Mercè Palau | 6·diciembre·2022
No cabe duda de que las tecnologías digitales han transformado nuestras vidas. Desde el ocio a la comunicación, los viajes y el trabajo, la irrupción digital ha brindado eficacia y transparencia a muchos ámbitos de nuestra vida cotidiana. Y ahora esta revolución ya ha empezado a transformar la atención médica.
Porque si algo nos han enseñado los últimos dos años en sanidad es el poderoso potencial que ofrecen las tecnologías digitales emergentes para mejorar la calidad de la atención al paciente. Durante este tiempo se han visto logros en salud digital que, unos años antes, hubieran tardado mucho más en conseguirse.
La previsión es que esto continúe avanzando en el futuro, tal como quedó plasmado durante el encuentro Digital Health Europe Summit 2021, como parte del proyecto DigitalHealthEurope, una iniciativa del programa europeo Horizonte 2020, destinado a brindar apoyo a la innovación en atención y salud digital.
No es de extrañar, por tanto, que los datos y tecnologías digitales convivan con medicamentos, dispositivos y diagnósticos para crear una nueva manera de atender a los pacientes y de interactuar con ellos.
En una sociedad cada vez más cambiante, en la que la población envejece más y aumenta el número de personas que convivirán con una enfermedad crónica, es clave adaptar la atención sanitaria a esta nueva realidad.
Y, como hemos visto, la tecnología puede ayudar a hacerlo. La salud digital, que se encuentra entre las cuatro áreas del Programa de Trabajo Europeo 2020-2025 (EPW) “Acción unida para mejorar la salud en Europa” de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha ofrecido una nueva forma de que médicos y pacientes se conecten mejor y ha abierto una nueva ventana de oportunidades en términos de desarrollo e innovación. Si, como reconocen los expertos, somos conscientes de su potencial, podremos acelerar el cambio hacia un acceso a la atención médica más centrada en el paciente.
Salud digital abarca una gran variedad de términos y acciones, desde registros electrónicos de pacientes, monitorización en remoto, atención virtual, dispositivos conectados, terapias digitales, herramientas de comunicación telemática y mucho más. Significa, además, adoptar la tecnología de la información, los datos, la inteligencia artificial y el aprendizaje para recopilar, compartir, analizar y aplicar los datos sobre los resultados de los pacientes en beneficio de su salud y para ayudar a los profesionales a tomar decisiones informadas y consensuadas.
En medio de toda esta transformación digital, el aspecto humano debe seguir siendo clave. Con el objetivo de ser parte activa en la salud digital y no perder de vista a la persona, la Unidad de Innovación Clínica y Organizativa (UICO) de los hospitales de Quirónsalud integrados en la red pública madrileña lleva años trabajando para consolidar una manera de trabajar que aúne los beneficios de la tecnología con la prioridad de su trabajo: el paciente.
Durante la celebración, el pasado mes de septiembre, de las I Jornadas de Innovación en Salud Digital Red 4H, donde se presentaron muchos de los proyectos que se están llevando a cabo en estos momentos, los expertos han dejado claro que, si hay alguien que debe tener un papel decisivo en esta nueva forma de asistencia, es el propio paciente.
La irrupción de las tecnologías digitales ha implicado grandes transformaciones. Hablamos, por ejemplo, de herramientas como el chatbot oncológico de la Fundación Jiménez Díaz, una iniciativa que se enmarca en el proyecto de HOspital de día Oncológico PErsonalizado (HOPE) destinada a mejorar la atención personalizada las 24 horas del día los siete días de la semana, más allá del hospital y en tiempo real. Estos recursos ayudan en la atención al paciente oncológico porque mejoran el pronóstico y personalizan un tratamiento más adecuado.
