Peñarroya, ejemplo de sostenibilidad tras cinco décadas de actividad minera

Más de 800 hectáreas recuperadas

Mucho ha cambiado el paisaje en Peñarroya, Córdoba, en apenas unos años. No hace tanto una gran mina a cielo abierto extraía millones de toneladas de carbón oculto en capas inferiores del terreno. Hoy, ese mismo espacio cuenta con un total de 835 hectáreas recuperadas donde la flora ha sido restaurada y la fauna convive disfrutando de nuevos humedales. Frutos medioambientales de un desarrollo sostenible comprometido.

El antes y el después de Peñarroya

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Una cuenca carbonífera conocida desde 1788

Hay que remontarse muy atrás para comenzar a hablar de carbón en la provincia de Córdoba. Tanto que la cuenca carbonífera del Guadiato se conoce desde 1788, aunque la actividad empresarial no tuvo lugar hasta 1846. El Centro Minero de Peñarroya estuvo en explotación desde 1961 hasta 2010, casi 50 años en los que se produjeron un total de 27,3 millones de toneladas de carbón, de las que 9,4 tuvieron origen en 13 instalaciones de minería subterránea y otras 17,9 en 7 yacimientos a cielo abierto. Todo ello repartido a lo largo de los términos municipales de Fuente Obejuna, Peñarroya-Pueblonuevo, Bélmez y Espiel.

En las minas a cielo abierto el proceso de extracción llevado a cabo fue el conocido como minería de transferencia, un método que permite compaginar los trabajos de obtención del carbón con el de recuperación de la zona para un aprovechamiento futuro y un menor impacto visual.

Para llevar a cabo este sistema se realiza una primera excavación que permitiera descubrir y tener acceso al carbón, dando origen a un hueco de apertura inicial y la consecuente acumulación de estériles (materiales resultantes de la extracción) en una escombrera exterior fuera de la zona de trabajo.

Una vez explotado ese hueco y aprovechado su carbón se realiza una segunda excavación y sus materiales estériles se depositan en el primer hueco inicial, transfiriéndolos y rellenando así un hueco con otro sucesivamente. Así el área real de trabajo se iba desplazando progresivamente en la dirección de avance del yacimiento de manera controlada.

835 hectáreas de terrenos recuperados

El cierre definitivo del complejo minero de Peñarroya tuvo lugar el 31 de diciembre de 2012 pero para entonces 835 hectáreas ya habían sido recuperadas. Desde sus inicios en 1961 la explotación había estado al cargo de ENCASUR (Empresa Nacional Carbonífera del Sur S.A.) y cuando en 1983 ENDESA entró en su accionariado se comprobó que, ante la ausencia de legislación restauradora, hasta ese momento no se había realizado ningún trabajo de restitución, por lo que aplicó en Peñarroya su propuesta para los espacios mineros.

La huella de la minería en el paisaje era notable por lo que ENDESA estableció que en la planificación y desarrollo de sus proyectos mineros fuera prioritaria la rehabilitación del terreno afectado. Siempre, según su plan, para conseguir un resultado final que mejorara las condiciones iniciales que allí se daban antes de la minería.

Conseguir un equilibrio entre el aprovechamiento del carbón y la recuperación de los terrenos afectados pasó a ser básico, así se podría llevar a cabo un desarrollo sostenible y la minimización de las afecciones medioambientales.

Obteniendo superficies de terreno estables e integradas en el paisaje en un futuro se podría conseguir un uso productivo de ellas, restableciendo así la función del ecosistema preexistente. Para conseguir las condiciones idóneas del terreno ante su rehabilitación se llevaron a cabo labores de conformación y descompactación para permitir así la filtración del agua y la penetración de las raíces, vertiendo nuevas tierras vegetales en la superficie.

Una vez acondicionado el terreno se pudo revegetar durante dos campañas agrícolas para proporcionar al suelo una cubierta herbácea que lo protegiera de la erosión. La plantación de arbustos y árboles autóctonos fue el último paso para conseguir un ecosistema similar al que en su origen había antes de la actividad minera.

835

Hectáreas recuperadas

92

Hectáreas de lagos mineros

Hectáreas de lámina de agua gneradas

Un espacio para la avifauna acuática

De las 835 hectáreas recuperadas en Peñarroya hay que destacar que 92 pertenecen a lagos mineros. Estos nuevos espacios húmedos surgieron para rellenar los huecos finales del complejo minero y, como donde hay agua hay vida, se aprovechó para plantar a lo largo de su perímetro vegetación helofítica, tipo Typha, para que sirviera de hogar y refugio a la avifauna acuática.

De este modo, y tras casi cinco décadas dedicadas a la minería del carbón, los terrenos de Peñarroya recuperaron un equilibrio medioambiental idóneo para que flora y fauna pudieran prosperar gracias a la mejora de las condiciones iniciales previas a la minería.