La sostenibilidad no es una moda ni una tendencia pasajera. Es una forma de entender el mundo y comprometerse con un futuro que garantice el equilibrio entre el crecimiento económico, la protección del medioambiente y el bienestar social. “El mundo financiero global se está movilizando para apoyar la transición a la economía verde. Necesitamos que el crecimiento sea sostenible e inclusivo. Un crecimiento que impulse y financie la inversión en tecnologías verdes. Un crecimiento que llegue a todos, para que a medida que nuestras economías y sociedades reduzcan las emisiones, las comunidades y los países no se queden atrás”, aseguró recientemente Ana Botín, presidenta de Banco Santander, durante la XIV Conferencia Internacional de Banca que reunió a altas personalidades del mundo financiero, la política, las empresas y la tecnología.
La importancia de que el sector bancario contribuya con su actividad a construir una economía sostenible y se implique en los desafíos globales ha colocado la denominada banca responsable en el núcleo de la estrategia de las entidades financieras. Se trata de tener un impacto positivo en toda la sociedad. Este desafío no es solo ambicioso, sino también apremiante. No hay tiempo que perder.
El Santander es un ejemplo de este compromiso. El grupo forma parte un año más del selecto club de entidades financieras más sostenibles del mundo incluidas en el índice Dow Jones Sustainability Index (DJSI). Este indicador, la principal referencia internacional, evalúa el impacto económico, medioambiental y social de 245 bancos. Y el banco no se apea de este índice desde hace 21 años.
El Santander forma parte un año más del selecto club de entidades financieras más sostenibles del mundo incluidas en el índice Dow Jones Sustainability Index (DJSI) | © Visual Stories | Micheile | Unsplash
¿Qué convierte al Santander en uno de los bancos más sostenibles del mundo? Según el último análisis del Dow Jones, la entidad cántabra está en el percentil 97 de todos los bancos estudiados en todos los ámbitos: económico (96), medioambiental (98) y social (97). Además, ha logrado la máxima calificación en áreas evaluadas tan importantes como la inclusión financiera o la información medioambiental, y ha mejorado significativamente este año en aspectos como capital humano y finanzas sostenibles.
El grupo trazó en 2019 una detallada hoja de ruta con 11 objetivos ESG (siglas en inglés de medioambiental, social y gobierno corporativo) a cumplir en cinco años, hasta 2025. Se trata de compromisos concretos para luchar contra el cambio climático, impulsar la inclusión social, la equidad de género y la diversidad, y dar apoyo a las comunidades más vulnerables.
Cuatro de estos objetivos están relacionados con el medioambiente. La entidad, líder en financiación de proyectos de energías renovables, se ha comprometido a movilizar más de 120.000 millones de euros en financiación verde, cifra que se elevará a 220.000 millones hasta 2030 (desde 2019 ya ha facilitado 51.198 millones). Además, espera obtener en 2025 todo el suministro de electricidad a partir de fuentes renovables (actualmente representa el 74% de la energía que consume, superando el objetivo del 60% fijado para 2021); reducir por completo los plásticos innecesarios de un solo uso (ya está en el 98%, a un paso del 100% de objetivo para este año); y ser neutro en carbono (en 2020 sus emisiones netas fueron cero).
A partir de ahí, el Santander acelerará el paso hacia la descarbonización: su ambición es alcanzar cero emisiones netas de carbono en todo el grupo en 2050, alineándose así a los objetivos del Acuerdo de París. Este reto va más allá de la propia actividad del banco. Incluye todas las emisiones de sus clientes derivadas de cualquiera de los servicios de financiación, asesoramiento o inversión que ofrece.
Además, respalda proyectos para proteger el medioambiente en todos los países en los que opera. Santander for the seas, el Plan Natura o Motor verde, en España; el Plan Amazonas, en Brasil; o Reforestamos, en México, son un ejemplo de las numerosas iniciativas que desarrolla o en las que está presente al banco.
También el compromiso social se ha convertido en un valioso intangible para garantizar la sostenibilidad de los negocios a largo plazo. “Como gran empresa tenemos una capacidad única para tener una aportación positiva para solucionar los grandes desafíos sociales y económicos (…) Tenemos que demostrar que hacemos todo lo que está a nuestro alcance, en el día a día de nuestro trabajo, para contribuir a dar respuesta a los grandes retos globales y apoyar a la sociedad. Esto no son solo palabras. Son acciones concretas que tomamos”, explica Botín. En el caso del Santander, la apuesta por la inclusión financiera es uno de los ejemplos de la cara más social del banco.
El acceso a los servicios bancarios es esencial para combatir la desigualdad. Hoy en día, en torno a 1.700 millones de personas aún no están bancarizadas, según datos del Banco Mundial. Una situación de desventaja que está estrechamente relacionada con la exclusión social. A favor juega la irrupción de la tecnología, con el uso generalizado de los móviles e internet, que desempeña un papel clave para romper las barreras que tradicionalmente han bloqueado la puerta de acceso a la banca.
