Confinamiento, recuperación y reactivación en el deporte de élite practicado por mujeres
Andrea Menéndez Faya · 15/02/2021
2020 marcó el ritmo de entrenamiento de nuestros atletas: meses de inactividad, una vuelta a la competición marcada por la incertidumbre y la recuperación de objetivos en el horizonte
Deporte vs. pandemia
El año que pasará a la historia por una pandemia supuso un momento óptimo para la preparación física del ciudadano de a pie. Con el cierre de los gimnasios y la prohibición de hacer deporte al aire libre se disparó la venta de productos para hacer ejercicio en casa. En apenas tres días, del 15 al 18 de marzo, la venta de bicicletas estáticas aumentó un 453%, un 218% las elípticas y un 508% los rodillos para bicicleta, según datos del comparador de precios Idealo. Los españoles se resistían a dejar de hacer ejercicio habitualmente, y muchos empezaban a practicarlo por primera vez para matar al aburrimiento.
Sin embargo, para quienes el deporte es mucho más que un entretenimiento, ha sido una época dura. Con los Juegos Olímpicos de Tokio en el horizonte, muchos deportistas profesionales han visto frenada su preparación. Otros, sus marcas, su capacidad de competir en igualdad de condiciones con otros países, e incluso han visto cómo crecía el miedo a lesiones a la vuelta de la actividad.
Entrenar sin mar y sin viento
Mantener la forma en tiempos convulsos fue un reto para quienes ejercen su profesión como deportistas en la naturaleza. No basta con mantenerse activo, hay que intentar no perder el ritmo, sobre todo cuando en otros países tus competidores sí pueden entrenar en el terreno. Es el caso de Gisela Pulido, (Premiá de Mar, 1994) 10 veces campeona del mundo de kitesurf, un deporte que necesita del mar, del viento, y de mucho tiempo de entrenamiento al aire libre.
“Para alguien que está acostumbrado a viajar constantemente, ha sido un momento de impass, de estar en casa, disfrutar de la familia, de mi perro, y de buscar la parte positiva de la situación” explica la joven afincada en Tarifa, a donde se mudó, precisamente, para disfrutar del mar y el viento. “La vuelta a la competición ha sido dura, con la cancelación de las competiciones y sin poder entrenar. Solo pudimos disputar cinco competiciones, tres de ellas internacionales, y nos quedamos sin Mundiales o sin los World Series, y sin la posibilidad de testarme en ellos”.
Gisela Pulido
10 veces campeona del mundo de kitesurf
Parar para volver con más ganas
En su caso particular, a Gisela se la une ese parón de 2020 con sus inicios en una nueva disciplina, el racing —carreras de velocidad— “Esta disciplina es Olímpica y mixta. En 2021 tenemos Mundial, Europeo mixto e individual, campeonatos oficiales, y la mejor manera de coger experiencia es competir”. Y es que el confinamiento, a parte de esa parte positiva más personal y emocional, conllevó un estancamiento en la forma física. “Me compré una bici para mantener el cardio” comenta Gisela Pulido “necesitaba mantenerme activa al no poder nadar o correr, intentaba salvar las rutinas de entrenamiento: pasear con el perro, desayunar, entrenar, y también aproveché para leer o tocar el piano, cosas que no tengo tiempo a hacer el resto del año”.
“La parte positiva es ese descanso con mi familia. Y eso también se agradece: mi vida profesional lleva muchos madrugones, trenes y aviones. Este parón me ha dado un respiro para volver al agua con muchísimas más ganas”. Quien está acostumbrado a una actividad física al aire libre, como es el kitesurf, vive con una dulce ansiedad ese reencuentro con los elementos: “Fue muy especial. Lo recuperé con muchísimas ganas, la forma física no la había perdido y la técnica la recuperé en un par de días. Los primeros entrenamientos fueron muy productivos para acortar distancia psicológica con el resto de chicas que llevan más tiempo en esta disciplina”.
La vuelta a la actividad, el retorno a la calle
Si hablamos de libertad, el deporte que mejor la representa es tal vez el parkour. Entender la calle como una pista de obstáculos, buscar cualquier objeto, muro, pared, e interpretarla hasta convertirla en camino. Una de las mayores promesas de este deporte, la bicampeona del mundo Stefy Navarro (Colombia, 1999), también ha visto frenado su salto este 2020. “Siempre intento ver el lado positivo. He aprovechado para trabajar más la flexibilidad o la movilidad”.
Otro de los fenómenos que hemos vivido en este confinamiento es la aparición de directos en redes sociales para interactuar con la audiencia. En el caso de Stefy, aprovechó la vía digital para entrenar con sus seguidores y también para conocer a otros atletas, escuchar consejos y aprender. “Mezclaba las rutinas con los directos de Instagram. Intentaba ofrecer distintos ejercicios cada día, hablaba con los seguidores para intentar ayudarles y también podía interactuar con compañeros de otros países. No perdía el ritmo ni la motivación”.
La vuelta a la actividad, para Stefy, es más que nunca una vuelta a la calle. Este verano las competiciones de parkour se cancelaron, así que aprovechó para entrenar con un grupo de gente que la motivara a avanzar y mejorar. El estereotipo de atleta de parkour, en parques y avenidas, cumple su función este difícil curso: “Entreno porque me gusta. Competir es una oportunidad de viajar, conocer gente, patrocinadores, pero sé que si eso no puede ser este año, será el siguiente, y si no, el siguiente. En algún momento volveremos a la normalidad”.
Stefy Navarro
Campeona del mundo de parkour
Aprendiendo de la adversidad
El recién inaugurado 2021 se presenta como un año de retorno a la normalidad. La vacuna, los compromisos gubernamentales para evitar otro confinamiento, y la publicación del calendario de competiciones de la práctica totalidad de deportes, hacen tan necesario como inevitable olvidar el pasado y centrarse en el presente y futuro. No será fácil, pero nuestras deportistas profesionales llevan en su ADN la superación, el caer y levantarse, y —ante todo— que siempre se aprende de la adversidad.
“Este año —al que Gisela Pulido se refiere como veinte-veinte— ha sido muy constructivo para todos. Estar tanto tiempo en casa nos hace apreciar la libertad que tenemos normalmente, con pequeños momentos que no disfrutamos, como una puesta de sol o pasear por la naturaleza. En una situación tan dura como la que hemos vivido, hemos respirado nosotros y también el planeta, ahora tenemos la oportunidad de salir lo más reforzados posible, en lo personal y en lo profesional”.