Es un hecho constatado que vivimos en una sociedad de usar y tirar. No en vano, las cifras en cuanto a consumo de recursos revelan que cada ciudadano europeo consume de media 14 toneladas de materias primas al año y genera otras cinco de basura.
Ante este panorama, no debe extrañar que cada vez sean más las voces que claman por la búsqueda de alternativas que garanticen un crecimiento sostenido de la economía. Es así como aparece la llamada economía circular, un concepto económico que se interrelaciona con la sostenibilidad, y cuyo objetivo es que el valor de los productos, los materiales y los recursos naturales se mantenga durante el mayor tiempo posible, al tiempo que se reduce al mínimo la generación de residuos. Se trata de implementar una nueva economía basada en el principio de ‘cerrar el ciclo de la vida’ de los productos, los servicios, los residuos, los materiales, el agua y la energía.
Frente a un sistema lineal de la economía (extracción, fabricación, utilización y eliminación) imperante desde la Revolución Industrial y que empieza a vislumbrar el agotamiento de una serie de recursos naturales y de los combustibles fósiles, la economía circular propone un nuevo modelo de sociedad que utiliza y optimiza los stocks y los flujos de materiales, energía y residuos, y cuya misión es la eficiencia del uso de los recursos.
Cada europeo consume de media 14 toneladas de materias primas al año y genera cinco de basura
Tal y como explica la Fundación para la Economía Circular, el desarrollo de dicha economía “debería ayudar a disminuir el uso de los recursos, a reducir la producción de residuos y a limitar el consumo de energía”. Por lo tanto, además de evidentes beneficios ambientales, esta actividad emergente es creadora de riqueza y empleo (incluyendo las del ámbito de la economía social) en todo el conjunto del territorio y su desarrollo debe permitir obtener una ventaja competitiva en el contexto de la globalización.
En la apuesta por la prevención, la reutilización, reparación y reciclaje de los materiales es fundamental que los productos sean diseñados para tener más de una vida. Es aquí donde entra el juego el ecodiseño, una metodología que considera la variable ambiental como un criterio básico a la hora de tomar decisiones en el proceso de diseño de productos industriales. O, dicho de otro modo, los productos se conciben de tal forma que todas las piezas puedan reutilizarse o reciclarse una vez termine su vida útil.
El ecodiseño se torna clave para desterrar definitivamente la sociedad del usar y tirar y avanzar hacia un modelo de economía circular. No en vano, permite actuar sobre todo el ciclo de vida de los productos, consiguiendo minimizar el consumo de materias primas en la fabricación, así como las emisiones, vertidos y residuos. Así, una vez cumplido su ciclo de vida, los productos no se convierten en meros residuos sino en un recurso valioso en sí mismo que se empleará para otro fin. Ello garantiza el crecimiento sostenido de la economía y, lo que es más importante, un enorme beneficio medioambiental para el planeta.
Reciclaje de envases
El 80% del impacto ambiental de los envases se produce en su fase de diseño, y es en este punto del proceso donde las compañías han dado grandes pasos en su camino hacia la economía circular. Según los datos del VI Plan Empresarial de Prevención (2015-2017) de Ecoembes, la organización medioambiental sin ánimo de lucro que promueve la economía circular a través del reciclaje de los envases en España, las medidas de ecodiseño aplicadas durante este periodo han conseguido evitar la emisión de 152.421 toneladas de CO2 a la atmósfera.
A lo largo de estos dos años, las 2.179 compañías que han participado, de las cuales un 61% son pymes, han puesto en marcha 6.451 medidas, dirigidas principalmente a la reducción del peso de los envases (52%), pero también enfocadas al rediseño (10%), a la reducción de su impacto ambiental (10%), la eliminación de elementos de su composición (8%) o el fomento de la reutilización de los envases (4%).
De hecho, el ecodiseño ha logrado reducir 34.652 toneladas de materias primas en la fabricación de envases. Unos datos que se traducen en un ahorro energético de 1.308.909 MWh y de 22.745.269 m3 de agua. Este compromiso ha supuesto limitar aún más el impacto de los envases sobre el medio ambiente a lo largo de todo su ciclo de vida. Así, el ecodiseño, al igual que el reciclaje, se posiciona como una herramienta clave en la lucha contra el cambio climático.
