Un estudio encargado por la fundación IDIS compara la percepción de los ciudadanos de cuatro estados de la UE con respecto a sus sistemas de sanidad. El resultado revela que suspenden en la mayoría de los parámetros evaluados, con el área de calidad liderando la tabla en todos los casos con un aprobado por la mínima
Los pacientes de Alemania, Francia, Portugal y España cuentan con modelos sanitarios muy distintos y, sin embargo, coinciden a la hora de señalar sus puntos fuertes y debilidades. En los cuatro casos, la asistencia de calidad es el aspecto mejor valorado, mientras que la dimensión innovadora y tecnológica de los sistemas de salud, así como la adecuación de su financiación, son las características con peor valoración. Así lo recoge un estudio elaborado por Sigma Dos, encargado por la Fundación IDIS y presentado en la sede de la Comisión Europea en Madrid, basado en 6.000 encuestas realizadas entre el 28 de febrero y el 24 de marzo mediante la metodología cawi (entrevista online con asistencia por ordenador).
“Para elaborar el análisis comparativo y sacar conclusiones, se ha tomado como referencia el Índice de Bienestar Sociosanitario (IBS), es decir, una media aritmética ponderada basada en las puntuaciones asignadas por los encuestados a cada una de las diez áreas sobre las que hemos puestos el foco”, precisó Marta Villanueva, directora general de la Fundación IDIS, durante la presentación del estudio. De esta forma, los entrevistados valoraron nueve dimensiones: asistencia de calidad; enfoque al paciente; relación con los profesionales; colaborativa —grado de participación público-privada—; equitativa; eficiencia; innovadora y tecnológica; transparencia; y adecuación de la financiación.
Acompañada por Rosa Díaz, directora general de Sigma Dos, Villanueva desgranó algunas de las principales conclusiones del informe: “La media de los cuatro países revela que los ciudadanos suspenden casi todos parámetros estudiados, siendo calidad —con 50,13 puntos— y enfoque al paciente —con 47,89— los que lideran la tabla, mientras que financiación —con 39,49— e innovación —con 41,08— cierran el ranking”, concretó. El IBS por países sitúa el modelo francés como el más apreciado por sus pacientes con 48,37 puntos, frente a los 44,38 de media de los cuatro estados. Tras el francés, el sistema alemán obtiene 44,39 puntos, el español 44,06 y el portugués 40,71: todos ellos por debajo del aprobado.
Por áreas, en Alemania las mejor valoradas son calidad (53,77) y enfoque al paciente (50,57), mientras que financiada adecuadamente (39,62) y colaborativa (39,92) se llevan la peor puntuación. En España, lideran calidad (48,36) y transparencia (46,01) y cierran innovación y tecnología (41,49) y financiación (36,33). También en el modelo francés aprueba calidad (52,1), así como relación con los profesionales (52,0), quedando peor parados innovación y tecnología (45,2) y colaborativa (43,6). Finalmente, en Portugal los dos parámetros con mayor puntuación son, de nuevo, calidad (46,29) y transparencia (44,54), y los que han obtenido una nota menor son financiación (36,59) e innovación y tecnología (36,46).
Para Villanueva, estas “puntuaciones bajas” indican “numerosas áreas de mejora”. Bajo su perspectiva, “ya no se pueden exprimir más los sistemas sanitarios, sino que hay que reconstruirlos porque están consumidos. Para llevarlo a cabo, es imprescindible el liderazgo europeo”. El guante lo recogió Adrián Lasa, oficial de Comunicación e Información de la Representación de la Comisión Europea en España, quien ejerció de anfitrión durante la presentación del informe: “Es primordial avanzar en la UE de la salud, centrados en tres objetivos como son la preparación para prevenir futuras crisis sanitarias, hacer más resilientes los sistemas sanitarios de los estados miembros mediante la transformación digital y las nuevas tecnologías, y apostar por la salud mental equiparándola a la física”, subrayó durante su intervención.