La tecnología también está presente en el ámbito de la Farmacología y de los ensayos clínicos. De la mano de proyectos como EN-Salud —Salud Digital y ensayos clínicos— es posible mejorar en la identificación de candidatos, en el seguimiento de los participantes de un ensayo o en el cumplimiento de protocolos. Todo ello “nos ha permitido responder al importante aumento experimentado en la actividad de ensayos clínicos”, reconoce la Doctora Lucía Llanos, farmacóloga clínica de la Unidad de Investigación Clínica del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD).
Otro de los grandes avances ha sido el uso de la Inteligencia Artificial que, según la European Public Health Alliance, es la piedra angular de la innovación basada en datos. Su potencial en el cuidado de la salud es prometedor, con soluciones que pueden mejorar la detección, el diagnóstico y los tratamientos en muchas disciplinas médicas. En palabras de Ángel Blanco, director de Organización, Procesos y TICs de Quirónsalud, “lo importante no es lo que sabemos, sino lo que hacemos con ello”, siempre con la idea de que el protagonista es el paciente.
Sin duda, uno de los principales beneficios de la tecnología ha sido el de permitir mejorar la atención no presencial del paciente. Con herramientas como el Circuito de Urgencia Digital se pueden dar respuestas a los procesos crónicos y menos emergentes, bien a través de una simple llamada telefónica desde fuera del hospital o de una videollamada desde el mismo centro. El objetivo es atender a los pacientes y solucionar el problema con la misma eficacia de siempre pero con mayor agilidad y comodidad para el paciente. Según el Doctor Jorge Short, subdirector médico de la Fundación Jiménez Díaz, la resolución del problema de salud se puede hacer “en menos de 30 minutos en el 85% de los casos”.
Frente a esta interesante lista de oportunidades es fácil pensar que más digitales significa menos humanos. Pero nada más allá de la realidad. La finalidad es, siempre, poner al paciente en el centro de todo.
Como constata una investigación publicada en Health Services Research, la participación del paciente se ha relacionado con mejores resultados de salud porque la tecnología puede ayudar a los pacientes a autogestionar su salud, a fomentar el cambio de comportamiento, a mejorar la comprensión de los diagnósticos y permite intercambios dinámicos entre sus datos y los médicos.
Un claro ejemplo de cómo de importante es el paciente para la UICO son proyectos como DECIDE Salud que, según Marta del Olmo, gerente adjunta de los hospitales universitarios Rey Juan Carlos, Infanta Elena y General de Villalba, directora de Experiencia de Paciente de esta red asistencial y miembro de la UICO, “la iniciativa permite ser más precisos en la indicación del tratamiento, dando peso a lo que más le importa a cada persona”.
En esta misma línea se expresa el proyecto PROMs y PREMs en VIH, que mide la experiencia que reportan los pacientes para que los médicos puedan conocer cuáles son sus principales necesidades y preocupaciones. Con iniciativas como esta “podemos atenderles con una trayectoria transversal que les da voz y les hace partícipes de sus decisiones”, admite la Doctora Beatriz Álvarez, especialista del Departamento de Enfermedades Infecciosas de la Fundación Jiménez Díaz.
En el campo de la Hematología, el proyecto E-Res Salud Hematología ha demostrado, en los tres años que lleva funcionando, que las personas incluidas en él “tienen mejor supervivencia, y que la comunicación de alertas graves permite una intervención precoz, disminuyendo un 75% el riesgo de muerte”, afirma la Doctora Adriana Pascual, especialista en Hematología y subdirectora médica del Hospital Universitario Infanta Elena.
Conseguir la satisfacción y la confianza del paciente es clave en todo este proceso de curación y tratamiento, y todo un reto. Según refleja una encuesta del Imperial College London, publicada en The Lancet, para que la atención médica basada en datos tenga éxito, tiene que construirse sobre una plataforma de confianza.
Iniciativas como las descritas abren la puerta a conseguirlo y a imaginar una atención sin fisuras. En palabras del Doctor Javier Arcos, director médico de la Fundación Jiménez Díaz y coordinador de la UICO, “no hablamos de salud digital en futuro, sino en presente”.