El mundo rural: ese lugar inhóspito, frío, sórdido y duro... Quizá no lo sea tanto. Puede que donde unos vean bajas temperaturas, otros sepan apreciar la calidez de una chimenea, donde unos piensen en la despoblación, otros valoren la hospitalidad, y donde unos critiquen que no hay vida social, otros aprendan de la simplicidad y la riqueza del campo.
Cada vez son más los que quieren dar el salto y cambiar su lugar de residencia a un pueblo. Y para eso, para ayudarlos en ese camino y no dejar de lado a nadie, nace la campaña #ViveDondeQuieras de Correos.
Hoy se ha demostrado que estamos más conectados que nunca, que podemos trabajar a distancia y hablar siempre con las personas a quienes más queremos, jugar e incluso compartir momentos en familia. Y, pese a todo, seguimos viviendo hacinados en grandes ciudades, en pequeños apartamentos incrustados en enormes océanos de asfalto.
Pero hay alguien que no se olvida de quienes quieren repoblar a la España vaciada. De aquellos que apostaron por la hospitalidad frente a la individualidad convulsa de las grandes ciudades, y tampoco de los que ya estaban allí. Por y para ellos, los carteros rurales de Correos ofrecen ahora a domicilio casi todos los servicios para los que antes había que acudir a la oficina.
Villanueva de la Vera, en Cáceres, tiene más de ocho siglos de historia, y se nota. Solo pasear por sus calles, o mirar la arquitectura típica de sus fachadas, hace que viajemos en el tiempo. La localidad representa la imagen idílica que uno podría tener en la cabeza cuando piensa en un pueblo del interior de España.
Ainhara, Ignacio, salieron de la ciudad buscando un cambio radical. De aquello hace ya 11 años. El pueblo de Villanueva de la Vera les acogió entonces como les sigue acogiendo ahora, con los brazos abiertos. Ainhara es diseñadora gráfica y puede trabajar desde su pequeño estudio en el centro de Villanueva. Ignacio, músico, tampoco necesita del duro asfalto para seguir con su carrera. Junto a las pequeñas Julia, Mar y Maya, arreglan la casita en la que viven, cuidan su pequeño huerto y recogen leña para el frío invierno de La Vera.
Gracias a Correos, podrán seguir viviendo su vida tranquila sin incómodos traslados a la ciudad para recoger dinero, pagar recibos o enviar paquetes. Gracias a un nuevo plan de la compañía, los 6.011 carteros rurales de todo el país podrán realizar esas tareas que antes solo se hacían en las 2.370 oficinas distribuidas por España. Gracias a un enorme despliegue de dispositivos electrónicos portátiles, y dentro de la campaña #ViveDondeQuieras, Correos sigue luchando por llegar a cada rincón sin importar la distancia.
Una campaña que tiene como objetivo no solo facilitar la vida a quienes han decidido salir de la ciudad, sino demostrar que los que habitan esas zonas rurales tienen mucho más que ofrecer de lo que se cree. Como los carpinteros Richard y Mari Jose, cuyo trabajo puede verse en muchas casas de Villanueva. Cuando no trabaja, este matrimonio celebra comidas familiares y disfruta de la compañía de sus nietos.
Recorrer las calles de Villanueva es darse un baño de tonos verdes y marrones, no solo por la frondosidad de la vegetación que rodea el pueblo, sino también por las plantas con las que los vecinos decoran las enormes vigas de madera y los balcones de muchas de las fachadas de las antiguas edificaciones que componen la localidad. Pasear por las estrechas calles de Villanueva es volver al pasado.
Con poco más de 2.000 habitantes, el pueblo desborda vida. Los vecinos se juntan a tomar un vermú en la plaza de Aniceto Marinas, o acuden a la piscina natural en verano. Allí, dos portugueses, Sandra e Ilton, regentan un pequeño bar, el lugar perfecto para tomar una cerveza después de bañarse en las aguas limpias y cristalinas de la Garganta de Gualtaminos.
Sandra llegó a la región hace 18 años, Ilton, hace cuatro, enamorados de La Vera decidieron emprender su aventura allí, donde han encontrado “mucho amor y un verdadero hogar”. Ambos llegaron de Leira, en el país vecino, y ahora viven en Villanueva con sus tres hijos. Además de encargarse del bar de la piscina, Sandra trabaja en márketing desde casa.
Pero no todo el mundo viene de fuera de la región. Raquel y Juan Carlos nacieron allí, llevan juntos 15 años, y juntos también regentan una frutería en el pueblo, tan pequeña como colorida. Con sus dos hijas de 15 y 18 años se encargan de su huerta y, de vez en cuando, hacen alguna ruta de senderismo.
Con la campaña #ViveDondeQuieras, Correos quiere resaltar el carácter acogedor de estas zonas rurales. “Aquí en invierno abrígate, que es fresquito”, advierte Juan Carlos que asegura eso sí, que en el pueblo “con leña y una chimenea, ya pueden llegar diez inviernos”.
Un frío que no impedirá que los carteros rurales hagan su tarea, llevando ahora a cada casa las oficinas, para que quien necesite realizar cualquier trámite pueda hacerlo desde su hogar sin necesidad de incómodos desplazamientos a una de las más de 2.300 oficinas de la entidad.
Carteros como Alicia Ángel. Su apellido, aseguran en el pueblo, la define. Lleva repartiendo correspondencia en Villanueva de la Vera muchos años, tantos, que es amiga de gran parte de los vecinos. Allí todos la adoran. Gracias a la tecnología implantada en Correos, Ángel podrá dar muchos más servicios a sus amigos de Villanueva. Una consola portátil (PDA), le permitirá ofrecer operaciones como el pago de la electricidad, el gas o el teléfono.
La apuesta de Correos con la campaña #ViveDondeQuieras busca devolver a estos pueblos lo que ellos nos ofrecen. La compañía quiere premiar la hospitalidad y la sonrisa de los que viven en las zonas menos pobladas con un servicio que haga que nunca más se queden aislados o que el resto del país se olvide de ellos.
Para lograrlo, esta campaña ha buscado reflejar la realidad de cómo se vive en un pueblo, concretamente, en Villanueva de la Vera, en Cáceres. Sin ningún tipo de atrezo extra ni vestuario que pudiera adornar el anuncio, y grabando siempre en los entornos reales de los entrevistados, Correos ha logrado mostrar la vida tal y como es en Villanueva, con su alegría y hospitalidad, sin trampa ni cartón.
Y es que incluso aquellos que marchan de Villanueva, vuelven. Alba se crio allí hasta los 16 años. Después viajó a Madrid, Berlín y Barcelona, donde conoció a Erik. Hace seis meses, junto a Erik, volvió a Villanueva. Viven en una preciosa casa rehabilitada por los padres de Alba, que en los años 80 fue un secadero de higos. Ella ha montado su consulta de psicología en casa; él es profesor de un ciclo formativo de deportes de montaña y acaba de presentar un proyecto al Ayuntamiento para rehabilitar caminos antiguos
Así, entre todos, construyen una comunidad que sigue manteniendo viva la llama que nació en Villanueva de la Vera en el siglo XIII, fomentando la hospitalidad y velando por cada vecino. Mientras tanto, Correos aporta su granito de arena para hacer las cosas más sencillas a quienes decidieron llevar un modo de vida más tranquilo, y empezar a valorar las pequeñas cosas.