La sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente son aspectos sociales que importan cada vez más a la ciudadanía. Recientemente, el Centro de Investigación Pew (PRC) publicó una encuesta a escala global para saber cuáles eran las preocupaciones de los ciudadanos en los distintos países y regiones del mundo. El cambio climático se consolida, con un 67%, como el principal reto al que se enfrenta la humanidad. En anteriores ediciones, la salud del planeta ya era la principal preocupación, pero las cifras han ido aumentando con respecto a 2017 (63%) y 2013 (56%). Es por ello que gobiernos, organismos y empresas se están adecuando a un nuevo escenario social en el que resulta imprescindible una acción que sea sostenible y cuidadosa con el medio ambiente.
Las entidades financieras han incorporado como parte de su cultura corporativa compromisos para actuar contra el cambio climático. Es el caso del Santander, entidad que ha sido nombrada este año como el banco más sostenible del mundo en el Dow Jones Sustainability Index (DJSI) 2019. Además, la entidad dirigida por Ana Botín, es uno de los miembros fundadores firmantes de los Principios de Banca Responsable, cuyo objetivo es hacer realidad los objetivos acordados en el Acuerdo de París.
El término desarrollo sostenible se definió en el año 1987 dentro del Informe Brundtland de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas. Más reciente es la adopción de la sostenibilidad en el entorno financiero. Las inversiones sostenibles se basan en criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ASG) con el fin de lograr rendimientos financieros competitivos a largo plazo y un impacto medioambiental positivo.
A buen seguro, acuerdos como el de París sobre el cambio climático y los objetivos para un desarrollo sostenible de las Naciones Unidas contribuirán a que las finanzas sostenibles acaben ocupando un lugar central en el rediseño de los servicios financieros de los próximos años. Una transformación que se está acelerando a causa de la evolución demográfica, la revolución tecnológica y por una demanda cada vez más exigente por parte de los accionistas y la sociedad.
Con el propósito de contribuir a los cambios globales que está promoviendo la sostenibilidad, el Grupo Santander ha lanzado Santander Sostenible, la primera gama de fondos gestionados bajo el concepto de sostenibilidad en España. Se trata de soluciones de inversión ajustadas a las necesidades de los clientes combinando sostenibilidad con rentabilidad. La inversión se centra en empresas que apuestan por la innovación, la eficiencia energética y el bienestar social. Se priman las empresas atractivas, con balances saneados y con mejora de la demanda a través de un crecimiento de impacto positivo en el medio ambiente, como por ejemplo aquellas que centran su actividad en las energías renovables o la gestión de residuos.
La gama se compone por tres fondos de inversión sostenible y responsable (ISR). Dos fondos mixtos, con diferentes niveles de exposición a renta variable, y un fondo de renta variable. En los fondos mixtos, la inversión en renta fija incluye al menos un 5% del total de la cartera en emisiones de bonos sostenibles.
El compromiso del Santander con la sostenibilidad viene de largo. No en vano, la entidad presidida por Ana Botín lleva años implicada con la protección del medio ambiente. Tanto es así que en la reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), celebrada en Madrid, Banco Santander ha anunciado el compromiso para ser neutro en carbono en 2020 mediante la compensación de todas las emisiones que genera en su actividad diaria. El banco, que tiene 200.000 empleados en 10 mercados principales en Europa y América, ha reducido sus emisiones y su consumo de electricidad un 27% y un 36%, respectivamente, entre 2011 y 2018.
Además, el 43 % de la electricidad utilizada por Santander procede de fuentes renovables, y la entidad se ha comprometido a que todo su suministro eléctrico provenga de energías renovables, en la medida de lo posible, en 2025. Asimismo, el 100 % de sus instalaciones en todo el mundo contará ese mismo año con la certificación ISO 14001, el estándar para diseñar y aplicar un sistema de gestión medioambiental eficaz en las empresas. Con esta y otras acciones, el banco prevé reducir sus emisiones en un 46% adicional entre 2019 a 2025.
Tal y como ha afirmado Ana Botín: “Santander es uno de los líderes en financiación de energía renovable en el mundo y vamos a ejercer nuestro papel en la lucha contra el cambio climático. Solo podemos abordar el reto del cambio climático trabajando juntos con mayor ritmo y determinación”.
El avance de Santander para compensar sus propias emisiones coincide en un momento en el que también está intensificando sus iniciativas para contribuir a la transición hacia una economía verde. Como líder mundial en la financiación de proyectos de energía renovable y tras el lanzamiento de su primer bono verde, el Grupo se ha comprometido a movilizar 120.000 millones de euros en financiación verde de 2019 a 2025 y 220.000 millones de euros hasta 2030.
De la misma manera, se ha adherido al Compromiso Colectivo de Acción Climática, promovido por la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP FI). Este compromiso requiere que sus firmantes establezcan y publiquen objetivos específicos por sector y basados en escenarios para alinear sus carteras con el Acuerdo de París sobre el cambio climático.