Así es cómo el sector agroalimentario resiste a la COVID
Un estudio de CaixaBank analiza la la fortaleza de la industria agroalimentaria durante la pandemia

Por José Garriga

Todos los indicadores económicos ponen de manifiesto que el sector agroalimentario ha sido uno de los menos afectados por la crisis de la pandemia de coronavirus. De hecho, el sector primario aumentó sobre el total de la economía y la industria agroalimentaria sufrió un retroceso mucho más suave que otros sectores industriales. En el ámbito laboral, ha registrado una menor destrucción de empleo y menos trabajadores afectados por ERTE.

La pandemia de la covid ha desencadenado una crisis económica a nivel mundial cuyas consecuencias todavía son difíciles de determinar. Sabemos que las medidas de confinamiento que se adoptaron durante el segundo trimestre de este año y las restricciones sobre el turismo internacional comportaron una caída histórica del PIB español, que disminuyó un 17,8 % intertrimestral (un 21,5 %), el mayor descenso observado desde 1995.

Un sector de primera necesidad

En este contexto de caídas excepcionales de la actividad y la producción, el sector agroalimentario ha conseguido resistir y ha mantenido una evolución favorable, incluso podría hablarse de comportamiento contracícilo. Así se desprende del Informe Sectorial Agroalimentario 2020, coordinado por la economista de CaixaBank Research Judit Montoriol-Garriga, que destaca que el valor añadido bruto del sector primario creció un 3,6 % intertrimestral (6,3 % interanual) en el segundo trimestre, cuando el confinamiento de la mayor parte de la población española provocó un repunte considerable del consumo de bienes de primera necesidad. De ahí que el sector primario aportara el 3,8 % del PIB, un 1,1 % más que la contribución registrada en el mismo periodo de 2019.

De igual modo, la industria agroalimentaria no se ha visto tan afectada por el confinamiento como el resto de la industria manufacturera. Mientras que la producción manufacturera total cayó un 26,7 % interanual durante los meses de abril a junio, el descenso de la producción de productos alimentarios fue de un -9,4 %. En cualquier caso, en el mes de agosto, el índice de producción industrial del sector de la alimentación siguió recuperándose y solo se encontraba un 1,3 % por debajo del nivel precrisis.

El sector primerio gana peso en la economía durante la crisis de la COVID-19
Menos afectados por ERTE

En un momento complicado para el empleo, según indica el informe, el sector agroalimentario ha registrado una menor destrucción de empleo y menos trabajadores afectados por ERTE. Asimismo, la recuperación de la afiliación a la Seguridad Social se fue afianzando durante el verano.

Los datos más recientes, correspondientes al mes de septiembre, muestran que la recuperación de la afiliación se ha ido afianzando durante el verano. Es en este mes, además, cuando se produjo una reincorporación al mercado laboral de trabajadores que estaban acogidos a un ERTE. Únicamente un 0,1 % y un 2,8 % de los asalariados del sector primario y de la industria agroalimentaria, respectivamente, estaban en esta situación, frente a un 4,8 % del total de afiliados por cuenta ajena.

Trabajadores por cuenta ajena afectados por ERTE
Cambios en el consumo durante el confinamiento

El confinamiento también ha afectado a los patrones de consumo de alimentos en España. Antes de la crisis del coronavirus, una parte significativa del consumo alimentario de las familias españolas se realizaba fuera del hogar. El 36,5 % del gasto de alimentación durante el año pasado (el 8,6 % del gasto total de los hogares, equivalente a 48.500 millones de euros) se produjo fuera de casa. Sin embargo, las restricciones de movilidad y el confinamiento supusieron cambios en los patrones de consumo de las familias, que fueron abandonando la frecuentación de restaurantes y otros establecimientos de comida para consumir los alimentos en casa.

Según datos internos del informe de CaixaBank, el gasto en supermercados y grandes superficies de alimentación creció cerca de un 50 % interanual durante el estado de alarma. La semana del 9 al 15 de marzo se registró un repunte del 90 %, con una casi duplicación de las ventas facturadas con tarjeta respecto a la misma semana del año anterior, debido sobre todo al acopio de alimentos de muchos hogares.

