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Sin concienciación no hay eficiencia energética

La eficiencia energética busca reducir el consumo de energía para disminuir costes y promover la sostenibilidad económica, política y ambiental.

Implementar programas de sensibilización y concienciación es clave para lograr fomentar una conciencia social que apueste por el correcto uso de la energía.

por Jordi Bernal

Como muchos otros conceptos, ha venido para quedarse. Pero antes de nada cabe preguntarse: ¿sabemos qué es la eficiencia energética y cuál es su importancia? La definición más común es que se trata de un uso eficiente de la energía. Un aparato, proceso o instalación es energéticamente eficiente cuando aprovecha al máximo la energía que consume para realizar una actividad.


La eficiencia energética busca proteger el medio ambiente mediante la reducción de la intensidad energética y habituando al usuario a consumir lo necesario y no más. Las emisiones de CO2 que enviamos a la atmósfera son cada vez mayores y, por ese motivo, la eficiencia energética se ha convertido en una forma de cuidar el ecosistema y fomentar el ahorro.


Los individuos y las organizaciones que son consumidores directos de la energía pueden reducir el consumo de la misma para disminuir costes y promover sostenibilidad económica, política y ambiental. Los usuarios industriales y comerciales pueden desear aumentar eficacia y maximizar así su beneficio.












El conocido Protocolo de Kioto, firmado en 1997, supuso el reconocimiento tácito de la implicación de los países industrializados en el cambio climático.

Acuerdos para la eficiencia energética

El primer gran acuerdo en materia de eficiencia energética se produjo el 11 de diciembre de 1997. En el famoso Protocolo de Kioto, los países industrializados reunidos en la ciudad de Kioto llegaron al compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Aunque el objetivo tardara en materializarse, el tratado ya suponía un reconocimiento de responsabilidad por parte de dichos gobiernos en el cambio climático, debido a un exceso de consumo de combustibles fósiles.

El compromiso consistía en alcanzar una reducción de al menos un 5% en el promedio de emisiones GEI entre 2008 y 2012, tomando como referencia los niveles de 1990. Se trata de un porcentaje mínimo a nivel global, por lo que cada gobierno asumiría un porcentaje personalizado en dicho reparto.

Este acuerdo fue respaldado por 37 países industrializados y la UE, trascurridos dos años y medio de negociaciones tras el Mandato de Berlín de abril de 1995, y que no tendría carácter vinculante para sus miembros hasta que estos representaran al menos el 55% de las emisiones totales de CO2 a nivel mundial.


La UE debe reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el calentamiento global y prevenir los graves daños causados ​​por el cambio climático.

La UE debe reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el calentamiento global y prevenir los graves daños causados ​​por el cambio climático. (GTRESONLINE)

Por su parte, el Consejo Europeo aprobó en 2007 una serie de medidas que tenían como objetivo potenciar las energías renovables, la eficiencia energética y la reducción de emisiones de CO2. Quedaba así fijada la política de eficiencia energética por parte de la Unión Europea.


La Directiva 2012/27/EU del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre, relativa a la eficiencia energética, estableció un conjunto de medidas vinculantes para ayudar a la UE a alcanzar su objetivo del 20% de eficiencia energética para el año 2020. El 30 de noviembre de 2016, la Comisión Europea (CE) propuso una actualización de dicha Directiva, con la que generar un nuevo marco para el clima y la energía y conseguir objetivos ampliados para 2030:


Objetivos ampliados para 2030

Lejos de quedarse ahí, la UE ha marcado a sus Estados miembros los objetivos para 2050, año en el que tendrán que alcanzar entre un 80-95% de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a los niveles de 1990. Y ha puesto en marcha la Hoja de Ruta de la Energía para 2050, que muestra el camino para alcanzar esa meta.


El liderazgo europeo en materia de materias limpias, desarrollo de inversiones en renovables y lucha contra el cambio climático es incuestionable. De hecho, la UE está avanzando adecuadamente para alcanzar los objetivos de 2020:


Objetivos marcados para el año 2020

Por su parte, España, mediante el Plan Nacional de Español de Acción de Eficiencia Energética 2017-2020, fija su objetivo de ahorro para 2020 en 122,6 Mtep, lo que representa una reducción del 24,7% respecto al escenario de referencia calculado para España, 4,7 puntos porcentuales por encima del objetivo europeo del 20%.


Parque Eólico de Canredondo en la provincia de Guadalajara

Parque Eólico de Canredondo en la provincia de Guadalajara (Gas Natural Fenosa)

En cualquier caso, sin una clara concienciación social de la necesidad de salvaguardar el Medio Ambiente, todas las iniciativas de carácter legislativo tendrán en la práctica un desarrollo más arduo y una implementación más dilatada en el tiempo.












