Los hogares españoles pueden ahorrar de media casi 300 euros anuales, el 27% de la factura de gas y electricidad, con sencillos cambios en los usos y costumbres y con la mejora del equipamiento energético. Así se deduce del 10º Índice de Eficiencia Energética en el Hogar, un estudio elaborado por la Fundación Gas Natural Fenosa que asegura que, en total, el potencial de ahorro de las familias se sitúa en torno a los 5.350 millones de euros al año.
Para conseguir un ahorro inmediato en el consumo energético de los hogares, algunos trucos básicos en la utilización de los electrodomésticos pueden conseguir resultados considerables. Por ejemplo:
Con el objetivo de ahorrar, la misma Fundación presentó en diciembre un informe en el que promueve 77 medidas de bajo coste para mejorar las condiciones de los hogares vulnerables. Las medidas van desde la colocación de alfombras en suelos mal aislados a la instalación de persianas, pinturas aislantes, cambios en vidrios o aislamientos en los muros, para mejorar las condiciones de bienestar térmico en el interior de las casas. Con este tipo de acciones se podría ahorrar en la factura entre 300 y 650 euros anuales, en función de aquellas que se adopten y del clima de la ciudad.
Según datos de la misma Fundación, los hogares españoles tienen un potencial de ahorro del 42,9% solo en el consumo de los electrodomésticos. Hay que tener en cuenta que un 12% del consumo eléctrico lo realizan los electrodomésticos. Si estos se utilizan de forma eficiente y se presta atención a la etiqueta energética antes de adquirirlos, el ahorro puede ascender hasta 2.960 millones de euros anuales en recibos de la luz.
De hecho, con el etiquetado energético se busca que los compradores consideren la eficiencia energética como un factor más a tener en cuenta en su decisión de compra y, al mismo tiempo, promover el ahorro energético y la protección medioambiental.
El etiquetado energético indica la eficiencia energética del electrodoméstico. Dos equipos iguales, con las mismas prestaciones, pueden tener distinto etiquetado; es decir necesitar más o menos energía para realizar las mismas funciones.
Así pues, un electrodoméstico es eficiente si ofrece las mismas prestaciones que otros del mismo tipo pero consumiendo menos energía y, por tanto, realiza un menor gasto.
La luz, la calefacción central, el mantenimiento del ascensor son algunos puntos en los que una comunidad de vecinos puede ahorrar si lleva a cabo una gestión eficiente de la energía. Aproximadamente la mitad de las familias españolas forman parte del más de 1 millón de comunidades de propietarios existentes en la actualidad. Este dato nos puede dar idea de la importancia que tiene la gestión energética en las comunidades de propietarios.
Sin ir más lejos, existe el programa PAREER, implementado por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo (MINETUR) a través del Instituto de la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), que tiene por objetivo promover la realización de reformas que favorezcan el ahorro energético, la mejora de la eficiencia energética y el aprovechamiento de las energías renovables en los edificios existentes.
Otra medida de apoyo económico a la mejora de la eficiencia de los edificios es el Plan Estatal de Fomento del alquiler de viviendas, rehabilitación edificatoria, y la regeneración y renovación urbana, 2013-2016. Este Plan tiene entre sus objetivos la promoción de la rehabilitación energética de edificios de viviendas.
Asimismo, compañías como Gas Natural Fenosa ofrecen soluciones energéticas que permiten a las comunidades de propietarios el uso eficiente de los recursos energéticos y garantizan un ahorro económico a corto plazo:
El cambio de la caldera central de la comunidad de vecinos por una de gas natural puede ahorrar un 30% en el consumo energético sin necesidad de realizar ninguna inversión inicial. Así pues, una comunidad de 40 viviendas con un consumo de 40.000 litros de gasoil al año, equivalentes a 387.773 kWh de gas natural, puede llegar a ahorrar alrededor de 12.000 euros al año al cambiar un combustible por otro; en una comunidad de 100 vecinos el ahorro podría llegar a unos 380.000 euros.
Con una caldera centralizada se puede repartir el gasto en función del consumo real de cada vecino. Así, cada vecino paga por la energía que realmente consume su vivienda y no por su coeficiente de participación, lo que supone un reparto equitativo del coste energético y contribuye al ahorro y eficiencia energética del edificio. El ahorro motivado por un cambio de costumbre en el usuario al conocer su consumo real puede llegar hasta el 20%, según estimaciones de IDAE y de la Asociación Española de Repartidores de Costes de Calefacción (AERCCA).
El 80% de las 25 millones de viviendas que hay en España carece de un aislamiento adecuado. El 70% de las pérdidas de energía se produce a través de la fachada o cubierta, que, si están mal aisladas, permiten el traspaso de frío y calor entre el exterior e interior de las viviendas, no protege eficazmente del ruido exterior y puede ser causa de infiltraciones de agua y condensaciones en paredes y techos.
El gasto en iluminación suele ser el segundo más alto para una comunidad después de la calefacción. Instalar detectores de presencia en las zonas comunes o sustituir toda la iluminación por tecnología led proporciona un ahorro de hasta el 70%. Los equipos led pueden llegar a tener una vida útil de 50.000 horas. Además, al disminuirse la potencia contratada de la instalación se puede ahorrar en el término fijo de la factura eléctrica.
Por su parte, las pequeñas y medianas empresas españolas también tienen mucho que decir en relación a la eficiencia energética. Según la reciente 9ª edición del Índice de Eficiencia Energética en las Pymes de la Fundación Gas Natural Fenosa, disponen de un potencial para ahorrar el 24,2% de la energía que consumen si implementan medidas de eficiencia, lo que equivaldría a un ahorro económico de más de 4.105 millones de euros, o lo que es lo mismo, el 0,37% del PIB nacional en 2016.
Este estudio, elaborado a través de entrevistas a 2.000 pymes en toda España, se constata el esfuerzo que, durante los últimos años, han realizado las empresas en materia de eficiencia energética y apunta en qué dirección deben trabajar para reducir su gasto energético. Del citado potencial de ahorro del 24,2%, 8,8 puntos porcentuales corresponden a iluminación, mientras que el resto está relacionado con otros consumos energéticos de las pymes.
El Índice de Eficiencia Energética (IEE) mide el desempeño global de las pymes en ahorro energético y alcanza en la presente edición los 5,9 puntos sobre 10, frente a los 5,6 puntos registrados en la edición anterior, de 2015.
La mayor eficiencia energética en esta edición del estudio se registra en la hostelería (restaurantes, cafeterías y hoteles), con un 6,2 sobre 10 de puntuación. En el lado contrario, el sector con mayor potencial de ahorro es el de los servicios profesionales, que aún puede ahorrar el 26,3% de su factura energética con medidas de eficiencia. El comercio también tiene un gran potencial de ahorro, con el 25,1% de su factura energética. Por último, la industria, con una puntuación de 5,6 sobre 10, solo tiene actualmente un 12% de potencial de ahorro energético.
Los hábitos de eficiencia energética que aparecen más extendidos son la utilización de monitores planos en los equipos informáticos (85%), el control de las cámaras frigoríficas (más del 70%), el control de los hornos en la industria (más de 70%), el control de las calderas en la industria (control de emisiones y regulación con un 72%, y limpieza habitual de quemadores con un 94%) y la iluminación independiente de todas las zonas de las instalaciones (79%).
Así pues, los esfuerzos que están realizando las pymes son considerables pero todavía queda mucho camino por recorrer en el terreno de la eficiencia energética.