Prueba de ello es que, desde que Ecoembes comenzara con sus Planes de Prevención en 1999, el peso de los envases ha disminuido en un 17,9%. Por ejemplo, las botellas PET de 1,5L son actualmente un 18% más ligeras, los botes HDPE de 100ml de los yogures, un 21%, mientras que las latas de aluminio de 330ml de bebidas refrescantes, un 18%.
Transformación social
Según Óscar Martín, consejero delegado de Ecoembes, “los resultados del VI Plan Empresarial de Prevención (2015-2017) son un fiel reflejo de lo que representa en nuestro país los principios de economía circular y, en concreto, la apuesta por la reducción y la prevención de residuos. El mayor impacto ambiental de un envase se da en su fase de diseño, de ahí que sea tan importante el compromiso de las empresas en esta materia. Un esfuerzo que contribuye al cuidado del medio ambiente y en la lucha contra el cambio climático, pero también como medida de transformación social”.
En esta transformación social cabe destacar la contribución ciudadana y de las distintas administraciones. Sin ir más lejos, actualmente en España se recicla el 76% de los envases de plástico, latas y briks y los envases de papel y cartón, y el objetivo es alcanzar el 80% en 2020.
En 2016, cada habitante depositó 13,2 kg de envases de plástico, latas y briks en el contenedor amarillo (+4% que en 2015) y 15,5 kg (+2,7% más que en 2015) en el contenedor azul, en todo el territorio nacional. Lo que significa 1.081 envases/habitante en el contenedor amarillo y 628 envases/habitante en el contenedor azul.
En 2016, cada español depositó 13,2 kg de envases de plástico, latas y briks en el contenedor amarillo, un 4% más que el año anterior
De hecho, el año pasado se consiguió reciclar 1.351.903 toneladas de envases ligeros, de cartón y papel en todo el territorio nacional, un 4% más que en 2015. Gracias a este porcentaje, se obtuvieron numerosos beneficios ambientales, como evitar la emisión de 1 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera o ahorrar 7 millones de MWh; es decir, el equivalente al consumo eléctrico anual de más de 700.000 hogares españoles. Asimismo, se ahorraron 20,1 millones de metros cúbicos de agua.
Todo esto ha sido posible gracias a la colaboración de 46 millones de ciudadanos, 8.000 ayuntamientos y más de 12.000 empresas. Concretamente, a través de la red de 581.739 contenedores amarillos y azules distribuidos por toda la geografía española, (14.782 más que el año anterior) se ha logrado que el 99% de los españoles tengan acceso a la recogida selectiva de estos residuos con una media de un contenedor cada 100 metros.
Innovación al servicio del reciclaje
Dentro de la apuesta por la economía circular se encuentra TheCircularLab, el primer centro de innovación sobre esta materia en Europa que nace de la mano de Ecoembes. Un laboratorio que, mediante investigación colaborativa, estudia, prueba y aglutina las mejores prácticas y líneas de innovación en el ámbito de los envases y su reciclado.
Con sede en La Rioja, TheCircularLab se formó con la vocación de aglutinar todas las propuestas que persiguen impulsar las mejores líneas de innovación en el ámbito de los envases y su posterior reciclado. Para ello, incide en todas las fases del ciclo de vida de los envases: desde su concepción, a través del ecodiseño, hasta su reintroducción al ciclo de consumo a través de nuevos productos.
Impulsado por Ecoembes, TheCircularLab es un proyecto pionero en Europa que aglutina propuestas y soluciones para impulsar la innovación en el ámbito del reciclaje de envases
El proyecto, que cuenta con el apoyo institucional del Gobierno de La Rioja y de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea, conlleva una inversión cercana a los 10 millones de euros en los próximos cuatro años. Supone además la creación de 40 puestos de trabajo in situ y más de 200 a través de los programas de innovación abierta y la integración de las empresas y los distintos ecosistemas de emprendimiento.