El uso eficiente de la energía en España evitaría la emisión a la atmósfera de 11,1 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2).

Comportamientos energéticos

Según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), desde la década de los años noventa del pasado siglo, el consumo energético de los hogares españoles ha evolucionado por encima del crecimiento de la población, a una tasa incluso 5 veces superior. Eso se ha debido, principalmente, al incremento del equipamiento doméstico.

Por su parte, un hogar medio en España consume algo más de 4.000 kWh al año en electricidad y las familias españolas representan cerca del 34% del consumo total de energía final, que se distribuye entre un 18,7% imputable a los usos energéticos de la vivienda y un 15% al uso del vehículo privado.

Según la décima edición del Índice de Eficiencia Energética en el Hogar de la Fundación Gas Natural Fenosa, los hogares españoles pueden ahorrar de media cerca de 300 euros anuales, el 27% de su factura de gas y electricidad, con cambios en sus usos y costumbres y con la mejora del equipamiento energético. En total, el potencial de ahorro de las familias suma 5.350 millones de euros al año, equivalente al consumo eléctrico de Andalucía durante un año y medio. Un uso más eficiente de la energía evitaría, además, la emisión a la atmósfera de 11,1 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2).

El mismo estudio aplicado a las Pymes (novena edición) muestra cifras igualmente relevantes. Según el mismo, las pequeñas y medianas empresas españolas tienen potencial para ahorrar el 24,2% de la energía que consumen si implementan medidas de eficiencia, lo que equivaldría a un ahorro económico de más de 4.105 millones de euros, o lo que es lo mismo, el 0,37% del PIB nacional en 2016. La energía que aún podrían ahorrar las pymes, según el estudio, asciende a más de 35.574 GWh y comportaría que se dejaran de emitir 9,9 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, las mismas que realizan al año 2,7 millones de turismos.

Parque Eólico de Canredondo en la provincia de Guadalajara

Los hogares españoles podrían ahorrar de media cerca de 300 euros anuales con cambios en sus usos y costumbres y con la mejora del equipamiento energético. (Gas Natural Fenosa)

De estos datos se desprende que el nivel de concienciación y conocimiento respecto a la eficiencia energética es todavía bajo. En consecuencia, este desconocimiento provoca que los españoles seamos menos exigentes y que la discusión pública sobre energía se vea limitada. Es por ello que en el escenario actual, la educación desempeña un papel estratégico en la mejora de la eficiencia energética. Al fin y al cabo, de poco sirven las nuevas tecnologías si no se explican al usuario cómo utilizarlas, y sobre todo, cómo utilizarlas de manera responsable.

Una cada vez mayor concienciación de los beneficios derivados del ahorro de la energía, como pueden ser la disminución de costes o la sostenibilidad económica, política y ambiental, debe ser el factor determinante para el cambio del comportamiento de los usuarios.

Sin embargo, pese a la creciente información sobre calentamiento global y cambio climático todavía falta una mejora en los hábitos energéticos. Para avanzar hacia una economía más sostenible energéticamente debe haber una reducción real del consumo, se deben mantener los mismos servicios, la calidad de vida debe ser la misma o mayor, y la contaminación se debe reducir.

En esta línea trabaja la Plataforma Tecnológica Española de Eficiencia Energética, presidida por Gas Natural Fenosa y formada por universidades y centros tecnológicos, asociaciones, pymes y grandes empresas. Esta organización tiene como finalidad la innovación en tecnología de eficiencia energética, generando nuevas soluciones a través del impulso a la investigación y el desarrollo de nuevas técnicas, productos y servicios que contribuyan a la reducción de la demanda energética gracias a la eficiencia.


En esta transformación energética cobran también importancia conceptos como son los edificios o distritos de consumo casi nulo (nZeb o ZEEB respectivamente, por sus siglas en inglés) o los bloques de energía positiva (PEB), cuyo objetivo es la autosuficiencia energética e incluso la producción neta de energía en los edificios o distritos, basada en una reducción del consumo, una integración de la generación renovable y una coordinación entre producción y consumo.


En el ámbito empresarial, una iniciativa pionera y que muestra el potencial de la eficiencia energética se desarrolla en el Hospital Universitario La Paz de Madrid. No en vano, este proyecto ha conseguido la reducción de un 33% de los costes energéticos y en un 50% las emisiones de CO2 del centro médico.












La exposición itinerante Energytruck es un ejemplo de iniciativa privada que apuesta por la divulgación de conocimientos relacionados con la energía, el medio ambiente y el patrimonio industrial.

