Gonzalo Garzón | 7·Noviembre·2025
Ciencia, tecnología y ambición. El nuevo Global Hub de AstraZeneca, que echó a andar en 2023, entra en una fase decisiva con la inauguración de su sede en el emblemático edificio Estel, en la barcelonesa Avenida de Roma. Un movimiento que no es un mero cambio de oficinas: simboliza el compromiso de la farmacéutica con el futuro de la investigación biomédica y la digitalización sanitaria, y refuerza el papel de la capital catalana como enclave estratégico dentro de la red global de innovación de la compañía.
El proyecto, que representa un nuevo modelo de trabajo en la industria farmacéutica, combina investigación biomédica, ciencia de datos, tecnología y excelencia comercial. Su objetivo es acelerar el desarrollo de tratamientos innovadores en áreas terapéuticas de gran impacto, como la oncología, las enfermedades raras, las cardiovasculares, renal y metabolismo, el aparato respiratorio y la inmunología, así como las vacunas y la inmunoterapia.
Todo ello, utilizando herramientas tan disruptivas como la genómica, la medicina de precisión o la inteligencia artificial. En sus primeros años, el Hub ha generado cientos de empleos de alta cualificación y ahora se prepara para crecer con fuerza: AstraZeneca prevé invertir 1.300 millones de euros hasta 2027, una cifra cercana a toda la inversión anual en I+D de la industria farmacéutica española.
La nueva sede ocupa 30.000 metros cuadrados distribuidos entre las plantas 5 y 13 del edificio Estel, un icono arquitectónico de la capital catalana completamente rehabilitado bajo criterios de sostenibilidad y eficiencia energética. El espacio alberga ya a 1.600 profesionales y está diseñado para fomentar la colaboración y la creatividad, con zonas abiertas que reflejan una nueva cultura de innovación. No se trata solo de crear medicamentos, sino de repensar la forma en que se desarrolla la ciencia: más ágil, más integrada y más conectada con las necesidades reales de los pacientes.
Edificio Astrazeneca | © Astrazeneca
El impacto del Global Hub trasciende las paredes del edificio. En poco más de dos años, AstraZeneca se ha convertido en uno de los principales dinamizadores del ecosistema catalán de innovación en salud. Su llegada ha coincidido con un crecimiento sin precedentes del sector biotecnológico y farmacéutico en Catalunya: en 2024, la inversión extranjera en el ámbito sanitario superó los 550 millones de euros, generando cerca de 1.700 nuevos empleos. Dentro de esa cifra, el papel de AstraZeneca ha sido clave: solo en ese año destinó 257,6 millones de euros y llevó a cabo 540 contrataciones en la región, impulsando la llegada de nuevos proyectos internacionales.
Pero el valor del Hub no se mide únicamente en cifras económicas. También ha servido como puente entre el talento científico, la universidad y la empresa, consolidando una red de más de 50 acuerdos activos con actores del ámbito sanitario, académico y tecnológico. Entre sus socios destacan hospitales como el Vall d’Hebron o el 12 de Octubre, instituciones como el Institut Català de la Salut y universidades como la de Navarra, IESE, IE Business School o la Politècnica de Catalunya. Esta red de colaboración público-privada refuerza un modelo de innovación que combina la investigación de frontera con la transferencia de conocimiento hacia la sociedad.
La diversidad es otro de los pilares del proyecto. El 27% de la plantilla es internacional y está formada por profesionales de 62 nacionalidades distintas, lo que convierte al Hub en un auténtico polo de atracción de talento global. Además, el 58% son mujeres, y la mitad de los cargos directivos están ocupados por ellas. A esto se suma un fenómeno que rompe tendencias: numerosos científicos y especialistas españoles que habían desarrollado su carrera en el extranjero han decidido regresar al país atraídos por las oportunidades que ofrece este centro, que actúa como imán para la ciencia y la innovación.
A día de hoy, el Hub impulsa 387 proyectos de I+D y más de 190 ensayos clínicos, muchos de ellos centrados en áreas que suponen grandes desafíos de salud pública. Cerca del 60% están dedicados a la oncología, un campo que sigue siendo la principal causa de muerte en España, y el resto se reparte entre las áreas cardiovascular, renal, metabólica y respiratoria. El 39% de los estudios se encuentra en fases tempranas, las más complejas e innovadoras, y el 61% en fases avanzadas, cada vez más cerca de ofrecer soluciones reales a los pacientes.
Inauguración del AstraZeneca Global Hub de Barcelona | © Astrazeneca
La apuesta de AstraZeneca no se limita al desarrollo de fármacos. El Hub de Barcelona se ha convertido también en un laboratorio de innovación digital que explora cómo la inteligencia artificial y la analítica avanzada pueden transformar la investigación biomédica. Actualmente, el centro lidera más de 35 proyectos digitales, que incluyen desde sistemas para el reclutamiento inteligente de pacientes hasta algoritmos de predicción que ayudan a optimizar ensayos clínicos o detectar antes los efectos adversos.
Uno de los equipos más activos es el de digital health, especializado en integrar datos procedentes de hospitales, wearables y aplicaciones médicas para mejorar la monitorización remota de pacientes y reducir los tiempos de desarrollo clínico. La combinación de datos y biología, apuntan sus responsables, es lo que permitirá alcanzar la medicina verdaderamente personalizada, capaz de adaptar los tratamientos a las características genéticas y clínicas de cada persona.
Este enfoque tecnológico no solo impulsa la investigación, sino que contribuye a la sostenibilidad del sistema sanitario. Menos pruebas innecesarias, menos hospitalizaciones y un seguimiento más eficaz significan también un uso más eficiente de los recursos públicos. De ahí que la colaboración con el sistema de salud español y con la Generalitat sea una parte esencial de la estrategia.
El edificio Estel se erige, así, como símbolo físico de esa nueva etapa: un espacio que une ciencia, tecnología, sostenibilidad y diseño. Sus terrazas verdes, sus zonas de trabajo abiertas y su equipamiento digital son una metáfora del futuro que persigue AstraZeneca: un entorno donde la investigación se conecte con la vida cotidiana.
El presidente de AstraZeneca España, Rick R. Suárez | © Astrazeneca
Con todo ello, Barcelona se consolida como uno de los grandes polos europeos de investigación biomédica. La presencia del Global Hub refuerza la ambición española de liderar en ensayos clínicos, biotecnología y salud digital, y sitúa al país en el mapa internacional de la innovación científica.
Pero el verdadero reto no se mide en cifras, sino en resultados: cuántos tratamientos innovadores saldrán de sus laboratorios, cuántos pacientes verán mejorar su calidad de vida y hasta qué punto el modelo servirá de inspiración para otras ciudades europeas.
En un mundo donde la ciencia avanza al ritmo de la tecnología, el Hub de AstraZeneca es también una declaración de intenciones: la convicción de que la investigación puede y debe ser un motor de desarrollo social, económico y humano.
España, y especialmente Catalunya, asumen así un papel protagonista en la carrera global por la innovación sanitaria. Y lo hacen no solo como receptores de inversión, sino como creadores activos de conocimiento, talento y futuro.
Rob Johnstone, Global Head of Business Partnering & Strategic Transformation Communications | © Astrazeneca