Para muchos, la nube no es más que una especie de dimensión paralela con espacio suficiente para mantener a salvo fotos, vídeos y todo tipo de documentos o recuerdos que no merecen desaparecer. Para Luis Miyahara, asesor de Financiera Confianza en Perú, entidad de la FMBBVA en el país, la nube es su compañera de trabajo, y también de viaje. Muy alejado de la imagen de banquero convencional, Luis visita a emprendedores en zonas vulnerables para ayudarles a impulsar su negocio y mejorar su bienestar y el de su familia.
Cuando Luis entra en una casa, lo hace con el objetivo de recabar toda la información posible: ¿Tienen acceso a agua potable? ¿Tiene suelo de tierra o de cemento? ¿Los niños van a la escuela? ¿Hay conexión a internet? No son preguntas vacías, son datos que explican vidas, carencias y oportunidades a partir de las que mejorar.
Estas preguntas no son una manera de entrometerse en la vida de sus clientes, son la base para utilizar el Índice de Pobreza Multidimensional, un baremo creado por la Universidad de Oxford que entiende que la pobreza va más allá de la falta de dinero y que usan más de 100 países en el mundo —la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) es la primera entidad privada del mundo en utilizarlo—. Al medir estas carencias específicas, se pueden diseñar soluciones a medida que ayuden a las personas a salir de la pobreza.
Este es el punto de partida de la FMBBVA, que actualmente apoya a más de tres millones de emprendedores vulnerables en cinco países de Latinoamérica. Su equipo utiliza el análisis de datos y la inteligencia artificial para extraer conclusiones que mejoren el día a día de quienes más lo necesitan. ¿El resultado? Un 32% de los emprendedores apoyados por la Fundación supera la pobreza después de tres ciclos de crédito.
Su labor y su importancia se pusieron de manifiesto este pasado 19 de noviembre en Madrid, durante el acto Datos que mejoran vidas, presidido por S.M. la Reina. En un momento en el que la brecha digital aumenta desigualdades, Doña Letizia remarcó que "la tecnología y la analítica de datos deben contribuir a mejorar las vidas de quienes más lo necesitan".
Si algo quedó claro durante el evento es que detrás de cada número hay una vida. La voz de Elix Orozco, una emprendedora colombiana apoyada por Bancamía —entidad de la FMBBVA en el país—, demostró que los datos solo tienen sentido cuando se interpretan de forma correcta y los resultados se llevan a la práctica. Gracias a la formación financiera y al uso de herramientas digitales, Elix logró sacar adelante su peluquería y transformar el futuro de su familia. "Aprendí a manejar el dinero, a usar la app y a planificar", explicaba emocionada. Su mayor orgullo no es solo su negocio, sino lo que le ha reportado tanto a ella como a su entorno. Gracias a Bancamía y a BBVA Colombia su hija estudia en la universidad con una beca: "Mi hija va a ser la primera en mi familia en recibir un título universitario y sé que eso va a transformar su vida”, agregó.
Pero, ¿cómo trasladar la educación financiera a países donde el 52% de las personas sufren pobreza digital? La fórmula de la FMBBVA en Colombia, Perú, República Dominicana, Chile y Panamá ha sido adaptar la tecnología a cada caso concreto, y no al revés.
Muchos de los emprendedores vulnerables que atiende la Fundación hablan lenguas indígenas o tienen dificultades para leer y escribir, por lo que manejar contraseñas complejas se vuelve especialmente complicado. La solución ha llegado a través de la biometría y la verificación por voz. Además, la localización geográfica ya no es un obstáculo: la Fundación ha desarrollado una aplicación para sus asesores que funciona también sin conexión a internet, lo cual les permite realizar todas las operaciones en una tablet en cualquier momento.
Para el día a día, la complejidad de las apps bancarias tradicionales se ha sustituido por un formato que todos conocen: el chat. Una banca móvil similar a WhatsApp que permite que más de un millón de emprendedores gestionen sus finanzas de manera sencilla y cotidiana.
El evento Datos que mejoran vidas sirvió también para contextualizar el trabajo de la FMBBVA dentro de un ecosistema más amplio de innovación con sello español. La jornada mostró cómo el uso inteligente de los datos es un hilo conductor que une sectores aparentemente dispares en beneficio de las personas.
En el ámbito sanitario, se expuso el caso del Hospital Universitario Gregorio Marañón, referente europeo gracias a su Centro de Control Asistencial. La gerente del centro madrileño, Sonia García de San José, explicó cómo este cerebro digital integra información clínica para adelantarse a complicaciones y crear modelos predictivos con más del 90% de precisión para diagnósticos graves.
Por otro lado, el campo español también se beneficia de esta revolución. Belén Cavestany, agricultora ecológica extremeña, y Pablo Morán, fundador y director de la empresa Agrodato, expusieron cómo la monitorización digital y los sensores permiten optimizar recursos en el campo. Además, la información que reciben de satélites sobre posibles condiciones meteorológicas adversas permiten anticiparse y evitar daños en las cosechas. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la digitalización puede aumentar hasta un 30% el éxito de los cultivos.
Ya sea anticipando una crisis de salud en Madrid, optimizando una cosecha en Extremadura o concediendo un microcrédito al otro lado del charco, el mensaje es el mismo: el dato, por sí solo, es frío; pero su aplicación puede ser cálida, humana
Así lo recalcó Carlos Torres Vila, presidente de BBVA, en la clausura del acto: "Cada dato es una oportunidad para mejorar vidas y crear un futuro con más bienestar y progreso para todos". Para la FMBBVA y sus entidades , la revolución de los datos no es solo una cuestión de eficiencia tecnológica; como señaló Torres Vila, debe ser, ante todo, una "revolución para la igualdad".