Entre productos frescos, mercados históricos y platos que cuentan historias, A Coruña se posiciona como un referente para los amantes de la buena mesa
Ricardo Arnaiz | 31·diciembre·2024
En A Coruña, cada comida es un homenaje a la tradición y al mar que la rodea. Desde el primer sorbo de un caldo gallego hasta el último bocado de una empanada recién hecha, los sabores de la ciudad cuentan historias de generaciones que han vivido con el Atlántico como protagonista. Porque aquí la cocina no es solo alimento, sino también cultura, memoria y creatividad.
Gracias al respeto por el producto y a una generosa despensa Kilómetro 0, A Coruña se convierte en un destino irresistible para foodies y gourmets. Los ingredientes locales, frescos y de calidad contrastada, son los verdaderos protagonistas en cada receta, mientras los chefs de la ciudad reinventan con maestría las tradiciones culinarias sin olvidar nunca cuáles son sus raíces, para mantener siempre viva su esencia.
La cocina tradicional coruñesa es un reflejo de Galicia en su estado puro. Platos como el lacón con grelos, tan típico del Carnaval, el cocido, la carne asada con sus patatas o el caldo gallego evocan el sabor del hogar, de los inviernos en torno a la mesa familiar. Mientras que la tortilla al estilo Betanzos, famosa por su textura jugosa, o los pimientos de Herbón, con su característico toque picante, son un deleite para el paladar.
La empanada, con sus incontables variedades, es otro símbolo culinario. Hay tantas opciones que lo difícil es decantarse por una sola, pues cada bocado refleja el ingenio y la historia de una receta que ha evolucionado generación tras generación.
El Atlántico es generoso con A Coruña, regalando pescados y mariscos que están entre los mejores del mundo. Cocidos, a la plancha o en caldeirada, los nombres de estas delicias resuenan como un poema gastronómico: almejas, percebes, mejillones, ostras, nécoras, cigalas, lubrigantes, camarones, vieiras, calamares, lubinas, merluzas, meros, rodaballos, rapes, besugos, bonitos, bacalaos, sardinas... Pero si hay un plato que representa la esencia gallega, ese es el pulpo. Cocido con maestría y aderezado ‘á feira’ con aceite de oliva, pimentón y sal gruesa, cada bocado es un viaje a la tradición marinera.
Además, la Lonja de A Coruña, una de las más importantes de Europa, se erige como el epicentro donde los pescados y mariscos frescos inician su camino hacia las cocinas de toda la región. Un lugar que no solo abastece a los mercados locales, sino que también es todo un símbolo del vínculo entre el mar y las mesas, tanto de hogares como de restaurantes.
A pesar de su fuerte conexión con el mar, A Coruña también destaca en platos de carne, como buena ciudad gallega que es. La de vacuno es la principal protagonista, la ternera gallega no necesita presentación, pero nunca hay que olvidar el cerdo, el cabrito, los gallos de corral o el pollo. En temporada, además, los restaurantes ofrecen especialidades como jabalí, venado o corzo, acompañados de castañas y setas recolectadas en los bosques gallegos.
Un manjar peculiar pero muy apreciado es la lamprea, ese pescado ‘vampiro’ milenario con forma de anguila, cuyo sabor intenso y cuidadosa preparación hacen que sea un plato reservado para los paladares más refinados. Completando así una diversidad culinaria que combina lo mejor del monte, el mar y los ríos, como muestra del carácter multifacético de la gastronomía coruñesa.
A Coruña no solo respeta su tradición culinaria, sino que también la lleva al futuro. Los chefs locales han convertido la ciudad en un laboratorio de creatividad gastronómica. Con 55 establecimientos reconocidos en las guías Michelin y Repsol, A Coruña se posiciona como un referente en la alta cocina.
Entre ellos destaca un restaurante con estrella Michelin, tres con Sello Bib Gourmand, 11 recomendados en la Guía Michelin, siete con uno o dos Sol Repsol, 14 con Solete, a los que se suman 19 restaurantes más recomendados en la Guía Repsol.
Reconocimientos que reflejan la diversidad y la excelencia culinaria de la ciudad. Porque aquí, la cercanía del producto y el respeto por los sabores originales se mezclan con técnicas innovadoras, creando experiencias que sorprenden y pueden llegar a emocionar.
Además, eventos como las jornadas gastronómicas ‘A Coruña, ¡qué bonito!’ —en donde el bonito de la Lonja de A Coruña es el protagonista—, el Concurso de Tapas Picadillo —el más antiguo de Galicia—, o las Jornadas Lacónicas, ponen en valor esta fusión entre lo tradicional y lo contemporáneo.
Para entender la gastronomía de A Coruña hay que visitar sus mercados. El del Eusebio da Guarda-Plaza de Lugo, con su oferta de pescados y mariscos, es un emblema de la ciudad y uno de los más famosos de España. Mientras que el de San Agustín, con su icónica cubierta parabólica de los años 30, combina historia y modernidad en un espacio lleno de vida. Tanto uno como otro no solo son puntos de venta, sino también lugares de encuentro donde los productos locales brillan en todo su esplendor ante los ojos de clientes y curiosos.
Además, en estos mercados también se encuentra una amplia oferta de productos de proximidad, desde quesos artesanales hasta vegetales recién recolectados, creando una conexión directa con el productor que refuerza la autenticidad y calidad de cada ingrediente.
Sabiendo todo esto, no nos sorprende que A Coruña destaque por su apuesta por los productos de proximidad. Además de los pescados y mariscos que llegan cada día a su puerto, la ciudad promueve el consumo de alimentos locales, frescos y sostenibles al rodearse de huertas y campos en su área de influencia. Esta iniciativa no solo refuerza la economía local, sino que también reduce el impacto ambiental, uniendo calidad, tradición y conciencia ecológica.
Los restaurantes de la ciudad abrazan esta filosofía, ofreciendo menús que celebran la riqueza de la despensa gallega. Así, conectando al comensal con el origen de cada ingrediente, se hace fácil destacar la frescura y calidad que solo lo auténtico puede garantizar.
Larpeirada no es un dulce en concreto, sino todo aquello que implica lo goloso y lo glotón. Y en A Coruña ningún festín está completo sin sus larpeiradas. Entre sus imprescindibles están los churros con chocolate, protagonizados por dos grandes rivales: Bonilla y El Timón, que dividen a los coruñeses en sus preferencias para desayunos y meriendas.
Si lo que buscamos son dulces de toda la vida, entonces confiterías artesanales de larga trayectoria, como Glaccé y Berna, ofrecen una amplia variedad de caracolas, bombas de crema y milhojas, entre muchas otras opciones más. Siempre sin olvidar los pastelitos de la confitería París, llena de pequeños caprichos que conquistan a los más golosos.
Y para quienes buscan algo más innovador, Habaziro o Amasarte destacan con sus croissants de pistacho y chocolate, tartaletas y cookies.
En definitiva, adentrarse en A Coruña es sumergirse en una experiencia culinaria que combina lo mejor de la tradición y la innovación. Ya sea disfrutando de un pulpo á feira frente al mar, explorando sus mercados llenos de vida o saboreando las creaciones de sus chefs más atrevidos, la ciudad invita a descubrir una gastronomía que refleja su identidad. Porque en A Coruña, cada plato es una historia, y cada bocado, un recuerdo difícil de borrar.