Las conexiones con el pasado que nos ayudan a construir el futuro, las lecciones de Atapuerca

Este importante yacimiento nos ayuda a entender cómo y por qué el ser humano se ha convertido en la especie dominante

Azahara García | 17·mayo·2023

Para Ignacio Martínez Mendizábal, uno de los paleontólogos del proyecto Atapuerca, doctor en Biología, catedrático de Antropología Física y Premio Príncipe de Asturias, todo cambió cuando descubrió a Benjamina. “Nunca pensé que encontraríamos el amor fosilizado”, asegura emocionado Martínez Mendizábal. “Para mí, a día de hoy, es el fósil más importante que he encontrado en mi vida, el que jamás soñé que encontraría”, sentencia en un nuevo capítulo de la serie ‘Mejor Conectados’ una iniciativa de Telefónica.

Benjamina es el nombre que le dieron al cráneo encontrado en la Sima de los Huesos, en Atapuerca (Burgos) uno de los yacimientos más importantes de Asia y Europa para descubrir y entender la evolución de los seres humanos desde hace un millón y medio de años. Este cráneo pertenecía a una niña que, más o menos, había muerto entre los 10 y los 12 años. Investigando la posible causa de la muerte, descubrieron que la niña había sufrido una patología muy infrecuente que consiste en que el parietal izquierdo se fusionó con el occipital mucho antes de tiempo. Esto significa que mientras el cerebro de la niña crecía, el cráneo no podía crecer de forma acompasada, lo que llevó a una malformación por la presión del cerebro en el cráneo. “Esto quiere decir que esta niña era patentemente diferente de los demás”, explica Martínez Mendizábal, que puntualiza: “Hemos hablado con neurólogos y nos dicen que es muy probable que esas lesiones determinaran que esta niña sufrió un retraso psicomotor”.

Lo fundamental de este fósil es que es “el primer caso que se conoce en la historia de la humanidad de integración”. Por ello la historia que nos cuenta es la del amor fosilizada, de conexión, porque la cuidaron y protegieron. “Si estas personas se hubieran comportado como todo el mundo pensaba en aquella época que se comportaban las personas primitivas, que eran casi como animales, a esta niña la hubieran abandonado al poco de nacer. Y, sin embargo, no la abandonaron. Más aún, para que llegara a tener 12 años, la tuvieron que dar más cuidados, atenderla más que a los demás”, asegura el paleontólogo.

Ignacio Martínez Mendizábal

“Las ideas y los valores compartidos son el cemento que cohesiona los grupos humanos”

Ignacio Martínez Mendizábal
Ignacio Martínez Mendizábal
Ignacio Martínez Mendizábal

La importancia de la cooperación humana


A partir de Benjamina, Martínez Mendizábal hace una reflexión sobre el ser humano. “Cómo es posible que una criatura, que aparentemente es un desastre, como somos los seres humanos. Que no somos rápidos, no trepamos bien a los árboles, nuestro olfato es muy limitado, ¿cómo es posible que unos piltrafas como nosotras hayamos ganado la Champions? Porque somos la especie que domina el planeta”, se pregunta entre risas. La respuesta para este estudioso que lleva décadas estudiando el pasado de la especie se resume en dos cuestiones: “Una de las cosas es la capacidad tecnológica, obvio, y la otra es algo en lo que los humanos somos la recaraba, y es la capacidad de trabajar en equipo”.

