fuera de las clases

Aprender, identificar y solucionar

El primer paso para formar parte de este movimiento escolar es que el profesor apunte a su clase a través de la web del proyecto, donde tienen cabida desde colegios a Centros Rurales de Innovación Educativa (CRIE) o Centros de Educación Especial (CEE). Una vez recibidos los recursos y los materiales educativos, la metodología de ‘Aulas LIBERA’ se divide en tres etapas:

  • + AprenderLos participantes aprenden los conocimientos necesarios para entender los efectos del abandono de residuos, mediante presentaciones y juegos que consiguen motivar a los alumnos de manera positiva.
  • + IdentificarSe organiza una salida para recoger basuras en un entorno natural cercano al centro, donde cada alumno recoge la basuraleza que encuentre. Siempre se sigue una metodología científica gracias a las aplicaciones móviles disponibles (Marnoba y Elitter) para realizar los registros y documentar el origen de la basura más común. Es la manera de introducir la ciencia ciudadana en el proceso de aprendizaje: “No se trata de sustituir las tareas propias de un equipo de limpieza, sino que los alumnos cuentan con el apoyo de un educador profesional para observar y aprender mientras actúan sobre el terreno”, apunta Benítez.
  • + SolucionarLos alumnos proponen medidas para acabar con el grave problema de la basuraleza. Trabajando de manera cooperativa, todas las propuestas participan en un concurso con premios para fomentar la biodiversidad del centro.

Las ventajas pedagógicas del programa Aulas LIBERA incluyen desde el refuerzo de competencias comunicativas como hablar, escuchar, leer y escribir, al desarrollo de la iniciativa, la imaginación y la creatividad. Aunque el beneficio más claro es que engloba a toda la comunidad educativa “desde profesores a padres, incluso a los ayuntamientos: la educación ambiental integra a todos y es transversal. Si se dice ahora que es tiempo de actuar, los estudiantes están demostrando que están interesados y que son conscientes de qué es vivir con la basura. Están participando de un proceso de conservación en toda regla”, indica Lara Benítez.

El Colegio Los Peñascales en Las Rozas (Madrid) forma parte de la red de Aulas LIBERA y la motivación de los alumnos crece cada día. “La respuesta de los chavales es impresionante. Se sienten agentes del cambio porque participan y aportan ideas para solucionar este problema, que ya empiezan a entender que también es suyo”, cuenta Gonzalo Garrido, profesor de Biología, Geología y Química. “Aunque requiere un esfuerzo por parte de los docentes, tenemos que abrirnos a estas organizaciones y conseguir ir tejiendo redes entre todos”. Contar con el apoyo y el conocimiento de expertos en las limpiezas o poder jugar a ser alcaldes y concejales de su municipio les hace debatir, razonar y anima a los jóvenes a implicarse.

Pero los educadores de primaria y secundaria no son los únicos que sensibilizan y previenen sobre el problema que supone la basuraleza. Los trabajadores responsables de los Espacios Naturales y los empleados de los centros de interpretación ambiental hacen lo propio con las personas que visitan estos espacios, concienciando sobre la conservación y el respeto hacia las zonas naturales. “En LIBERA también trabajamos para que los espacios naturales dispongan de la información y los recursos necesarios para concienciar a los usuarios de tirar la basura donde se debe, y evitar que la arrojen al medio”, asegura Sara Güemes, responsable del proyecto LIBERA en Ecoembes.

"La respuesta de los chavales es impresionante. Se sienten agentes del cambio porque participan y aportan ideas para solucionar este problema, que ya empiezan a entender que también es suyo”

El reto de la Comunidad Maker

Implicación en la prevención y el cuidado de la naturaleza

Implicar de manera activa a todo el alumnado en la prevención y el cuidado de la naturaleza supone incluir a todos los colectivos del sistema educativo. Así es cómo, en el presente curso, alumnos y profesores de Formación Profesional son los protagonistas de la iniciativa LIBERA Makers: la que busca concienciar y capacitar a los jóvenes para que puedan demostrar su talento con el desarrollo de prototipos que mejoren la limpieza de la basuraleza, como por ejemplo un brazo robótico para extraer bolsas enredadas en los arbustos, una red que puede abrirse y cerrarse para que salgan los peces en la limpieza del medio marino e incluso un dron que caracteriza residuos y evita el traslado de barcos. “Es una idea fresca que está calando mucho en los centros y está teniendo una gran acogida”, señala Aida Fernando, responsable del programa. “El movimiento maker está comprometido con un aprendizaje activo y tecnológico, con una plataforma on line con contenidos y tutores en red para presentar soluciones reales y prácticas”.

Campos de especialización como el diseño y la impresión 3D o la fabricación digital, ya se están aplicando en la creación de prototipos innovadores que ayuden en la recogida de basura por parte de los voluntarios, pero también para evitar que los residuos lleguen a los espacios naturales. El 15 de abril es la fecha máxima para que los alumnos presenten sus trabajos de cara a la gran final en Madrid del mes de junio. Participar en este reto promueve la innovación didáctica y tecnológica “y refuerza competencias tan importantes como el trabajo en equipo, la toma de decisiones y la actitud emprendedora. A la formación técnica se une el valor añadido de educar a futuros profesionales multidisciplinares, además de inculcar en ellos el sentido de responsabilidad ciudadana”, concluye Fernando.

La iniciativa LIBERA Makers busca concienciar y capacitar a los jóvenes para mejorar la limpieza de la basuraleza
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