En un país como China que cuenta su extensión por miles de millones de kilómetros, podemos decir que hay vida más allá de Pekín y de la Gran Muralla. También que sus regiones poseen encantos suficientes como para atraer viajeros en cualquier momento del año. En invierno, también. Es más, podemos decir que algunas de ellas deberían ser visitadas cuando el frío manda y la nieve juega a hacer que ganen enteros de belleza y espectacularidad.
Y es que, situadas en el norte del país, de oeste a este, las regiones de Heilongjiang, Jilin, Shanxi, Lhasa y Sinkiang bien podrían describirse en esta época con frases hechas: paisajes teñidos de blanco, ciudades de hielo, abrumadores mantos de nieve, mezcla de tradición y modernidad, pintorescos pueblos dormidos, saber hacer artesanal… Y no, no se estaría faltando a la verdad, simplemente contando de manera literal lo que encontrará quien se anime a aventurarse por estos lares del mundo.
Sabemos que ya no te harían falta más razones para incluir el norte de China en invierno en tu lista de destinos viajeros. Aun así, podemos añadirle un plus de atractivo. ¿El motivo? La celebración del Año Nuevo Chino. Ahora sí que sí:
Al este del este, donde China llega a su fin, se extiende la provincia de Heilongjiang. Grábate a fuego un nombre, el de su capital: Harbin. El del río que la atraviesa, también: Songhua. Te impresionará contemplar cómo llega a congelarse cuando el frío hace de las suyas y los habitantes de la ciudad se lanzan a utilizarlo como pista de patinaje sobre hielo. Terminará por dejarte con la boca abierta cuando descubras que cuenta con una isla, la Isla del Sol, hogar del que es uno de los festivales de esculturas de hielo y nieve más imponentes del mundo.
Escena nocturna en un pueblo nevado de Heilongjiang | © Turismo de China
Hablamos del Mundo de Hielo y Nieve de Harbin que está celebrando su edición número 26 bajo el lema Sueño de Invierno, Amor entre Asia. Y claro, cómo explicar que poner un pie en este festival supone entrar en un mundo de fantasía en el que se levantan enormes construcciones de hielo y nieve vestidas, además, de increíbles luces de colores. Un auténtico homenaje a la cultura del hielo y nieve que hay en esta ciudad.
De Jilin podemos decir que es la región de la costa este por la que el sol sale cada día. También que alberga la Montaña sagrada Changbai que además de contar su historia con misterios y leyendas, podría contarla con récords. Por ejemplo, el del Lago Tianchi, que es el lago de cráter situado a mayor altitud del mundo. Es en él precisamente donde nace el río Songhua que, antes de llegar a Harbin, ya empieza a hacer magia en Jilin. Y es que, en ciertos momentos, consigue que a su paso todo sea niebla. Niebla densa y también escarcha. Una escarcha tan peculiar y duradera que va haciéndose fuerte en ramas de árboles y hojas de arbustos, creando un auténtico paisaje de cuento. Se la conoce como la Escarcha de Jilin y es tal su delicadeza y la belleza que genera donde aparece que le ha valido ser considerada uno de los cuatro fenómenos meteorológicos de China.
Montaña Changbai | © Turismo de China
La cosa va de lagos en Jilin. No solo por su abundancia, lo apabullante de su naturaleza o lo imponente de sus dimensiones, sino también porque algunos, como el de Chagan, son hogar de tradiciones prehistóricas. En este caso, hablamos de la pesca invernal, una exigente práctica en la que los hombres, ayudados de caballos, lanzan redes por debajo de la superficie helada, tratando de capturar los peces con los que luego abastecerán al país.
Dicen que, si uno quiere entender un poco mejor la cultura china, Shanxi es la región que debe visitar. A cada paso, la majestuosidad de su naturaleza y la antigüedad de sus construcciones nos recuerdan que llevan allí miles de años. Es el caso de Pingyao y su ciudad vieja. En sus calles empedradas, en sus murallas, en esas casas de madera con farolillos rojos y en el ritmo pausado de un lugar que todavía conserva el legado de los mercaderes Jin puede uno ir adquiriendo, aquí y allá, detalles que nos hablan de otro tiempo.
Catarata de Hukou | © Turismo de China
Algo parecido ocurre al encontrarse frente a frente con las solemnes estatuas de buda, enormes y esculpidas en piedra, que custodian las Grutas de Yungang. Imponen no solo por su tamaño, sino también por su estado de conservación que les valió ser declaradas Patrimonio de la Humanidad a principios de los 2000. Inevitablemente le llevan a uno a preguntarse eso de ¿Cómo pudieron construir todo esto con los medios que tenían? La invitación a reflexionar y a la introspección está servida. También en otros lugares como el Monte Wutai, lugar sagrado donde se siente el aroma a incienso y en invierno, también a delicioso frío y nieve.
Situada a 3.700 metros de altitud, Lhasa es la capital de la Región Autónoma de Tíbet, su nombre significa ‘Tierra Sagrada’ y tiene la capacidad de despertar la fascinación en quien escucha hablar de ella. Se la percibe cargada de mística. Y si esa estampa que muchos tenemos en la cabeza del Palacio de Potala, con sus muros rojos y los detalles dorados brillando bajo el sol, hipnotiza en cualquier momento del año, en invierno, con la nieve cubriéndolo, enamora.
Alpinistas en las montañas nevadas | © Turismo de China
Si el tiempo lo permite, saca a relucir tu espíritu aventurero para enfrentarte a las cinco horas de viaje en coche que separan Lhasa del Lago Namtso. Subirás todavía más alto —más de 4.500 metros—, seguirás en lugar sagrado y es probable que te falte el aliento. Sí, puedes culpar al mal de altura o reconocer que estás sufriendo un Stendhalazo paisajístico: aguas saladas de un color azul rabioso que cuando sopla el viento pueden presumir de olas como si del mismo mar se tratara, imponentes montañas de cumbres nevadas rodeándolo todo, nubes esponjosas coronando el paisaje y cuevas que acogen a los peregrinos que se animan a llegar hasta allí a pie.
Poner un pie en la región de Sinkiang es maravillarse ante lo que Mamá Naturaleza es capaz de hacer, es sentirse pequeñito al contemplar la inmensidad de su creación y es sorprenderse, si uno llega hasta allí en invierno, con que los glaciares y las montañas nevadas coexistan con el desierto de Gobi.
Caballos celestiales en Zhaosu | © Turismo de China
Tierra de contrastes, su diversidad, que va de los picos de Tianshan a la cuenca del Tarim, da lugar a singulares ecosistemas e impresionantes postales. Cualquier momento del año te parecerá bueno para visitarlo, pero sabrás que es en invierno cuando el manto blanco le da un plus de belleza y la posibilidad, para quienes gusten de esquiar, de deslizarse en el nevado Altay.
También conocida como Fiesta de la Primavera porque con ella se despide al invierno y se entra en la época del cultivo, esta celebración forma parte desde finales de 2024 de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. De ella se destacaron los rituales y prácticas que la sociedad china lleva a cabo para dar la bienvenida al Año Nuevo, la manera de transmitirlos de generación en generación, tanto en el seno de la familia como a través de la educación pública, y el fuerte componente familiar de la fiesta. En 2025, darán la bienvenida al año de la Serpiente.
Cartel del Año de la Serpiente | © Turismo de China
Hasta el 31 de diciembre de 2025 —hora de Pekín—, los viajeros con pasaporte nacional de España que se desplacen a China por turismo, negocios o visitas familiares por un período que no supere los 30 días estarán exentos de los requerimientos de visas.