Iluminar la Amazonia: así se electrifican las comunidades más aisladas del planeta

por Jordi Bernal

La Amazonia es conocida como el pulmón del planeta. Su vasta configuración selvática es la más grande de la tierra y alcanza un total de siete millones de km2. Su extensión continental cubre nueve países americanos: Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana, Guayana Francesa y Surinam. La mayoría de su población vive en la llamada cuenca Amazónica, cerca del río Amazonas y sus afluentes, cuya longitud de 6.400 km lo convierten en el segundo río más largo del mundo y en el depositario de una quinta parte de toda el agua fresca que desemboca en los océanos.

En la cuenca Amazónica, pues, viven 30 millones de personas en un entorno crucial para la ecología, la biodiversidad y la sostenibilidad del planeta. Las condiciones de vida son duras, las comunidades no siempre viven en zonas fácilmente accesibles y la pobreza puede llegar a ser extrema. Pero en las necesidades de los habitantes siempre hay que tener en cuenta la preservación del gran pulmón planetario.

Se trata de comunidades mayoritariamente indígenas de distinta procedencia étnica y que viven en ubicaciones a las que solo se accede por vía fluvial. Muchas veces las condiciones meteorológicas son adversas, con fuertes lluvias y temperaturas extremas. De ahí que la complicada accesibilidad y la dureza del clima, junto al impacto que supondría la construcción y el mantenimiento de redes eléctricas, impidan un acceso óptimo a la electrificación convencional. Los cálculos apuntan a que se trata de millones de personas en la Amazonia que se encuentran en esa situación.

Buena parte de estas comunidades utilizan combustibles fósiles altamente contaminantes y que además solo les proporcionan 3 horas de luz insuficiente, u optan por recursos alternativos como las velas, las lámparas de combustible o las pilas para linternas y radios. Todo ello en pleno siglo XXI.

En este contexto, la Fundación ACCIONA Microenergía ha puesto en marcha un programa ambicioso cuyo objetivo último es dotar de luz eléctrica a las comunidades más aisladas del Amazonas siempre manteniendo el equilibrio ambiental y respetando el modo de vida de las comunidades autóctonas.

Mapa de la Amazonia

Cuenca del río Napo, Perú

Los inicios de un reto sostenible

En 2015, la Fundación se presentó a una convocatoria del Fondo Nacional de Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación Tecnológica de Perú (FONDECYT) con una propuesta que partía de las tecnologías más avanzadas para desarrollar un innovador modelo de provisión de electricidad. Mediante sistemas fotovoltaicos domiciliarios se daría acceso a servicios energéticos básicos a los habitantes de la cuenca peruana del río Napo sin comprometer el valioso equilibrio ambiental del Amazonas ni interferir en su modo de vida.

De esta manera, después de una fase de estudio y preparación sobre el terreno, se puso en marcha los primeros 61 sistemas fotovoltaicos domiciliarios que proporcionan electricidad a 325 vecinos de 4 poblaciones, facilitándoles un servicio energético básico que incluyen luz para lámparas, conexiones de 12 voltios para cargadores de móvil, linternas recargables o radios.

Tal y como explica José Gabriel Martín, Director-Gerente de la Fundación ACCIONA Microenergía, se eligió la cuenca del río Napo “porque es una zona lo suficientemente representativa para iniciar el programa. Si demostramos que en esta cuenca el proyecto es viable económica y medioambientalmente, podemos replicarlo en otras cuencas de la Amazonía peruana y probablemente en otros lugares. Habrá que adaptar el modelo porque el marco regulatorio será distinto en cada país”.

El proyecto llevado a cabo por la Fundación Acciona Microenergía proporcionará luz a 1.000 familias de la de la cuenca peruana del río Napo

El objetivo ahora mismo es proporcionar por primera vez electricidad a aproximadamente 1.000 hogares en un hábitat intrincado. Hay que tener en cuenta que la selva en Perú cubre el 60% del territorio y se extiende a lo largo de 11 departamentos, donde se calcula que más de 400.000 personas carecen de acceso al servicio eléctrico convencional. Dado que la electrificación convencional mediante redes se hace inviable es frecuente la quema de combustibles fósiles subvencionados para generar electricidad y el uso de pilas para linternas o radios que provocan desechos incontrolados perjudiciales para el medio ambiente.

