Incertidumbre, frustración y adaptación, tres palabras que también construyen leyendas

Que la vida es como una carrera de fondo es casi un lugar común, aunque por ello no deja de ser cierto. El eterno aspirante a Nobel de Literatura, Haruki Murakami construyó su autobiografía De qué hablo cuando hablo de correr jugando con símiles sobre la vida de un corredor de fondo. Hablaba con conocimiento de causa, no en vano, el japonés corre diez kilómetros al día, seis días a la semana, además de completar un maratón cada año.

Aunque si se busca alguien que pueda realizar esa comparativa a un nivel más elevado, cabe preguntar a Chema Martínez, uno de los mejores fondistas españoles de la historia, que acumula en sus zapatillas más de 30 maratones y supera los 200.000 kilómetros recorridos. Su lista de victorias es casi tan extensa como sus carreras; además de participar en dos Juegos Olímpicos —Atenas 2004 y Pekín 2008—, brillan entre sus mayores logros las dos medallas de 10.000 metros de oro y plata en los campeonatos de Europa de 2002 en Múnich y 2006 en Gotemburgo, y una tercera, plata, en la prueba de maratón de los europeos de Barcelona 2010.

Martínez sabe bien lo que supone prepararse para una carrera de fondo, al igual que conoce lo que conlleva enfrentarse al momento en el que toca adaptarse a otras metas y plantearse nuevos objetivos. Con cuatro libros a sus espaldas, licenciado en el Instituto Nacional de Educación Física (INEF), con varios másteres y cursos especializados, es también el director técnico de la revista Runner's World. Porque es consciente que, sabiendo adaptarse al cambio y contando con la conexión necesaria que ofrecen las personas que le rodean, a su carrera aún le quedan kilómetros. Eso sí, para ello ha sido necesario aprender en todas las etapas, tanto de la vida como de sus carreras. “Me he convertido en lo que soy, fruto de mis experiencias a lo largo del deporte”, reflexiona en su charla en Mejor Conectados, una iniciativa de Telefónica.

Para alcanzar cualquier meta siempre hay un primer paso que llega mucho antes de poner el pie en la línea de salida: la motivación. Esa chispa que activa e impulsa a las personas a llevar a cabo diferentes acciones y persistir en ellas para llegar a una meta o un fin determinado. Martínez tiene claro cuál es el secreto de esa motivación: “Encontrar algo que te enganche con la vida, que te conecte, que te haga todos los días levantarte cada mañana”.

En su caso, es obvio, su pasión es correr y a ello se ha dedicado durante toda su vida, aunque no lo haya hecho siempre de la misma manera. Por eso, el madrileño destaca otro punto realmente importante, ser consciente del lugar en el que nos encontramos en cada momento y, por tanto, del camino que queda por delante. “Creo que la motivación parte primero por ser realista con tu situación real, el fijarte objetivos que puedas llevar a cabo, en esa honestidad radica una parte de la motivación”, sentencia Martínez.

No hay duda de que el talento es necesario. En el caso de Martínez, el suyo se evidenció pronto, cuando empezaba a competir en las escuelas deportivas de Villaviciosa de Odón (Madrid) y al hacerlo ya de manera profesional con tan solo 20 años. Sin embargo, para alcanzar el éxito también es imprescindible saber adaptarse y enfrentarse a nuevos retos que permitan evolucionar y mejorar. “En mi caso ¿correr en la nieve? No lo hubiera pensado nunca pero eso supuso que conseguí una medalla en un campeonato de España, que fui con la selección nuevamente. Con 50 años he vuelto a ser internacional en una competición, algo que para mí es maravilloso”, explica, consciente de que, tanto en la vida como en una carrera de fondo, a veces surgen situaciones a las que es importante hacer frente para poder continuar. “Yo creo que ser capaces de, en un momento determinado, asumir ciertos riesgos en la vida nos va a dar la posibilidad de poder conseguir esos nuevos retos o nuevos objetivos que podamos plantearnos”, sentencia el deportista.

Esos nuevos caminos surgen gracias a esa adaptación al cambio, que produce que una persona sea capaz de reinventarse en muchísimos aspectos. Para Martínez, esto sucedió cuando empezó a pensar en su retirada. “Yo me reinvento porque quiero seguir viviendo a través de mi pasión que es correr”, reflexiona, sin dejar de ser consciente de que ese proceso no es sencillo y conlleva también muchos temores. “Lógicamente cualquier persona hay veces que tiene miedo, muchas veces ese miedo nos frena a atrevernos a hacer cosas distintas pero creo que al final hay que seguir cambiando, hay que seguir evolucionando”, concluye.

En todos aquellos objetivos que exigen un largo camino es casi inevitable que, en algún momento, aparezca la frustración. Saber cómo enfrentarla es una cuestión vital para poder continuar el camino que lleva a la meta deseada. A Martínez le ayudó la conexión con los demás que le permitió poder relativizar esa frustración y verla desde otro punto de vista. “Hay muchas veces, cuando yo tenía un mal resultado, y esa pequeña frase de ánimo desde otro punto de vista me tocaba de tal manera que me hacía cambiar el ángulo de visión de ese mal resultado, gestionarlo bien y convertir un mal momento en decir: “Oye pues he aprendido esto, no ha sido tan mal”, reflexiona.

Esa conexión de la que habla, con otras personas no profesionales que también entrenaban para correr un maratón, no solo le aportaba a él, también a ellos les valía como motivación; esa es la magia de esas uniones. “Creo que por eso es importante conectar con la gente que vive lo que tú haces de una forma diferente, no solo la mía era la válida. Existen muchas formas, todas válidas, y estar conectado nos hace mejores”, sentencia.