Educación en nuevos hábitos

Llegados a este punto se hace imprescindible educar en unos buenos hábitos energéticos. Con ello se consigue reducir la contaminación, consumir menos energía, ahorrar económicamente y conseguir una mayor calidad de vida. Se trata, pues, de ser conscientes de que el equilibrio medioambiental y la sostenibilidad económica están muy unidos.


En el uso eficiente de la energía hay que tener en cuenta todas aquellas acciones que sirven para reducir el gasto y también contribuir a la mejora del ecosistema. No se trata solo de aprovechar los avances tecnológicos energéticos sino también de saber que con una planificación adecuada y una conducta eficiente, se conseguirán importantes descensos del consumo.


A esta concienciación y tarea educativa están ayudando los programas y campañas que mediante actividades de comunicación sensibilizan, fomentan e informan a ciudadanos y actores del sector sobre pautas, medidas y recursos disponibles para fomentar un correcto uso de la energía.


El Energytruck ha recorrido más de 190 municipios de la geografía española para difundir conocimientos relacionados con la energía, el medio ambiente y el patrimonio industrial (Gas Natural Fenosa)

El Energytruck ha recorrido más de 190 municipios de la geografía española para difundir conocimientos relacionados con la energía, el medio ambiente y el patrimonio industrial (Gas Natural Fenosa)

Sin ir más lejos, a lo largo del año pasado el Museo del Gas de la Fundación Gas Natural puso en marcha la exposición Energytruck, un camión itinerante que ha recorrido, desde su puesta en marcha en 2016, más de 190 municipios de la geografía española para difundir conocimientos relacionados con la energía, el medio ambiente y el patrimonio industrial de una forma amena, interactiva y con actividades didácticas conducidas por educadores especializados.


Con este proyecto expositivo se pretendía contribuir al desarrollo educativo, ambiental y cultural de la sociedad, trasladando, de una manera muy visual e interactiva, qué es la energía y cómo consumirla de forma responsable. Las actividades, que son gratuitas, están dirigidas a todos los públicos y están adaptadas a personas con discapacidad.


El Energytruck ha visitado municipios de la Comunidad de Madrid, Extremadura, Andalucía, Cantabria, Cataluña, Castilla y León, la Comunidad Valenciana, Galicia, el País Vasco, La Rioja, Castilla-La Mancha, Navarra e Islas Baleares. Desde su puesta en marcha, más de 95.000 personas han visitado esta exposición itinerante; entre los que se encuentran alumnos de grupos escolares de primaria, bachillerato y formación profesional y personas que lo han visitado junto a distintos colectivos sociales o durante jornadas de puertas abiertas.


El camión del Energytruck cuenta además con una particularidad: que predica con el ejemplo siendo él también eficiente energéticamente. Así, por ejemplo, dispone de un motor dual de gas natural, por lo que genera entre un 15% y un 20% menos emisiones de CO2 respecto a los motores convencionales de gasoil.


El camión del Energytruck predica con el ejemplo y se trata de un vehículo eficiente energéticamente. (Gas Natural Fenosa)

El camión del Energytruck predica con el ejemplo y se trata de un vehículo eficiente energéticamente. (Gas Natural Fenosa)

La iniciativa del Energytruck o los mencionados anteriormente Índices de Eficiencia Energética no son las únicas actividades puesta en marcha por la Fundación Gas Natural Fenosa. Esta entidad tiene, entre sus objetivos, difundir y sensibilizar sobre temas de actualidad relacionados con el ciclo de la energía, la sostenibilidad y el medio ambiente; lleva 15 años desarrollando esta labor de divulgación realizando más de 300 seminarios a nivel estatal, y editando numerosas publicaciones.


Por su parte, la iniciativa Pequeños Gestos, del IDAE, una campaña difundida por prensa, radio, televisión y redes sociales, y que tiene como protagonistas a un puñado de animales que logran construir un vínculo con el espectador al poner de manifiesto la repercusión favorable que tienen, en su hábitat natural, nuestros pequeños gestos de ahorro de energía a la hora de regular, por ejemplo, la temperatura del aire acondicionado o de la calefacción, al conducir de forma eficiente nuestros vehículos u optar por el transporte público, o al usar moderadamente de agua caliente, proporcionando sencillos consejos para lograrlo.


Así pues, se multiplican las campañas y programas destinados a educar sobre la necesidad de reducir el consumo de la energía, una medida prioritaria para nuestra sociedad debido a que la demanda de energía es cada vez mayor y la capacidad de suministro es cada vez más limitada.