Árbol del Amazonas

Mayor calidad de la oferta renovable

Es por esta razón que la Fundación ACCIONA plantea un proyecto sostenible y asequible. Los sistemas solares fotovoltaicos domiciliarios de última generación se caracterizan por su sencilla instalación y mantenimiento e incorporan un modelo de prepago para asegurar la viabilidad económica del programa. Son los propios usuarios los que contribuyen al mantenimiento de los equipos con una mínima aportación económica, un 50% inferior al gasto que antes realizaban en otras soluciones de iluminación como velas o lámparas de petróleo.

Llevamos un servicio mejor y además no supone un gasto mayor. Se realiza un estudio socioeconómico en el que se establecen unas cuotas mediante pago trimestral. Las familias tienen un mejor servicio a un menor coste y eso redunda en un incremento de la renta disponible”, puntualiza Martín.

Gracias a la iluminación de la cuenca del Napo, los habitantes de la comunidad pueden disfrutar de una media de 6 horas al día de luz eléctrica

Por otra parte, la calidad de vida de las familias con acceso a la electricidad ha aumentado considerablemente. El grado de satisfacción de estas comunidades es sobresaliente y las encuestas de la Fundación constatan las mejoras más elementales que aportan los sistemas fotovoltaicos. Así pues, los usuarios pueden disfrutar de una media de 6 horas al día de iluminación eléctrica, dedicándolas al estudio de los niños y jóvenes (67%), el trabajo (43%) y la preparación de comidas (21%).

Las familias valoran muy positivamente que los niños puedan estudiar debajo de un foco y no con la luz de una vela, con los riesgos adicionales que ello comporta, como la posibilidad de que haya un accidente y se produzca un incendio ya que las casas están construidas con madera. Además, tal y como nos cuentan las maestras, las facilidades de la electricidad favorecen el estudio, y si se dedican más horas a la educación de los niños y a las actividades productivas de los adultos acabará repercutiendo en mayores niveles educativos e ingresos”, señala el Director de la Fundación, que subraya el hecho de que gracias a los nuevos sistemas, los habitantes de regiones apartadas tienen mejor acceso a sistemas de comunicación como radios, tv, tablets, y así, por ejemplo, pueden estar informados de las reuniones de la comunidad o conocer anuncios de empresas o de transportes.

Son muchas las familias que ya no necesitan utilizar linternas a pilas (79%), mecheros/lámparas de petróleo (30%) y velas (25%). Los datos redundan en un impacto ambiental positivo en un entorno sensible y de incalculable valor ecológico, puesto que se evita el desecho incontrolado de pilas así como la emisión de gases contaminantes, con la sustitución de la electricidad de generadores diesel por la de última generación fotovoltaica. Asimismo, el abandono de estos medios de iluminación, que no dan suficiente intensidad de luz y generan humos perjudiciales, reduce la incidencia de enfermedades oculares y pulmonares.

Casa en la cuenca del río Napo, Perú

Modelo probado y replicable

En Casa de Santa Clotilde, capital del distrito de Napo, la Fundación ha puesto en marcha el centro de atención a los usuarios. Este centro, en el cual se abonan las cuotas, se recibe los códigos de desbloqueo y se repararan o compran los aparatos, refuerza la labor de información y formación en las comunidades que cuentan con estos sistemas asegurando que los usuarios puedan llevar a cabo un mínimo mantenimiento.

En un futuro a corto plazo esperamos incorporar servicios de refrigeración para conservar los alimentos más tiempo. En estas zonas es capital conservar el pescado y garantizar su distribución”, subraya José Gabriel Martín avanzando aspectos clave en la implementación de este proyecto piloto. De momento, se está desarrollando un plan de trabajo que permitirá abastecer de electricidad a 350 familias más a lo largo de este año. Dicho plan cuenta con la colaboración del Centro de Innovación en Tecnología para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid, la Fundación Ingenieros del ICAI para el Desarrollo, y el Instituto de Investigación Tecnológica de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería­ICAI de la Universidad Pontificia Comillas. También se beneficia de la cofinanciación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.

Nuestra idea es que de aquí a finales de año o principios de 2019 podamos cumplir el objetivo de las 1.000 viviendas a lo largo de toda la cuenca. Este es el primer paso para el que contamos con la financiación y tenemos identificadas las comunidades y cómo implantar el sistema”. “En un futuro iremos a más, pero ahora queremos afianzar este modelo y replicarlo en otras cuencas”, concluye Martín.