Autopistas inteligentes para la transición al coche autónomo

por Patricia Urquiola

Desde la invención del cinturón de seguridad hasta la reciente incorporación en los coches de todo un surtido de las llamadas ayudas a la conducción (ADAS), gran parte de los avances en el mundo de la automoción tienen como objetivo prioritario aumentar los estándares de seguridad hasta el límite de lo posible.

El desarrollo del coche autónomo no es sino la culminación de ese proceso llamado a erradicar el error humano de la conducción; tanto es así que se calcula que, en un hipotético futuro en que no existan conductores sino únicamente vehículos autotripulados (y en que, dicho sea de paso, conducir en persona sea tipificado como delito, según vaticina Elon Musk), la cantidad de accidentes se reducirá en un 90%, porcentaje que corresponde justamente al error humano.

A nadie se le escapa que, antes de llegar a este escenario cercano en principio al ideal, habrá un periodo dilatado de tiempo en que forzosamente tendrán que compartir carretera los vehículos 100% automatizados, otros que lo sean en una medida inferior y aquellos que sigan conduciendo personas de carne y hueso.

Ese estado de cosas guarda una estrecha relación, además, con el desarrollo de infraestructuras viales inteligentes, conectadas y preparadas para los vehículos autónomos que, aunque nadie se atreve a precisar cuándo serán una realidad, todo el mundo da por hecho que constituyen el futuro indiscutible de la movilidad.

Dos programas auspiciados por la Unión Europea están sentando ya las bases que armonicen la coexistencia de coches autónomos y convencionales y la necesaria adecuación de las infraestructuras de transporte.

La iniciativa I+D Inframix (Road Infrastructure ready for mixed vehicle traffic flows), por un lado, persigue diseñar, actualizar, adaptar y probar modelos de autopistas capaces de gestionar el periodo de transición entre vehículos con base en los sistemas de transporte automatizado del futuro.

Por su parte, la plataforma C-Roads es un proyecto conjunto de los países de la UE y de los operadores de carreteras dirigido a realizar pruebas e implantar sistemas de transporte inteligentes y cooperativos (conocidos como C-ITS) de manera armonizada e interoperable para todos los Estados miembros.

Coche en el interior de un túnel

El proyecto Inframix

En Inframix, que cuenta con una subvención de 4,5 millones de euros procedentes de los proyectos de desarrollo e innovación de la Comisión Europea, participan once empresas e instituciones europeas líderes en el sector automovilístico y vial, entre ellas la compañía española Autopistas, perteneciente al grupo Abertis.

La meta es crear un modelo de autopista que permita el tráfico ininterrumpido, predecible, seguro y eficiente a través de una infraestructura vial híbrida capaz de gestionar el periodo de transición entre vehículos y de crear los fundamentos para sistemas de transporte automatizado.

El proyecto contempla procesos tan interesantes como utilizar herramientas de simulación adaptadas a las peculiaridades del coche autónomo y desarrollar modelos de flujo de tráfico mixto, con el fin de estudiar el efecto de diferentes niveles de automatización y distintos índices de penetración, así como desarrollar algoritmos de estimación y control del tráfico.

También se trabaja en informar a los vehículos sobre comandos de control emitidos por el operador de carreteras y en proponer nuevas señales visuales y electrónicas para escenarios igualmente de convivencia entre coches automatizados y convencionales.

Otra de las labores esenciales consiste en proporcionar un plan de clasificación de las carreteras que indique la capacidad de conectividad y automatización de una infraestructura en concreto, además de una guía sobre cómo actualizar de forma progresiva esa u otra infraestructura para adaptarse al tráfico mixto.

Uno de los proyectos piloto está teniendo como escenario una sección de 20 kilómetros de la AP-7, cerca de Girona

Después de las tareas de simulación ha llegado el momento de la evaluación en tramos reales de autopistas de Austria y España. Uno de los proyectos piloto está teniendo como escenario una sección de 20 kilómetros del Corredor Mediterráneo (autopista AP-7) cerca de Girona, y evalúa tres escenarios de tráfico cruciales por su repercusión en la eficiencia y la seguridad del tráfico: la asignación dinámica de carril, las zonas de obras y los cuellos de botella producidos por la eliminación de un carril o por las incorporaciones a una autopista, por ejemplo.

