• Librería Hijos de Santiago Rodríguez

    175 años cuidando al lector: una familia visionaria para la librería más antigua de España

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EXPERTOS EN PROXIMIDAD

175 años cuidando al lector: una familia visionaria para la librería más antigua de España

Texto y vídeo: Prodigioso Volcán | 4·diciembre·2024
En España funcionan 2.792 librerías, pero solo una de ellas tiene el título de ser la más antigua, de haber visto pasar seis monarcas, dos repúblicas, revoluciones y guerras, dictaduras y democracias. Hijos de Santiago Rodríguez nació como editorial e imprenta en 1850 gracias a la inquietud de un veinteañero avispado. Hoy, la sexta generación de libreros sigue mimando al lector desde la ciudad de Burgos

En La librería, la película que la cineasta española Isabel Coixet estrenó en 2017, los libros eran el mejor —y casi el único— refugio. Tanto la mujer que cumple sus sueños abriendo la tienda de libros en la costa británica, como sus curiosos clientes, todos se sienten comprendidos en ese entorno de estantes y ejemplares encuadernados. La cinta es un homenaje a la lectura y a esos espacios donde siempre hay una calma especial. Es lo que ocurre en la librería que protagoniza este reportaje: Hijos de Santiago Rodríguez, la más antigua de España, una aventura que en 2025 cumplirá 175 años. Ubicada en el centro de la ciudad de Burgos, está dirigida por Lucía Alonso Rodríguez, la sexta generación de una familia con ADN librero.

Esta librería es un enjambre de colaboración. Somos libreros de profesión y vocación. Aquí, todos los empleados son grandes lectores y nuestro compromiso no es con la facturación o las editoriales, es con los lectores. Así que muchas veces nos piden un libro y nosotros les ofrecemos otro distinto porque sabemos lo que necesitan. A la vez, los clientes nos comentan y orientan sobre otros títulos que no hemos leído; y a mi madre, recién jubilada, la tenemos de lectora cero, le pasamos todas las semanas títulos nuevos para que nos de feedback”. Lucía tiene ahora 43 años, pero lleva desde los 22 vinculada al negocio, y su madre, Mercedes, acaba de jubilarse.

Por Hijos de Santiago Rodríguez, que hace décadas también era editora e imprenta, han pasado cientos de trabajadores a lo largo de estos 175 años. Y de sus máquinas salieron cientos de miles de libros. Los expertos la sitúan junto a la librería Hatchard (Londres, 1797), Bertrand (Lisboa, 1732), Lello & Irmao (Oporto, 1906) y Shakespeare & Co (París, 1919) entre las cinco más antiguas del Viejo Continente.

Somos libreros de profesión y vocación. Aquí, todos los empleados son grandes lectores y nuestro compromiso no es con la facturación o las editoriales, es con los lectores

Lucía Alonso Rodríguez

Santiago Rodríguez, el origen de todo

Lo hizo en Isar, un pueblo pequeño a 20 kilómetros de la capital burgalesa

La travesía vital de la persona que fundó en 1850 aquel primer comercio es digna de una trama de época. Santiago Rodríguez Alonso nació en julio de 1829 en un país atrasado económica y socialmente, con unos niveles de analfabetismo que hoy ruborizan. Lo hizo en Isar, un pueblo pequeño a 20 kilómetros de la capital burgalesa. Perteneciente a una familia acomodada —su padre era registrador y su madre una especie de prestamista—, había estudiado para ser aparejador, leía mucho y, por suerte, tenía la posibilidad de viajar. “En esa época, viajar no era irse a países exóticos, significaba conocer España, visitar París o Londres… Santiago creyó que una manera de mejorar la sociedad era acercar la lectura y el conocimiento y alfabetizar a la población”, comenta Lucía, una auténtica experta en proximidad.

Con apenas 22 años, su inquietud y su pensamiento liberal le llevó a la capital inglesa, donde se celebraba la Gran Exposición de los Trabajos de la Industria de todas las Naciones —la primera Exposición Universal—. Allí le asombraron las nuevas máquinas de impresión y se trajo una Minerva de mano, la que puede considerarse la primera impresora de éxito hasta que aparecieron las prensas cilíndricas. Los periódicos hicieron crónicas sobre el estreno de la máquina de imprimir en Burgos. “Hoy se le vería como una persona excéntrica por tener demasiadas ideas en la cabeza”, asegura Lucía de su tatarabuelo. De hecho, también inició otros negocios, como la exportación de tabaco.

