Dime qué tipo de neumático usas y te diré lo que consumes

Un neumático de alta eficiencia, con las presiones adecuadas, permite ahorrar hasta medio litro de combustible cada 100 kilómetros. La UE estima que con una cubierta de etiqueta “A” podemos dejar de gastar unos 240 euros en carburante a lo largo de su vida útil.

Por Alejandro Mendía · 13 de octubre de 2022

Que todos los neumáticos, ya sean de un turismo o de un vehículo pesado, sean redondos y negros y estén hechos de caucho no significa, en absoluto, que no existan diferencias notables entre ellos. Además de la seguridad que cada uno proporciona, es muy importante tener en cuenta su nivel de eficiencia y, muy especialmente, el ahorro de combustible que nos permite obtener un buen neumático con respecto a otro que no lo es tanto.

Diversos estudios estiman que una cubierta en buen estado y de alta eficiencia es capaz de reducir el consumo de carburante entre un 7% y un 8%. Se calcula que esa misma rueda, provista de las presiones correctas, puede ahorrar hasta medio litro de combustible por cada 100 kilómetros en comparación con los neumáticos de menor rendimiento.

Hay que recordar a este respecto que la Unión Europea ha aprobado un sistema de etiquetas que distingue los neumáticos en función de su eficiencia, dentro de una escala que comienza en la A y termina en la E. Teniendo en cuenta que una goma tiene una vida media de 30.000 kilómetros, las autoridades europeas estiman que un neumático etiquetado como “A” puede ahorrar hasta 240 euros en combustible a lo largo de su vida útil, lo cual supone una diferencia muy relevante especialmente cuando se trata de vehículos que ruedan miles y miles de kilómetros anuales. Es decir, cuanto más se utiliza el vehículo, más se ahorra.

Mantenimiento y presiones adecuadas

Imagen de standret para Freepik

Otra premisa destacada es un buen mantenimiento, porque parte del combustible que consume un coche se usa para vencer la resistencia a la acción de rodar. Concretamente, el 35% de la energía que genera el motor se invierte exclusivamente en vencer la resistencia a la rodadura. Cuando el neumático pierde adherencia debido a su desgaste, este consumo puede llegar a alcanzar hasta un 50%.

Dicho de otro modo, el mantenimiento apropiado de los neumáticos y evitar calzar zapatos que estén deteriorados siempre ayuda a limitar el gasto excesivo en combustible. La banda de rodadura y el estado en que se encuentre son factores que inciden directamente sobre la velocidad a la que disminuye la aguja del depósito de combustible.

Por supuesto, cada tipo de vehículo -turismo, todoterreno, etc.- requiere de una clase de neumático diferente, del mismo modo que varía el uso que se hace de él, ya sea viajar por autopista, llevar a los niños al colegio y moverse la mayoría del tiempo en ciudad o practicar una conducción deportiva.

Además, es crucial mantener una presión adecuada en las cubiertas: muchas veces se olvida que ese pedazo de goma es el único punto de contacto del vehículo que conducimos con la carretera, de modo que estamos también ante un asunto primordial de seguridad.

Un coche circulando por una carretera | Dave Poore, Unsplash
Un coche con neumáticos Pilot Sport 5 de Michelin

Si llevamos presiones inferiores a las recomendadas por el fabricante, o directamente las ruedas bajas, se incrementará la resistencia del neumático al rodar, con el consecuente aumento de consumo. Tanto es así, que una presión de 1 o 2 bares por debajo de la aconsejada puede suponer un gasto adicional de combustible equivalente a más de un depósito de combustible completo al año .

En cambio, con una presión más alta de lo debido, es decir, con las ruedas demasiado hinchadas, la resistencia a la rodadura disminuye, lo que curiosamente incrementa también el consumo de combustible. Esta práctica, además, puede tener consecuencias bastante peligrosas, ya que un neumático con sobrepresión tiene menos agarre a la calzada, incrementándose así las posibilidades de sufrir un reventón.