“La digitalización representa una oportunidad enorme para llegar a más personas”, señalan desde la entidad. Precisamente, empoderar financieramente a 10 millones de personas en el periodo 2019-2025 es otro de los desafíos incluidos en los objetivos banca responsable del Santander. Y va camino de conseguirlo: ya ha ayudado a 6,2 millones de personas, un 60% del objetivo marcado, y este año ha recibido el premio Mejor Banco del mundo en Inclusión Financiera que concede la revista especializada Euromoney.
Pero nada de esto es posible sin educación financiera. Bajo el paraguas del programa global Finanzas para todos, la estrategia de la entidad se centra, además de dar acceso a los servicios financieros, en la formación. Tanto para hacer más comprensibles los conceptos económicos y ayudar a tomar las mejores decisiones, como para impulsar la alfabetización digital. Cerca de 720.000 personas participaron el año pasado en los más de 60 proyectos de educación de Banco Santander, que se desarrollan habitualmente tanto de forma presencial con talleres y cursos, como a través de formación online con webs específicas, herramientas, tutoriales o juegos.
La educación financiera como motor de cambio de la sociedad | © Santander
En España, la iniciativa Finanzas para Mortales, reconocida como uno de los principales programas de educación financiera de nuestro país por el Banco de España y la CNMV, ha alcanzado más de medio millón de visitas a los contenidos de su web y este ejercicio ha reforzado su formación para mayores, adolescentes y colectivos en riesgo de exclusión. Este tipo de programas se extienden a otros nueve países de Europa, Latinoamérica y también EEUU. Como muestra, Parceiros em Ação (Amigos en acción), en Brasil; Kit de Educación Financiera inicial, en Argentina; o Sanodelucas, en Chile.
Los microcréditos y los productos especialmente diseñados para personas de renta bajas o con dificultades económicas son el tercer trampolín para impulsar la inclusión financiera. Estos préstamos de pequeñas cantidades de dinero dan la oportunidad de acceder al crédito a los colectivos más desfavorecidos para que puedan mejorar su situación social, su nivel de vida y su entorno. Con esta actividad, el Santander ha apoyado a 1,2 millones de micro emprendedores y ha destinado a este fin 1.200 millones de euros desde 2019.
Detrás de cada uno de ellos hay una historia real, una buena idea que se materializa: una peluquería, comida por encargo, una tienda de alimentación, un comercio de artesanía local… Prospera es uno de los programas bandera de la entidad en Latinoamérica. Además de en Brasil, donde nació, opera en Argentina, Chile, Uruguay, el Salvador o Colombia) y ha sido clave para que el Santander haya formado parte de las diez empresas que más cambian el mundo en la lista Fortune Change The World. Mas del 70% de los créditos que otorga están destinados a mujeres empresarias para iniciar o hacer crecer sus negocios sin necesidad de garantías adicionales. Según el banco, la mitad de los clientes están por debajo del umbral de la pobreza. También Tuiio, lanzado en 2017 en México, ha sido destacado por el Pacto Mundial de México como una práctica destacada para poner fin a la pobreza en el país.
Prospera es uno de los programas bandera de la entidad en Latinoamérica | © Santander
Banco Santander ha ayudado a 4,8 millones de personas desde 2019 a través de sus programas de inversión en la comunidad gracias a su colaboración con ONG y otras entidades sociales. Este es otro de los 11 objetivos cumplidos dentro de su agenda de banca responsable. También ha apoyado a más de 630.000 estudiantes, profesores y emprendedores a través de 325.000 becas, ayudas y programas de emprendimiento entre 2019 y 2021. De esta cifra, 85.000 han sido en España.
El programa Explorer ha ayudado a muchas personas a experimentar el emprendimiento como opción profesional | © Santander
Por último, se ha marcado retos internos, como formar parte del Top 10 de las mejores empresas para trabajar (ya lo ha logrado en seis de los mercados en los que opera); potenciar internamente a las mujeres para aumentar su representación en puestos directivos (ya suponen el 25,4%, aunque el desafío es alcanzar el 30% en 2015) y en el consejo de administración (ha alcanzado el objetivo de un mínimo del 40%); y lograr la total equidad salarial de género.
“En Santander siempre hemos sido conscientes de que tenemos la responsabilidad de apoyar a la sociedad, y lo vamos a seguir haciendo. Estamos decididos a ayudar a empresas y comunidades de todo el mundo y aprovechar la oportunidad para abordar desafíos mundiales como la desigualdad y el cambio climático. Esto es lo que debemos hacer, lo más responsable, y el camino para generar valor para nuestros accionistas”, señala Ana Botín.