Azahara García | 21·mayo·2021
Para Ferran Adrià la gastronomía es una suma de sentidos que culminan en una experiencia única. Sus recetas implican, como no, el gusto, pero también la vista que adelanta el placer, el olfato que tantea los sabores, el oído que analiza las texturas y hasta el tacto. Él, casi mejor que nadie, sabe que las conexiones son necesarias y que, en una receta, si un ingrediente no secunda a otro, todo puede fallar. Él, que no solo ha sido el mejor cocinero del mundo durante cinco años seguidos sino también uno de los personajes más innovadores del planeta según la revista Time, es consciente que un gran proyecto no se construye en soledad. “Cuando echo la vista atrás, no veo los logros conseguidos sino las conexiones que los hicieron posibles”, asegura en #MejorConectados, la plataforma de Telefónica que nos cuenta las conexiones para llegar al éxito de grandes figuras como Rafa Nadal, Teresa Perales, Javier Gómez Noya, Nacho Azofra u otros personajes como el emprendedor Javier Perea o el violinista Kamran. Todo para retratar una idea sencilla y poderosa: “Cuando conectamos somos capaces de hacer cosas increíbles”.
Esas conexiones le han llevado a satisfacer muchos de sus sueños, desde que empezó a fregar platos para costearse un viaje a Ibiza hasta que en 1997 alcanzó su tercera estrella Michelin sin haber pasado jamás por una escuela de cocina. “La conexión es el mejor ingrediente”, sentencia, conocedor de que gracias a ellas está donde está y se ha convertido en un máximo referente en innovación y emprendimiento.
“Si no hubiera habido la conexión con Fermín Puig, no estaríamos aquí”, reflexiona Adrià. Fermín Puig era un recluta que hacía la mili en Cartagena con Adrià, también cocinero en ciernes, y fue él el que, en 1983, le sugirió que pasara su mes de permiso haciendo un stage en elBulli, un restaurante que Adrià ni siquiera conocía aunque, ya por aquél entonces, contaba con dos estrellas Michelin en un momento en el que en España no había ningún restaurante que tuviera las tres.
Vinay era el jefe de cocina de elBulli y, debido a su nacionalidad francesa y a la tendencia gastronómica de aquellos años 80, practicaba el estilo de la nouvelle cousine. “Él es mi icono”, explica tajante Adrià. Con Vinay, el joven Adrià comienza su inmersión en la alta cocina, descubre la terminología, la gestión, todo lo necesario. La experiencia fue tan buena que, una vez acabado el stage, le proponen que se incorpore al equipo en la siguiente temporada, una vez acabado el servicio militar.
La historia de elBulli comenzó cuando en 1956 el matrimonio Schilling, formado por Hans y Marketta, compran unos terrenos junto a la cala Montjoi, en Girona. Poco después abren un pequeño restaurante en ese entorno idílico dirigido a los veraneantes, al que bautizan en honor de sus mascotas y cuyo éxito hizo que en el 80 tuvieran que ampliar con un segundo comedor. “Son el alma de elBulli. Porque al final había una parte de romanticismo y de algo más que un negocio y ellos son lo que me inspiran”, reconoce Adrià.
Era el director del restaurante cuando llega Adrià, que aún lo recuerda con su camiseta de los Rolling Stone. Él fue el que, tras la marcha de Vinay, formó una plantilla que hizo de elBulli algo único. “Hicimos un equipo junto con mi hermano, con Luis García, con una serie de personas que fuimos los que hicimos que elBulli llegara a donde llegó”, explica y sentencia: “Nos conectábamos con la mente”. Con Soler se embarcó, en 1990, en la aventura de comprar elBulli y hacer de él un restaurante inigualable.
A Isabel, su mujer, la conoció también muy cerca de elBulli. Fue en Roses, a escasos 15 minutos del restaurante, en el verano de 1989, con 27 años. Desde entonces han estado juntos, se casaron en el 2002, juntos participan en múltiples proyectos y de ella dice que es la que le pone los pies en el suelo, la que le recuerda que además de Adrià, el cocinero, también es Ferran. “Isabel es imprescindible en que esta conexión con todas estas personas que he hablado sea posible”, afirma.
“La conexión más importante seguramente para la persona sea esta conexión entre el éxito profesional y el éxito personal”, sostiene. Él, que trabaja con su mujer, su hermano y sus cuñados, que ha formado a alguno de los mejores cocineros que ahora son amigos, sabe bien que ambas cosas pueden estar muy unidas y funcionar tan bien como la mejor de sus recetas, con un toque de innovación y creatividad, permitiendo que las conexiones produzcan un conocimiento excepcional.
Esta es la conexión que surge de todas las conexiones de Adrià. En primer lugar, los profesionales que se han formado con él entre los que se encuentran algunos de los mejores del mundo: Joan Roca, René Redzepi, Massimo Bottura y Andoni Luis Aduriz. En segundo lugar, la transmisión de su conocimiento a través de elBulli Foundation y de elBulli1846, cuenta con el apoyo de Telefónica como partner tecnológico, y es un Lab expositivo formado por las personas más creativas del mundo. Su propósito es investigar sobre la eficiencia en innovación utilizando la metodología SAPIENS, o lo que es lo mismo, la metodología que permite comprender cómo se conecta el conocimiento.
Las conexiones, que tan importantes han resultado para Ferran Adrià, son también imprescindibles en #MejorConectados, la nueva plataforma de Telefónica que pone en contacto a grandes figuras para compartir y motivar a través de charlas, tutoriales, master class o juegos virtuales. “En Telefónica, creemos en un mundo más humano. Un mundo que se mueve gracias al talento de las personas. Por eso apoyamos el talento como mejor sabemos: conectándolo. #MejorConectados quiere ser un lugar donde inspirarse, encontrarse, conectar y lograr cosas increíbles”, explica Rafael Fernández de Alarcón, director de Marca, Patrocinios y Medios de Telefónica.