Para el buen desarrollo de la prueba se precisa de la comunicación G5 (la que usan los walkie-talkie). El proyecto prevé también definir nuevos tipos de señales u otros elementos físicos para la coexistencia de coches convencionales y con diferentes niveles de automatización.

Luces provinientes del tráfico en la ciudad

El proyecto C-Roads

Estrechamente relacionada con Inframix, la plataforma C-Roads, en la que también participa la empresa española Autopistas, se ocupa de poner en marcha y controlar una serie de tecnologías y aplicaciones que permiten el intercambio de información, fundamentalmente mediante sistemas inalámbricos, ya sea entre vehículos (sistemas de comunicación V2V) o entre vehículos e infraestructuras (sistemas V2l).

Conviene recordar que el desarrollo de C-ITS, una de las muchas facetas del llamado Internet de las cosas, se enfrenta a numerosos aspectos por resolver desde el punto de vista legal, administrativo, político, técnico y de estandarización.

En cualquier caso, como explican los responsables del proyecto, “en el futuro los vehículos conectados serán como sensores de la infraestructura”, lo que significa que, gracias a la información que sean capaces de proporcionar (“de manera transparente” para el conductor, precisan), se podrá disponer de una monitorización precisa y en tiempo real del tráfico que permitirá emplear sistemas de gestión de carreteras inteligentes, esto es, automatizados y predictivos.

En el futuro los vehículos conectados actuarán como sensores de la infraestructura

Además, ese caudal inmenso de datos hará posible desarrollar nuevos servicios de transporte en general, tanto para operadores logísticos como en el ámbito de la MaaS o Mobility as a Service, de la que son buenos exponentes las plataformas de motos y coches compartidos que proliferan en las grandes ciudades de todo el mundo.

El proyecto C-Roads cuenta con pruebas piloto en distintos países de la Unión Europea. En el caso de España están teniendo lugar en puntos muy diversos de la red de carreteras como el arco mediterráneo, la cornisa cantábrica, Madrid y Galicia.

Tramo de una carretera iluminada

Se dispone de un presupuesto de 18 millones de euros para estos trabajos que deben ser transversales por definición y que involucran tanto a empresas operadoras de autopistas como a empresas líderes de la industria, proveedores de servicios tecnológicos, centros de tecnología, asociaciones del sector, autoridades públicas y universidades.

En el caso concreto de la empresa del grupo Abertis, lidera la prueba piloto que, por obvias razones de coherencia, se está llevando a cabo en el mismo tramo de la AP-7 antes mencionado, una extensión de 20 kilómetros que presenta otras características que la hacen especialmente idónea para el experimento.

Dispone de cuatro carriles por sentido de la vía e incluye cuatro accesos y 180 metros de túnel donde realizar todos los test y mediciones necesarios, con una intensidad media de tráfico de cerca de 26.000 vehículos/día y una velocidad límite de 120 km/h.

Según los responsables de Autopistas, la compañía participa en “la definición de los servicios, el diseño y el desarrollo de la cadena de información, la creación de un nuevo marco de seguridad necesario, la instalación de nuevos equipos de test y la evaluación del despliegue” haciendo uso de los vehículos de la propia empresa.

Por razones de coherencia, las pruebas de C-Roads también se están desarrollando en la AP-7

Técnicamente, C-Roads funciona haciendo uso de sensores magnéticos instalados en el asfalto, al igual que las antenas de comunicación V2l. En un segundo nivel cuenta con concentradores de datos (incluido el hub de la empresa y servidores de los proveedores de antenas y sensores) que realizan el primer procesado de información.

Después entra en juego el software de los servicios C-ITS, que gestiona cómo informar a los usuarios cuando se detecta un incidente en función de la gravedad de este, del tráfico del momento y de otras circunstancias.