Es cierto que el ser humano no es la única especie que trabaja en equipo. Entre los primeros ejemplos que seguramente vienen a la cabeza de cualquiera están las hormigas o las abejas, auténticas expertas en el trabajo cooperativo. Sin embargo, la diferencia esencial con los seres humanos es que en estas especies su comportamiento está genéticamente regulado, es decir, que ante determinados estímulos responden automáticamente con un comportamiento definido, algo que no sucede con los humanos. “Los seres humanos somos conscientes de nuestros actos”, apunta Martínez Mendizábal. El paleontólogo señala además otra cuestión importante: “Cuando en la naturaleza se da cooperación, tan intensa como la de las hormigas, siempre ocurre entre animales que comparten genes. En sociedades humanas nos movemos en otros ámbitos en los que colaboramos intensísimamente”. Y ante la pregunta de qué es lo que compartimos para que se dé esa colaboración tan importante, Martínez Mendizábal lo tiene claro: “Las ideas y los valores compartidos son el cemento que cohesionan los grupos humanos”. Y es que, según sus palabras, en este mundo tan individualista se ve que los grupos que comparten valores son los que triunfan.

Un importante legado para el futuro


Martínez Mendizábal rememora la última conversación que tuvo con su padre, en la que este se mostraba contento y satisfecho con la vida que habían construido sus hijos y él, le aseguró que ahora llegaba el momento en el que los hijos se ocuparan de los padres. “Me dijo: "Hijo, no has entendido nada. Eso no funciona así. Si nos debéis algo, esa deuda se pega hacia adelante", recuerda. Esto le valió al paleontólogo para alcanzar el que, según sus palabras, es uno de los aprendizajes más importantes que ha tenido en su vida: “Tienes una deuda enorme hacia atrás y una responsabilidad enorme hacia adelante”. Se trata de poner en perspectiva y darle una dimensión personal a la existencia, siendo consciente de dónde venimos para poder continuar y no romper con esa cadena. “Cuando uno toma, por lo menos en mi caso, conciencia de esta red temporal, de lo que debo y de lo que puedo hacer, creo que uno realmente adquiere la condición de ser humano porque entiendes para qué estás aquí”, reflexiona.

“Tenemos una red enorme en el pasado, nos acompañan todos nuestros muertos, nos acompaña toda la humanidad en este viaje. Y eso a mí me parece que es una idea muy bonita. Cuando uno lo ve así, la vida es maravillosa porque eres eterno, eres inmortal”, señala. Para Martínez Mendizábal, tras años de estudiar cómo vivía el ser humano en el pasado, el sentido de la vida no tiene mucho secreto. “La única cosa que dicen siempre es: ¿cuál es el sentido de la vida? Pues el sentido de la vida es muy fácil: es llevar el testigo hacia los siguientes”, sentencia. De esta forma, se mantiene el legado que no solo conecta a las personas en su propio tiempo, sino también a través de él.

Mejor Conectados, la conexión como herramienta de futuro

Mejor Conectados es la iniciativa con la que Telefónica quiere poner en valor la importancia de compartir conocimiento, las relaciones, la cooperación y las conexiones humanas para alcanzar los mejores objetivos. Bajo el lema “Cuando conectamos, somos capaces de hacer cosas increíbles”, se recogen las inspiradoras historias de personas tan relevantes como Ferran Adrià, Teresa Perales, Javier Gómez Noya o Nacho Azofra. “En Telefónica, creemos en un mundo más humano. Un mundo que se mueve gracias al talento de las personas. Por eso apoyamos el talento como mejor sabemos: conectándolo. Mejor Conectados quiere ser un lugar donde inspirarse, encontrarse, conectar y lograr cosas increíbles”, explica Rafael Fernández de Alarcón, director de Marketing Global de Telefónica.

En el apartado de ‘Inspírate’ se pueden encontrar testimonios de algunos embajadores de la marca como Rafa Nadal o los ya mencionados Ferrán Adrià, Teresa Perales, Javier Gómez Noya o Nacho Azofra. En ‘Aprende’ aguardan una serie de pequeñas clases magistrales donde otras figuras como Perico Delgado, Iñaki Gabilondo, Toni Nadal, María Zabala o Amaya Valdemoro ofrecen consejos y reflexiones en primera personas que, no solo sirven de inspiración, sino que aportan su visión sobre la importancia de las conexiones entre personas para mejorar y avanzar en el día a día.