Gracias a este proyecto, Guillermo no solo se convirtió en inventor sino que cambió la vida de muchas personas con su invento, no solo a las que ayuda con sus prótesis sino también de muchas otras que pueden colaborar en esta maravillosa red. “Tiene mérito descubrir algo, ser la primera persona que descubre algo pero, si ayudas a gente, va a ser muchísimo más gratificante. No solo es hacer brazos para una persona que lo necesita y ayudar a esa persona, sino que es permitir a otras que puedan hacerlo también”, razona.
Compartir conocimiento es para Guillermo una de las bases fundamentales de la empatía. “Todos tenemos una responsabilidad, si sabemos algo más que el que tenemos al lado tenemos que compartirlo porque, al final, con eso es como se solucionan los problemas”, explica Guillermo para quien compartir la información, la tecnología o las ideas es la mejor forma para que cada vez más personas puedan solucionar más problemas en cualquier parte del mundo. Es así como nace el mundo maker de propietarios de impresoras 3D. “Gracias a que personas desde su casa comparten información por internet para que cualquier persona de cualquier parte del mundo decida cómo usarla”, sentencia.
Otra de las partes importantes de esa empatía se encuentra también en la manera en la que se solucionan esos problemas. “Si tenemos esa empatía vamos a empezar a crear algo desde cero, pensando en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en las problemáticas que pueda crear, no solo en un objetivo final o de beneficio, sino un objetivo resolutivo a problemas existentes'', asegura. Por eso, la impresión 3D de este proyecto usa PLA, un plástico que proviene de recursos vegetales como el almidón de maíz, por lo que nos encontramos ante un material plástico ecológico, renovable y biodegradable bajo ciertas condiciones de temperatura y humedad. Otra alternativa es el plástico reciclado, de esta forma se promueve la economía circular al reutilizar ciertos materiales y darles una segunda vida.