Tomás Muñoz M. | 9·febrero·2024
En Argentina, Maru Botana es sinónimo de comida dulce y postres, pero también de televisión. Su nombre es ampliamente conocido en el país latinoamericano desde finales de los años 90 por su participación en programas como Todo Dulce, Maru a la tarde o Sabor a mí, entre otros, pero también por fundar su propia cadena de pastelerías en Buenos Aires. Un éxito que ahora está repitiendo en este lado del charco como resultado de una clara apuesta por la internacionalización acompañada por Banco Santander..
Una decisión, a priori, nada sencilla por el riesgo que puede conllevar, pero que supone un enorme paso adelante para el negocio. De hecho, cada vez más compañías se atreven a dar ese salto internacional, teniendo muy presente los posibles riesgos y, por supuesto, contando con un respaldo extra.
Santander, consciente de la importancia de este paso, ha estado siempre cerca de las empresas para apoyarlas en su expansión internacional, ya sea a través de financiación o mediante herramientas específicas. Y la de Maru Botana es una de ellas.
Desde el pasado verano, la presentadora, cocinera y empresaria se ha dejado ver por Barcelona, ya que abrió en julio su primer establecimiento europeo en el céntrico barrio del L'Eixample. Su éxito ha sido inmediato, propiciado por la dilatada comunidad argentina que reside en Cataluña, pero también porque las redes sociales han viralizado algunos de sus productos.
En España se siente a gusto, hasta el punto de reconocer que le “encantaría” abrir otros dos locales más, uno de ellos también en la Ciudad Condal y el otro, en Madrid: “Aquí me siento casi como en casa, mis paisanos me reconocen y saludan por la calle, y los españoles han recibido muy bien nuestra carta”. Tanto es así que el tamaño de las raciones que ofrece Maru Botana en su pastelería ha sido elogiado por la clientela. “Es mi forma de ser, me gusta vender porciones generosas porque en mi familia siempre lo hemos hecho así y disfruto mucho compartiendo”, admite.
Entre los factores que motivaron su decisión de expandir la marca hacia Europa, en lugar de dar el salto a Estados Unidos, se encuentran los lazos culturales y la lengua común, aunque igualmente hubo razones sentimentales: “Uno de mis hijos estudia acá y eso facilitó que pudiera conocer Barcelona de primera mano”. Al mismo tiempo, una acción solidaria desarrollada en un barrio porteño hace ya algunos años le puso en contacto con Banco Santander: “les pedí asesoramiento para abrir mercado en España y pusieron al equipo especializado en estos aspectos a mi disposición”, precisa.
Desde entonces la entidad ha apoyado a Maru Botana en la puesta en marcha del establecimiento barcelonés, aplicando la experiencia que proporciona contar con cuatro millones de pymes y autónomos como clientes. Para materializar este apoyo existen a disposición de las empresas programas específicos de financiación, aunque, como en el caso de la pastelería argentina, también cuentan con asesoramiento directo y un equipo profesional que ejerce de guía para facilitar aspectos como la exportación, la internacionalización o la digitalización. En el caso de la popular cocinera, “esta ayuda fue fundamental a la hora de estudiar si el producto iba a funcionar, pero también para encontrar el mejor local en que desarrollar nuestra actividad”, relata la propia emprendedora.
Sin embargo, Maru Botana no siempre fue pastelera o presentadora de televisión, sino que su formación estuvo más vinculada con la gestión y la administración de empresas, carrera que cursó en la universidad. ¿Por qué dio entonces el salto a la cocina? La respuesta hay que buscarla en los albores de su trayectoria profesional, cuando se cruzó en su vida el que sería su maestro: “Tuve la oportunidad de entrar a trabajar en un restaurante de Francis Mallmann y fue ahí cuando me centré en lo que realmente me apasionaba”. Así, como si de un viaje iniciático se tratara, el reconocido chef argentino le transmitió su pasión por la cocina y su cercanía con el público. “Después de enseñarme y abrirme las puertas de este mundo, me dijo que me lanzara, que emprendiera mi camino por mí misma. Y lo hice. Fue así como abrí mi primera pastelería en Buenos Aires hace más de 30 años. Su nombre, Magic Cakes”, concreta.
A la influencia de Mallmann, Maru Botana sumó el recuerdo de la cocina casera, de sus abuelas y su familia: “Desde pequeñita me apasionaba esta profesión y decidí adentrarme en ella desde un punto de vista holístico, es decir, creciendo como pastelera, presentadora, escritora, empresaria y madre a la vez. Esta visión 360 es la razón por la que los establecimientos llevan mi nombre, ya que todo es un conjunto y forma parte de lo mismo”, enfatiza. “Francis fue mi maestro en la cocina, pero también me enseñó a conectar con la gente y a disfrutar de esta profesión. Por todo ello, no solo es mi amigo, sino que además lo admiro profundamente”, insiste.
Si la televisión y su carisma le sirvieron para acercarse inicialmente al gran público, las redes sociales han supuesto un nuevo escalón en esa relación con sus fans: “Me gusta mucho el ser humano y todo aquello que me acerca a la gente. La televisión me divierte, pero gracias a las redes sociales puedo conectarme de otra manera. Ahora interactúo de forma más directa, contesto a mis seguidores, informo sobre novedades y hago vídeos todas las semanas”, explica la cocinera. Pero más allá del entorno digital, Maru Botana también pisa el suelo: “Me encanta hacer deporte, montar en bicicleta o correr maratones para estar a pie de calle. Adoro estar con mis hijos y mis amigos. Y, por supuesto, me llevo la pastelería allá dónde voy, con clases en persona, servicio de cátering, haciendo brunch en hoteles y colaborando con otras marcas como Cheeky, una firma de ropa infantil argentina”.
¿Y qué hay del producto? ¿Qué es Maru Botana más allá de la persona? En sus primeros meses en España, “todo aquello que lleva dulce de leche ha funcionado mejor de lo esperado y hemos vendido muchos platos”, aunque la empresaria comenta que el éxito ha sido transversal a toda su carta y la clientela apuesta a partes iguales por las tortas, las tartas —en Argentina estos dos formatos de pastel se diferencian en si el relleno está cubierto o no—, alfajores, budines (pudines, en España) o los muffins. “También tiene mucho éxito nuestra oferta salada y los almuerzos, elaborados gracias al trabajo de Sole Nardelli, una cocinera argentina afincada en Barcelona desde hace seis años”, indica. La pastelera también presume de que “el cliente debe saber que si pide en nuestro establecimiento una porción o un plato y no se lo termina, se lo preparamos para llevar y que pueda terminarlo en casa”.
España ha calado en Maru Botana, quien desliza una idea: “Me encantaría hacer un programa de televisión aquí”, aunque, al mismo tiempo, revela que ya tiene un proyecto entre manos en su país de origen. “Lo principal es que vengan a conocernos al local de L'Eixample —o a los que abramos en los próximos meses y años— y prueben nuestros platos dulces y salados, así como la comida argentina”. Para animar a los recelosos, remarca que “no queremos conformarnos y quedarnos estáticos con una carta más o menos estable, sino que nos gusta continuar aprendiendo y probando cosas nuevas”. Y pone un ejemplo: “Si alguien quiere algo especial para un cumpleaños, un aniversario de bodas o cualquier otra fecha especial, solo tiene que venir y preguntarnos. Nos adaptamos a todos los clientes porque queremos mimarlos y que repitan”, concluye.