¿Te has preguntado todo lo que tu barrio puede hacer por ti?

En España casi un 11% de la población de entre 16 y 74 años asegura haberse sentido sola “frecuente o muy frecuentemente” durante el último año, según un informe de la plataforma SoledadEs, dependiente de la Fundación ONCE. Los datos, además, no paran de crecer; esa misma estadística que ahora habla de más de cinco millones de personas que se sienten solas, recogía que en 2015 eran un millón menos.

“Este crecimiento de la soledad creo que es debido al cambio de vida que hemos hecho en los últimos años. Vivimos una vida muy rápida, muy metida en el trabajo, en la tecnología, en nuestro día a día, en el estrés”, señala en Mejor Conectados Sonia Alonso, impulsora de la red social de barrio ¿Tienes sal? que apunta: “Hay mucha gente que los padres viven en el pueblo y tú vives en la ciudad porque has tenido que irte a trabajar. Entonces, la vida tan rápida y con las familias en sitios diferentes hacen que la soledad haya crecido bastante. La movilidad hace que los vínculos a veces sean menores que si estás en el mismo sitio siempre”.

Alonso se preguntó un día qué había pasado con el tradicional barrio, aquel espacio en el que la gente se conocía y se ayudaba, y lo resumió en una pregunta: “¿por qué ya no nos atrevemos a pedirle un poco de sal al vecino?”. Así nació ¿Tienes sal?, una red social de barrio que busca principalmente conectar a los vecinos, crear lazos personales e ir recuperando poco a poco la vida de barrio y el sentimiento de vecindad. “El sentimiento de soledad es muy globalizado y hay que intentar luchar contra él porque es muy duro. La forma mejor para poder hacerlo es socializar, que la gente levante la cabeza, que esté con las personas, darnos cuenta de lo que pasa a los vecinos”, asegura Alonso.

“Creo que es importante recuperar los vínculos cercanos. Es una cosa de la que nos hemos dado cuenta durante la pandemia, en el momento en el que lo único a lo que podíamos llegar era a lo que estaba cerca. Nos dimos cuenta de la importancia de tener vínculos cercanos, gente que te puede ayudar, que te puede sacar una sonrisa”, explica Alonso.

Precisamente una de las historias de conexión que se dieron en su app se produjeron durante la pandemia. Cuando Irene escribió un cartel en su edificio para pedir a sus vecinos que se conectaran a la aplicación de ¿Tienes sal? Lo hicieron y comenzaron las fiestas en los balcones, los ofrecimientos de ayuda, ya fuera porque hubiera personas pertenecientes a colectivos de riesgo o porque se hubieran contagiado y necesitaban por ejemplo que alguien les llevase la compra. “Incluso hacían tuppers y los repartían entre todos”, explica Alonso con una sonrisa. Y lo mejor es que ese grupo que se creó cuando solo se podían ver en los balcones, hoy en día se mantiene ya en la calle.

En la opinión de Alonso, la pandemia fue un punto de inflexión porque en los años anteriores se había creado una burbuja de individualismo donde creíamos poder hacer todo nosotros solos. “Por mi experiencia, la gente no quiere esto pero de alguna manera hemos desaprendido esa naturalidad de hablar con la gente, de tocar una puerta. Por eso creo que hay que ponerlo fácil, hay que dar unas herramientas para que sea mucho más fácil esa conexión entre las personas que viene en nuestro ADN”, afirma.

Volver a esa conexión empieza por recordar qué es la vida de barrio. “Para mí es sentirte identificado con tu barrio, con la gente que pertenece a él. Ir por la calle y saludar, ir a la pescadería y llamar a la persona por el nombre. También es preocuparte por la gente que vive a tu alrededor, por las zonas comunes, ir a comprar a las tiendas de barrio, intentar que la economía del barrio también vaya para adelante”, ejemplifica Alonso para después resumir con una frase certera: “Al final es preocuparse de lo que tienes cerca y sentirte que eres parte de ese lugar y de la gente que está en él. Es que las personas que viven en tu barrio pasen de ser personas a ser vecinos”.

Y ¿cómo aprender de nuevo a conectar con los vecinos? Las alternativas son muchas pero empiezan por un gesto simple. “Empecemos a levantar otra vez la cabeza, saludemos a la gente que vive a nuestro alrededor”, resume Alonso. A partir de ahí, hay muchas maneras de acercarnos a nuestros vecinos. Un ejemplo es, si se tiene mascota, dedicar un tiempo a charlar con esos otros dueños de mascotas que seguro encuentras cada día en los paseos o por ejemplo acudir u organizar diferentes eventos en el barrio como talleres, mercadillos o actividades culturales. Además, gracias a la app de ¿Tienes sal? también podrás buscar compañía para hacer deporte o para simplemente compartir un buen rato.

Ese fue el caso de Dita, una mujer jubilada que escribió una publicación y conectó con otras mujeres. Al final se creó un grupo de más de una decena de mujeres que comenzaron a hacer cosas casi a diario como ir al mercadillo, hacer picnic, dar paseos… “A esa mujer le cambió la vida porque pasó de estar sola a tener un grupo de amigas con las que hacer cosas casi cada día, fue muy bonito”, resume Alonso. Para ella, todos los cambios empiezan desde lo más pequeño, para expandirse y crecer, “Si un barrio crea un cambio, también crea cambio en la ciudad. Si una comunidad crea un cambio, lo crea el barrio. Al final, crear comunidades cercanas, unidas, donde te sientes a gusto y estás bien puede ser parte de un cambio de unión y de una convivencia mucho más sana”, sentencia.