Desirée Vila perdió su pierna derecha tras una lesión fortuita. Garazi Sánchez sufrió un accidente entrenando que estuvo a punto de dejarla parapléjica. Las dos podían haber frenado su carrera ahí, pero el deporte para ellas es una forma de vivir. Hoy lo hacen con la mirada puesta en Tokio.

Todo puede cambiar en un segundo. En un segundo te cuelgan la medalla de Campeona de España y ya eres una promesa de la gimnasia acrobática. En un segundo descuelgas el teléfono: estás en la Selección y participarás en el Mundial de París. En un insignificante segundo estás en el aire en un mortal en plancha y, al maldito segundo siguiente pierdes el equilibrio y te rompes la tibia y el peroné. En un segundo un médico decide que tu lesión no es importante y en un eterno segundo despiertas en otro hospital sin tu pierna derecha. Cuesta un segundo hundirse, pero también levantarse. Cinco años después, te impulsas tras la carrera y un segundo después aterrizas a 3,69 metros: estás clasificada para los Juegos Paralímpicos de Tokio.

“Fue al final de un entrenamiento, cerca de las nueve de la noche”, recuerda Desirée Vila (Gondomar, 1998). “Me lesioné en una de las acrobacias: rotura de tibia y peroné. Una vez en el hospital me hicieron una serie de pruebas pero no detectaron una necrosis. Al día siguiente la pierna ya estaba muerta. Denunciamos, ganamos el juicio y se demostró que había habido una negligencia médica”. Para la joven, fue una recuperación larga, con altibajos a nivel mental, en la que adquirieron un papel principal el equipo médico, su psicóloga y al apoyo de su gente.

Descubrió la gimnasia acrobática con 13 años y creía que su vida deportiva giraría entorno a mortales, volteretas y rondadas. El destino torcería sus planes, pero no conseguiría alejarla del deporte. Tenis y baloncesto en silla de ruedas, natación y finalmente atletismo. “Empecé a subir vídeos a redes sociales corriendo y la Federación de Personas con Discapacidad Física me descubrió. Ni siquiera sabía que existía el deporte adaptado. Me invitaron a entrenar, empecé a competir, fui Campeona de España, empecé a hacer marcas para los Campeonatos Internacionales y todo por casualidad”, explica Vila.

La recuperación física solo era una parte más del proceso, la más difícil para esta deportista fue la mental. Con dieciséis años tenía que reinventarse. “Volver a la rutina que tenía como gimnasta fue fundamental. Necesitaba competir, tener un grupo de entrenamiento, responsabilidad, disciplina. Ahora soy consciente de que cada cosa tiene un porqué. El descanso o la alimentación, por ejemplo: si no estoy en mi peso la prótesis no encaja bien y no puedo correr. El atletismo me ha aportado mucha madurez a nivel deportivo y personal”.

El objetivo ahora es alcanzar los Juegos Paralímpicos. “Al llevar tanto tiempo sin competir íbamos un poco a ciegas, pero para la fase de la temporada en la que estamos estoy bien. Tenemos mucho margen para mejorar las marcas”, cuenta Vila. Cuando comenzó sus estudios de Turismo en Canterbury quería especializarse en analizar las ciudades en las que se celebran citas olímpicas, los turistas que las visitan, actividades a desarrollar y cómo nutrirlas de recursos vinculados al deporte. Sus dos pasiones se darán cita en Tokio. “Esa oportunidad de vivir unos Juegos como deportista es mucho más especial, cuando termine mi carrera deportiva me gustaría seguir vinculada al entorno Olímpico”, añade.

Tokio se ha hecho esperar. Los Juegos Paralímpicos serán el 24 de agosto. Un mes antes, el 23 de julio, arrancarán los Olímpicos. En esta edición veremos por primera vez a surfistas peleando por colgarse un metal. Nuestra capitana de la Selección Española de Surf, Garazi Sánchez (Getxo, 1992) también sabe mucho de segundos. En un segundo el pie toca agua en una playa de Francia, algunos después te impulsas para subir a la tabla y en un movimiento que dura un segundo un disco de tu columna vertebral se mueve bruscamente, tus piernas dejan de moverse y apareces en la orilla, bocabajo.

Todos y cada uno de los segundos que pasas en la ambulancia camino al hospital sin que las piernas respondan son un infierno. Todos y cada uno de los segundos de los diez meses en los que tienes que volver a aprender a andar, son un paso para volver a flote. En la mente la pregunta de si volverás a surfear. Vuelves, claro que vuelves. “Cuando los médicos te dicen que no vas a surfear, buscas a quien te dé una oportunidad para luchar”, comenta Garazi al hablar de su recuperación. “Lo más duro fue la incertidumbre, escuchar a expertos diciendo que no volverás a hacer lo que te gusta. Era un abismo. Tenía que mantener la serenidad, tener la certeza de que iba a salir bien y aferrarme a ello”.

El surf tiene mucho de espiritualidad y libertad. Es una conexión mental y física con la naturaleza y sus elementos: la arena en los pies, el aire en la cara y la sensación del agua envolviendo tu cuerpo. La niña que fue Garazi Sánchez se enamoró de ese estilo de vida gracias a sus padres. El ocio familiar iba ligado a la naturaleza, mientras ellos hacían kayak- surf, los dos hermanos empezaron a coquetear con las tablas. El juego se convirtió en pasión y después en profesión: “Mi sueño de pequeña no era ser profesional, era visitar los sitios que veía en los vídeos, como Australia. Poco a poco entiendes que lo que quieres hacer todo el rato es surfear”.

Pero el surf ya no es solo un juego. Campeona de España y Subcampeona de Europa, ha cumplido su sueño de visitar medio mundo haciendo lo que más le gusta, conociendo otras culturas y otros mares. Este estilo de vida itinerante, de playa en playa, de verano en verano, puede ser agotador mental y físicamente. “Si lo tuviera que volver a elegir, lo elegiría otra vez. Mantener la estabilidad en un día a día como el nuestro es difícil, pero nos da vida. A parte del deporte, los nervios, la incertidumbre ante la ola… es una vida que se echa de menos si te falta”.

Los surfistas que disputarán los Juegos Olímpicos de Tokio tendrán que competir en la playa de Tsurigasaki, en el océano Pacífico. La clasificación para Tokio 2021 será en el Mundial de mayo, en El Salvador. Nuestra Selección se la juega a una carta, a tener un buen día en las mejores condiciones posibles. “Tenemos que ser lo mejor que podamos ser ese día para clasificarnos. Japón es un sitio alucinante para estrenar unos Juegos, tenemos que estar ahí, disfrutarlo y hacer un buen papel”.

Desirée y Garazi, deportistas, mujeres y luchadoras, nos enseñan que no podemos controlar lo que pasa a cada segundo, pero sí lo que hacemos con ello y en qué lo convertimos. En su caso, en la oportunidad de entrar en la Historia y de traer una medalla a un país que hoy, más que nunca, necesita creer en las segundas oportunidades.