Dentro del neumático hay, además, tecnología punta, que según el nivel de inversión del fabricante es mayor o menor. Y a pesar de ser aquello que literalmente nos sostiene cuando nos movemos en coche, aún hay muchas personas que otorgan poca importancia a escoger uno u otro, y que dejan la decisión en manos del experto del taller o se fijan únicamente en el precio.

No podemos perder de vista también que un neumático duradero, que no se desgasta demasiado deprisa, es en sí mismo una buena noticia para la sostenibilidad y el ahorro. Como es lógico, un neumático que dura más te permite hacer más kilómetros, por lo que la necesidad de cambiarlo se amplía en el tiempo. Y, por supuesto, si el consumidor tarda más en sustituirlo, se fabricarán menos y por tanto se reducirá el impacto ambiental que actualmente se genera en su fabricación y desecho.

Michelin

Elegir bien la marca

Michelin

También en este aspecto es de gran relevancia elegir bien la marca que compras, porque no todas se rigen por los mismos principios. El grupo francés Michelin no tiene duda de que, siendo importante satisfacer las necesidades actuales de neumáticos para todo tipo de vehículos, no es posible comprometer los recursos y posibilidades de las generaciones futuras.

Como la gran mayoría de las emisiones de CO2 asociadas a los neumáticos (el 86% concretamente) tiene que ver con su uso -en millones de vehículos en todo el mundo-, es importante prestar una atención especial a la rodadura, uno de los principales factores que incide en el consumo de carburante, que, a su vez, es responsable directo de las emisiones de gases tóxicos. Esto significa que, cuanto menor sea la resistencia, menor será el consumo energético y, como consecuencia, se generarán menos emisiones. En otras palabras, por cada litro de combustible no consumido, evitamos la generación de unos 2,66 kilos de CO2.

Por lo que se refiere al proceso de fabricación y al reciclaje de las gomas fuera de uso, Michelin se ha dotado de la estrategia Todo Sostenible, una suma de sus objetivos en materia ambiental que contempla, por ejemplo, alcanzar el 40% de materias primas renovables en 2030 y el 100% antes de 2050. Hoy en día, el porcentaje se sitúa ya en el 28%.

En la fabricación es clave también reducir el consumo de agua, de residuos y de emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. La meta es que sus fábricas rebajen las emisiones de CO2 un 50% en 2030 y lleguen a la neutralidad en carbono para 2050. Otro foco se sitúa en producir ruedas más eficientes en términos de economía de combustible, así como más duraderas. En 2030, se debería haber mejorado su eficiencia energética en un 10% respecto al año 2020.

Michelin

Dos nuevas referencias

El último fruto del trabajo de innovación de la compañía francesa lo encontramos en la nueva generación de dos viejos conocidos: los MICHELIN Pilot Sport 5 y MICHELIN Primacy 4+.

MICHELIN Pilot Sport 5

Se trata de un neumático de verano para coches deportivos y berlinas de altas prestaciones, ofrece en su quinta entrega una combinación única de prestaciones en duración, adherencia tanto en seco como en mojado y estética deportiva, además de incorporar la tecnología más avanzada para proporcionar el máximo rendimiento.

MICHELIN Primacy 4+

Este neumático, que con el solo añadido del “+” en el marcaje, seguirá siendo el corazón de la oferta de neumáticos de verano para vehículos compactos, berlinas o SUV, experimenta notables mejoras en su interior. Los principales beneficios para los consumidores son: la seguridad en mojado, la duración y el cordón de protección para el borde de la llanta, que está disponible en todo el espectro de medidas.

Motion for Life o cómo hacer visible lo invisible

Toda esta forma de hacer de Michelin -una filosofía que se remonta a más de 130 años atrás- se sintetiza en la campaña publicitaria Motion for Life, donde el neumático se vuelve blanco para hacer visible lo invisible; esto es, para observar con detalle todo lo que el consumidor debería saber antes de cambiar de cubiertas, sin escatimar dinero ni atención en uno de los elementos fundamentales, por un lado, para nuestra seguridad y la de los nuestros y, por otro, para el placer de la conducción de quien se pone al volante.