Hoy, cuando nos subimos en un tren, esperamos encontrarnos con un medio de transporte rápido, confortable, silencioso, limpio, accesible y fiable. Pero los trenes no siempre han sido así. Rara vez nos paramos a pensar en qué hay detrás de esa maquinaria que nos hace la vida más fácil y cómoda, en cómo ha evolucionado hasta ser como es o en cómo eran los padres, los abuelos y los tatarabuelos de los trenes de hoy en día.
El funcionamiento de un tren de vapor poco tiene que ver con el de uno eléctrico de última generación, pero el concepto sigue siendo exactamente el mismo: facilitar el transporte de personas y mercancías circulando sobre vías de hierro. Año tras año y década tras década las empresas ferroviarias han evolucionado el ferrocarril para conseguir trenes e infraestructuras cada vez más eficientes, pero no hay duda de que el camino hasta llegar aquí no ha sido nada sencillo.
Hay que remontarse atrás, muy atrás, para empezar a hablar del ferrocarril en España. En octubre de 1848 la Gran Compañía Española del Camino de Hierro de Barcelona a Mataró inauguró su línea, pero antes incluso, en 1837, echó a andar el primer tren en territorio español en Cuba, cuando la isla caribeña aún era colonia española. Las líneas Madrid-Aranjuez (1851) y Langreo-Gijón (1852) fueron las siguientes en llegar. Pronto el ferrocarril se convirtió en motor del progreso y la modernización del país, y eso hizo surgir diferentes compañías ferroviarias.
Tras la guerra civil la situación de todas las compañías, grandes y pequeñas, así como la de sus infraestructuras, llegó a hacerse insostenible. De modo que en 1941 la dictadura franquista procedió a la expropiación y nacionalización de todas las líneas de Ancho Ibérico (167 cm) para agruparlas en la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles: RENFE. En 1964 se aprobó un nuevo plan ferroviario con el que se renovaron las vías, se construyeron estaciones, se mejoraron los sistemas de seguridad y progresivamente las locomotoras de vapor fueron siendo sustituidas por otras más modernas de propulsión diésel y eléctrica.
Renfe apostó con firmeza por la electrificación de las principales líneas ferroviarias e incluso se comenzó a experimentar a mediados de los años 70 con la alta velocidad al alcanzar velocidades de 190 km/h. En 1986 se marcó el objetivo de conseguir velocidades superiores a los 200 km/h, pero fue la Expo’92 de Sevilla la que aceleró la construcción de la nueva línea AVE, Alta Velocidad Española, en la que se alcanzó los 300 km/h. Hoy, gracias a la expansión de la red de Alta Velocidad cada vez más viajeros consideran el tren como el transporte del futuro gracias a su sostenibilidad, su eficiencia y su seguridad.
Hoy los trenes de Renfe siguen en constante evolución. Por lo que todos ellos, tanto de Cercanías como Media Distancia, Ancho Métrico y Alta Velocidad, son renovados periódicamente. Tanto es así que actualmente, a través de una inversión de 4.600 millones de euros, Renfe prevé incorporar un total de 418 nuevos trenes a su flota.
En 2024 empezarán a llegar los 211 nuevos trenes de Cercanías que Renfe tiene previsto poner en circulación. Ha supuesto una inversión de 2.726 millones de euros, por lo que se ha convertido en el mayor contrato de Cercanías de la historia de Renfe. De ellos, 176 tendrán una longitud de 100 metros y otros 35 alcanzarán los 200 metros. Tendrán una capacidad de al menos 900 plazas y gracias a su diseño con 10 puertas y amplios vestíbulos se minimizará el tiempo de bajada y subida de viajeros.
Próximamente veremos también 37 nuevos trenes de Ancho Métrico, lo que era la antigua Feve, que prestan servicio de Cercanías y Media Distancia en Asturias, Cantabria, País Vasco, Galicia, Castilla y León y Murcia. La inversión en este caso ha sido de 329 millones de euros y cinco de ellos serán híbridos. Junto a ellos llegarán seis nuevos trenes Alpinos destinados a nutrir la línea C-9 de Cercanías Madrid que conecta la localidad de Cercedilla con el Puerto de Cotos.
Sin embargo, antes que todos ellos está previsto que veamos los nuevos trenes de Alta Velocidad de Renfe, los AVE de la Serie 106 que ya deberían haber llegado, y cuya entrega por parte de Talgo se está retrasando. Los S106 son trenes de muy alta capacidad y superan el medio millar de viajeros, e incluso casi alcanzan los 600 en formato Avlo. Son un ejemplo de eficiencia energética y gracias a un interior de 3,2 metros de ancho permitirán colocar cinco asientos por fila. Son capaces de alcanzar una velocidad punta de 380 km/h, son un 30% más ligeros que los actuales y están compuestos por 11 coches. En este caso, la inversión alcanza los 1.281 millones de euros. Además, otros 35 millones permitirán la restauración integral de 14 trenes Alvia de la serie 730 y 30 trenes S-130.
También, Renfe Mercancías incorporará a su flota 24 nuevas locomotoras de mayor capacidad de carga y mejores niveles de fiabilidad tras una inversión de 300 millones de euros. Por lo que del más pequeño al más grande, los trenes de Renfe siguen su evolución como ha hecho el ferrocarril en España durante sus casi 175 años de historia.