Tomás Muñoz M. | 13·abril·2023
La comunicación efectiva es la base de cualquier relación emocional o profesional y, sin embargo, no es nada sencillo conseguirla en una sociedad cada vez más polarizada. Tampoco ayuda tener un cerebro que tiende a simplificar las cosas y dividir el mundo en blanco y negro. Al margen del nivel educativo de cada persona, de su experiencia vital o de la facilidad que tenga para hablar, escribir o tratar con el interlocutor, las claves para conseguirla pasan por tener empatía, pero, a la vez, ser asertivo. Estas dos habilidades, lejos de ser antagónicas o incompatibles, ayudan a mejorar el diálogo, lo que repercute de forma directa en la calidad de la comunicación. Es la receta infalible de Molo Cebrián, creador de uno de los podcasts sobre psicología más escuchados en español en todo el mundo, Entiende tu mente, donde pone nombre a todo lo que nos ocurre y desestigmatiza la ayuda terapéutica. Y que comparte en la iniciativa de Telefónica Mejor Conectados.
El primer gran hándicap es evitar caer en los extremos propios de la naturaleza humana. Para no quedarnos solo con nuestra opinión —proceso habitual incluso cuando tenemos datos objetivos que apuntan en otra dirección—, hay que ponerse en el lugar del otro y tratar de comprender su punto de vista. “Nuestro cerebro tiene una memoria RAM muy pequeña y hay que tomar decisiones de forma rápida. Es ahí donde nacen los sesgos. A esto hay que sumar que asimilar la equivocación duele”, añade Cebrián, y se muestra tajante cuando afirma que “el responsable de que el mensaje llegue bien al receptor es siempre el emisor". No obstante, al margen de la empatía, “debemos ser capaces de expresar las opiniones y deseos de uno mismo de manera clara y directa, sin dañar los sentimientos de los demás”, precisa el experto. Pese a que la comunicación efectiva y la asertiva tienen similitudes, el comunicador tiene claro que la segunda está más enfocada en el propio proceso, mientras que la primera se centra en el resultado final.
Como consecuencia, esta tendencia al extremo genera dos actitudes con nombre propio y contrapuestas a la hora de comunicar, ambas relacionadas con la asertividad y la empatía. Por un lado, “el síndrome del impostor se refiere a la sensación de que uno no es capaz de hacer algo, aunque tenga la posibilidad de hacerlo, lo que puede dificultar que la información llegue con efectividad al hacer que la persona se sienta insegura y reticente a expresar sus opiniones”, concreta Cebrián. Por otra parte, “el efecto Dunning Kruger hace referencia a la tendencia de las personas con una habilidad limitada a sobreestimar su competencia, lo que hace que no escuche a los demás”, remarca.
Para que la comunicación sea efectiva “en un grado razonable y llegue al receptor, por ejemplo, un 95% del mensaje, ya sea a través de los medios, en persona o mediante el Whatsapp”, el podcaster explica que resulta fundamental el diálogo. “Es esencial, pero no siempre es fácil. Muchas veces, nos encontramos con personas que no quieren dialogar, sino imponer su opinión o convencer a los demás de que están equivocados”, destaca. La solución es una conversación asertiva, donde además hay escucha activa: “Me refiero a un diálogo donde las dos personas están al mismo nivel y ninguna quiera imponer su punto de vista, sino que sea un intercambio fluido”, matiza.
Ante una comunicación “obligatoria” por las circunstancias —como pueden ser aquellas que se dan en el entorno laboral o en una cena familiar de Navidad—, el comunicador recuerda que “no ocurre nada malo si la otra persona opina de forma distinta a nosotros: hay que quitarse la presión de convencer”. En términos generales, la gestión de crisis es un aspecto relevante, ya que “en situaciones límite, es básico dialogar para poder llegar a un acuerdo, pero, en aquellos casos en los que esto no sea posible, lo mejor es poner fin a la conversación y retomarla en otro momento”, aclara Cebrián.
Quizá una de las sensaciones más extrañas para una persona sea el cambio de opinión. “Cuando esto sucede, hacemos un doble trabajo. Al principio tenemos que darnos cuenta de que estábamos equivocados y luego también transmitírselo a los demás”, confirma el experto. Ante esta circunstancia, pone encima de la mesa una reflexión que resulta liberadora: “Tienes derecho a cambiar de opinión” y asegura que “hasta que no te dicen esto, piensas que no puedes opinar diferente a cómo lo hacías antes y, sin embargo, no es así”, señala.
Dado que nuestra mente necesita simplificar la compleja realidad que nos rodea —incluyendo las palabras del propio Cebrián—, el comunicador subraya algunos aspectos a tener en cuenta para lograr una comunicación empática, asertiva y, por lo tanto, efectiva:
“La atención es la base de la comunicación, tenemos que estar dispuestos a escuchar al otro y a ponernos en su lugar, no solo de forma física sino emocionalmente. Escuchar es entender, no solo oír”.
“Debemos ser capaces de transmitir lo que queremos decir de forma clara y concisa. No debemos dejar lugar a la ambigüedad”. Si el mensaje es claro, las posibilidades de que sea interpretado correctamente son mucho mayores.
“Es importante no recurrir a frases como siempre haces esto o nunca me escuchas. Las generalizaciones son afirmaciones exageradas que no ayudan a la comunicación”. El podcaster indica que es mejor utilizar frases más precisas y específicas, que ayuden a entender la situación de forma más detallada.
“Debemos ponernos en el lugar del otro, entender sus motivos y necesidades. Si comprendemos a la otra persona, podemos comunicarnos de forma más efectiva”.
“No hay que tener miedo a preguntar si se entiende nuestro mensaje o si se necesita más información. Esto nos ayuda a evitar malentendidos”.
“Es importante que no nos dominen. Si las emociones nos controlan, la comunicación se puede ver afectada de forma negativa”. Para lograrlo, Cebrián aboga por mantener la calma y evitar respuestas impulsivas que puedan empeorar la situación.
“Implica expresar nuestros deseos y necesidades de forma clara y directa, pero siempre respetando al otro”. El comunicador resalta que así se pueden establecer límites y transmitir información sin herir a los demás.
Con la iniciativa Mejor Conectados, Telefónica establece un canal de comunicación entre los lectores y personalidades de éxito como Teresa Perales, Rafa Nadal, Ferran Adrià o Javier Gómez Noya, entre otros, con el objetivo de que puedan compartir sus experiencias para generar inspiración y aprendizaje. Y es que, paradójicamente, en un mundo cada vez más conectado, a veces parece imponerse la distancia. Por ello, conocer las claves de los referentes españoles que han alcanzado sus metas a nivel internacional puede resultar determinante para romper las barreras, ya que “cuando conectamos, somos capaces de hacer cosas increíbles", tal y como reza el lema del proyecto. De esta forma, Telefónica promueve un mundo más humano, a través de un flujo constante que va de un lado al otro de la pantalla, fomentando talento e innovación. Mejor Conectados se convierte en un puente que une a aquellas personas que tienen inquietudes y ganas de mejorar con profesionales por todos conocidos, cuyos consejos pueden ser útiles para superar los retos y desafíos diarios. Al compartir sus historias, logros y dificultades, estas figuras inspiradoras se convierten en auténticos mentores y guías, las relaciones se hacen cercanas, con el talento y la innovación fluyendo libremente.