Santiago creyó que una manera de mejorar la sociedad era acercar la lectura y el conocimiento y alfabetizar a la población

Lucía Alonso Rodríguez

La historia del lema de 'más cuento que Calleja'

Libros para todos los niños y niñas

Una anécdota del momento. Antes de continuar con la historia hay que hacer justicia. En los años setenta del siglo XIX apareció en Madrid la editorial Calleja, fundada por el pedagogo —también burgalés— Saturnino Calleja. Su éxito fueron unos cuentos infantiles ilustrados de pequeño formato y precio asequible que inundaron los hogares de ese final de siglo. De ahí viene el famoso dicho popular “tienes más cuento que Calleja”. Pues en verdad aquel modelo de negocio y conocimiento se le había ocurrido años antes a nuestro protagonista, a Santiago Rodríguez. “Calleja le echó mucho cuento —bromea Lucía Alonso—. Mi tatarabuelo puso en marcha la Biblioteca Rodríguez y los Cuentos de hoy y ayer, colecciones de relatos muy baratos escritos por autores locales y nacionales y también con clásicos del cuento europeo. De hecho, mi bisabuelo Mariano, para homenajear a su padre, decidió regalar libros, cada 16 de septiembre —día del fallecimiento de Santiago—, a todos los niños y niñas que entrasen en la librería”.

Con Mariano Rodríguez, la editorial Hijos de Santiago Rodríguez está al nivel de otras empresas editoras del momento como Everest o Anaya en cuanto a publicación de libros educativos. Posteriormente, montan sede en Latinoamérica para facilitar la exportación de material didáctico y durante la posguerra la vida continúa, con más sombras que luces, cambios de temarios en los libros y menos literatura. El toque visionario lo pone Mariano Rodríguez cuando decide incluir entre su catálogo de ofertas los papeles pintados para decorar habitaciones y las bolsas timbradas con el anuncio que quiera el cliente.

Por Hijos de Santiago Rodríguez han pasado cientos de trabajadores a lo largo de estos 175 años y de sus máquinas salieron cientos de miles de libros

Víctor Juárez

Una maestra al frente de todo

La primera mujer que dirigió la librería

Casi coincidió la llegada de la democracia a España con la aparición de la primera mujer al frente de la librería burgalesa. Mercedes Rodríguez Plaza, madre de Lucía y maestra de infantil y luego de adultos recorriendo los pueblos de la comarca, se hace con las riendas del negocio cultural en 1992. “Ella se cogió una excedencia como maestra para poder dirigir la librería, desarrolló la página web hace más de veinte años, trajo escritores para los primeros actos de firmas de libros que se celebraban en Burgos —una ciudad en la que hoy conviven 14 librerías—, organizó los primeros clubes de lectura infantil, los primeros talleres, se metió en la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL)…”, rememora su hija.

Ahora, ya jubilada, sigue siendo una lectora voraz y su principal consejera “para cualquier tema”. Mercedes recuerda vivir entre libros y llegó a conocer los últimos años de la imprenta familiar, ese olor a tinta. A los jardines enormes que rodeaban el edificio iba todos los días siendo niña, allí se ponía a leer, comía con la familia, hasta que en 1989 cerró la planta de impresión.

En la pandemia cogí el carro de la compra y me puse a repartir los libros vendidos. Al principio eran un par de pedidos al día, pero la voz se corrió y había días que me recorría cuatro códigos postales. La gente te recibía en sus casas como si fuese Santa Claus

Lucía Alonso Rodríguez

Aunque Lucía Alonso ha recorrido en los últimos veinte años todos los trabajos que se pueden realizar en una librería, es con la pandemia del Covid-19 cuando es más consciente de la importancia de las tiendas que venden libros. “Pensé que si se cerraba un país, las facturas dejarían de llegar, pero seguían entrando. Al mes y poco, por el Día del Libro, que lo hicimos online, pensé que teníamos que hacer algo”. Sin carnet de conducir, Lucía abrió la web solo con el stock que tenían, cogió el carro de la compra y se puso a repartir los libros vendidos. “Al principio eran un par de pedidos al día, pero la voz se corrió y había días que me recorría cuatro códigos postales. La gente te recibía en sus casas como si fueses Santa Claus”.

Lucía, igual que su madre, sabe que estará hasta el final de sus días vinculada a la librería más antigua de España. “Y claro que me gustaría que hubiese una séptima generación de Hijos de Santiago Rodríguez, pero la vida me ha enseñado a disfrutar del presente. Ah, mi hija de 13 años es también una súper lectora, así que ya veremos”. Cualquier momento libre lo dedica a leer, “aunque no podemos con todos, nos preocupamos por conocer los libros que vendemos”. Por eso está leyendo varios títulos a la vez, desde La península de las casas vacías, de David Uclés, a uno de los thriller más vendidos de Steve Cavanagh, 13. El asesino no está en el banquillo de los acusados, está entre el jurado. “Y estoy empezando El niño que perdio la guerra, de Julia Navarro, y una novela de ciencia-ficción que no recuerdo ni su título ni su autor” (risas). Porque cualquier momento es bueno para refugiarse en la cercanía y proximidad de un buen libro.

Expertos en proximidad

Ser transparente y cercano son algunos de los valores más importantes de las personas. Valores que comparten todos los expertos que forman parte de esta serie de historias y que, de igual manera, forman parte del ADN de empresas como Banco Sabadell, que entiende así su manera de relacionarse con las personas. La proximidad y la cercanía son las grandes cualidades que ponen en práctica cada día. Y lo que les hace únicos. Descubre a las personas que están detrás de esta manera de entender el mundo.

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