Con las relajaciones de las medidas de confinamiento que se iniciaron en julio, el gasto en alimentación también experimentó una tendencia gradual a la desaceleración. Aun así la demanda se mantiene elevada. A finales de septiembre, el gasto con tarjeta en alimentos era todavía un 20 % superior al del año anterior, una muestra de que la situación sanitaria aún afecta a los patrones de consumo en los hogares.

Consumo en terminales de punto de venta de CaixaBank
La consolidación del e-commerce

El aumento de las compras online es otro de los cambios destacables que se han producido en el sector alimentario durante la pandemia. Tanto es así que muchas empresas tuvieron que ampliar su capacidad logística y la plantilla de trabajadores para satisfacer las nuevas necesidades de los consumidores.

A partir de la segunda quincena de abril, se apreció un fuerte repunte del e-commerce, que todavía mantiene tasas de crecimiento muy elevadas, cercanas al 60 %. En consecuencia, la cuota de mercado del comercio electrónico ha aumentado del 1,6 % en 2019 al 2,4 % entre el 9 de marzo y el 6 de junio de 2020, según datos publicados por el Ministerio de Agricultura.

Asimismo, el barómetro del CIS correspondiente al mes de mayo reveló que un 20 % de los encuestados había comprado productos de alimentación a través de canales electrónicos durante el confinamiento. Pese a todo, Montoriol-Garriga matiza que “las cifras excepcionales de e-commerce que vimos en abril y mayo no son la nueva normalidad”, ya que han vuelto a aumentar las compras presenciales.

Gastos de alimentación con tarjeta: presencial y comercio electrónico
El punto fuerte de la Internacionalización

A pesar de que el sector agroalimentario también ha conocido los efectos de la crisis a través del denominado canal HORCA (hostelería, restauración y cafeterías), que supone un tercio de su facturación total, las exportaciones agroalimentarias han exhibido un dinamismo durante la pandemia que ha conseguido evitar impactos negativos.

Dentro de un patrón menguante para el comercio exterior, las exportaciones agroalimentarias españolas crecieron un 4,9 % interanual entre enero y julio de 2020. Las exportaciones del sector primario avanzaron un 6,3 % interanual en el acumulado del año hasta julio, mientras que las agroalimentarias crecieron un 4,1 % en el mismo periodo.

Peso de las exportaciones agroalimentarias

Entre los productos con más demanda, se encuentran la carne de porcino, las frutas y algunas verduras frescas, y las regiones con mayores crecimientos de las exportaciones entre enero y julio de este año fueron País Vasco y sobre todo Aragón.

Exportaciones agroalimentarias por grupos de productos
Top 10 de los productos agroalimentarios exportados
Transformación tecnológica: blockchain

La pandemia también ha puesto de manifiesto que las empresas más digitalizadas estaban más preparadas para adaptarse a la nueva situación y han podido continuar con una mayor normalidad con sus actividades. El big data, la robótica, el internet de las cosas también son en el sector agroalimentario ejemplos de las trasformaciones que las nuevas tecnologías están aportando a las empresas. Pero si una tecnología está llamada a revolucionar la industria agroalimentaria, esa es sin lugar a dudas el blockchain.

Popularidad de las distintas tecnologías digitales en el sector agroalimentario

Gracias a una cadena de registros inalterables y confiables, el blockchain permite ofrecer una trazabilidad completa de los productos en todos los eslabones de la cadena alimentaria. Así, el simple escaneo de un código QR proporciona acceso a toda la información referente a la procedencia, el método de producción, los tratamientos veterinarios recibidos o los ingredientes empleados. Muchas empresas agroalimentarias ya están experimentando en la actualidad con esta tecnología, ya que, apunta Montoriol-Garriga, “ofrece beneficios en términos de la transparencia sobre el origen, la calidad del producto y la seguridad alimentaria”.