Por Ángela García
No es un fenómeno nuevo, pero ha sido en los últimos meses cuando la España vaciada ha llenado titulares, liderando una protesta que pide atajar, de una vez por todas, las consecuencias de la despoblación. En marzo de 2019, tras la aprobación de una nueva Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico, miles de personas llegaban a Madrid demandando un Pacto de Estado que incentive la vida en el campo y ponga en valor el trabajo y la labor de quienes deciden quedarse o volver a sus raíces.
Internet, las nuevas tecnologías y la crisis económica han hecho tambalear la inercia migratoria –asociada a un concepto de éxito ligado a las grandes urbes- del campo a la ciudad. Este factor, unido a las demandas cada vez más urgentes y necesarias, han conseguido que se cree un departamento ministerial propio, Reto Demográfico, que garantice por igual los derechos de todos los ciudadanos, independientemente de dónde hayan decidido establecer su proyecto profesional y vital.
En este nuevo escenario, los emprendedores de las zonas rurales se han convertido en los grandes aliados para impulsar la economía y el empleo de sus comarcas. Muchos ya aprovechan al máximo las posibilidades del mundo digital: pequeñas panaderías familiares que utilizan las mismas estrategias de marketing que las grandes marcas, ganaderías que permiten seguir el desarrollo de sus animales a través de las redes sociales o proyectos de turismo inteligente que aprovechan el valor del patrimonio histórico, además de facilitar el viaje a sus visitantes.
Recientemente Correos, el servicio público postal que ha sido testigo de este fenómeno, lanzaba su propia plataforma de comercio electrónico para acercar gastronomía, artesanía y productos locales de todos los rincones de España. Con casi 2.400 oficinas repartidas por todo el territorio, Correos Market supone una interesante herramienta para impulsar a aquellos productores rurales que pueden encontrar dificultades a la hora de abrirse un hueco en el gigantesco mundo del comercio online. Cada día son más los usuarios que se animan a consumir a través de plataformas de e-commerce y, según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, las ventas realizadas a través de Internet ya rozan los 12.000 millones de euros en volumen de negocio. Más del 20% de las compras que se realizan en España se hacen a través de la web.
Correos Market funciona como un escaparate para aquellos que busquen productos de calidad elaborados por quienes mantienen vivo el entorno rural, retomando y manteniendo tradiciones o impulsando nuevos proyectos. Una forma de consumir con conciencia y responsabilidad, según las dinámicas del siglo XXI. El elemento diferenciador que aporta este nuevo servicio de la empresa de mensajería pública es su aval de calidad. Los productores están suscritos a un código de buenas prácticas que abarca tanto el proceso de elaboración como las materias primas y el uso responsable y sostenible de los recursos. Actualmente cuenta con 175 productores que utilizan ya la plataforma para comercializar más de 1.300 productos, sobre todo de alimentación y artesanía, pero también cosmética o bisutería.
Carlos Moreno
El trabajo de estos emprendedores implica también la labor de salvaguardar las tradiciones de producción y la calidad artística y gastronómica que componen el rico paisaje cultural español. “Nuestro proceso de innovación en esta empresa es una regresión. Nosotros hemos ido para atrás y hemos traído el pasado al presente y con él queremos construir un futuro donde haya trabajo y una generación de riqueza”, explica Carlos Moreno, que se ha sumado a este canal de venta. Él volvió a su pueblo natal, Sigüenza, en Guadalajara, y retomó, junto a dos socios, una empresa harinera enfocada ahora en una agricultura ecológica y sostenible. “Pretendemos no solo quedarnos en esa parte agrícola, sino transformar esos cereales en harinas integrales, molidas a la piedra, de grano entero”, añade. “Las inversiones aquí son emocionales”, defiende Moreno, “estamos aquí porque somos de aquí y nos queremos ganar la vida aquí. Yo me quedo porque quiero transformar esta realidad”.
Harinero
José Antonio Fandos
Con la misma intención que Carlos Moreno, el bodeguero José Antonio Fandos recogió el testigo de la empresa familiar, fundada hace más de cuatro décadas y dedicada a la elaboración de queso de oveja y viñas. “La razón para quedarnos en el pueblo es haber contado con esta tradición familiar. Creo que hay oportunidades en la España rural para que las nuevas generaciones puedan quedarse”, cuenta. Fanbar está radicada en Samper de Calanda, en la provincia de Teruel, una de las regiones más afectadas por la despoblación. Tras Castilla y León, Asturias y Extremadura, Aragón es la comunidad autónoma que pierde más vecinos, aunque la tendencia parece estar revirtiéndose tímidamente. Según datos del Instituto Nacional de Estadística publicados en 2019, continúa mermando la cifra de residentes en Teruel, pero en Zaragoza se contó con 10.000 nuevas personas empadronadas en ese periodo y Huesca consiguió sumar población por primera vez en la última década.
Quesos
Nuria Jaime
Si a la innovación tecnológica y el legado tradicional se le suma, además, la formación de quienes cogen las riendas de esos negocios, las posibilidades de desarrollo empresarial se expanden. Nuria Jaime es ingeniera industrial y junto a sus hermanos asumieron la gerencia de la almazara de Belchite, Zaragoza, que lleva gestionando su familia desde hace décadas. “Yo he decidido quedarme aquí porque creo que el campo tiene muchas oportunidades”, señala Jaime, la cuarta generación al frente de esta almazara. La calidad del aceite de oliva que producen ha sido ampliamente galardonada tanto por la Denominación de Origen Mejor Aceite del Bajo Aragón como por el reconocimiento internacional Terraolivo. Asegura que decidió establecerse en su pueblo natal por la tranquilidad y la calidad de vida que ofrece, aunque reconoce también las limitaciones de las regiones que han visto marchar a buena parte de sus jóvenes: “Nosotros, por ejemplo, tenemos problemas para encontrar empleados”.
Aceite
Fomentar el regreso de personas en edad laboral es, precisamente, uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta la España vaciada. Algunas de las medidas propuestas por diferentes organismos pasan por impulsar el teletrabajo, beneficiando a las empresas que contraten a residentes de las zonas rurales, la discriminación positiva para los autónomos de esas comarcas y otra, más obvia y necesaria para que proyectos como Correos Market desarrollen todo su potencial, el acceso de calidad a Internet desde todos los puntos del país.
Estas iniciativas suponen pequeños avances, que requieren de muchos más, pero que ya demuestran su capacidad para recuperar el tejido social y empresarial de las regiones más afectadas. En 2011 se aprobaba una de las históricas peticiones del medio rural: la titularidad compartida de las explotaciones agrarias y ganaderas, que permite a matrimonios o personas con relación análoga gestionar de manera conjunta su empresa y que ambos accedan a los mismo derechos, cuotas y subvenciones. Desde entonces, se han acogido a esta fórmula más de 600 mujeres.
Quedarse no siempre es fácil, pero quienes lo hacen contribuyen a que la España despoblada no pierda más servicios y vida social, además de sembrar su grano de arena para que otros hagan lo mismo. Como señala Eusebio Martín, del grupo salmantino Mayalde, dedicado a rescatar y divulgar la música que ha pasado de generación a generación de forma oral, “la tradición está basada en el relevo”.