Ha comenzado la cuenta atrás para Gaza
Según un informe de la ONU, Gaza será inhabitable en tan solo un mes, en 2020, pero la realidad es que hace tiempo que en Gaza la vida cada vez se parece más a la muerte.

La población de la Franja vive en condiciones infrahumanas. 2 millones de personas, incluidas 1,4 millones de refugiadas y refugiados de Palestina, sobreviven prácticamente sin electricidad, sin agua, sin medicinas y, lo peor, sin esperanza, en una tierra que cuenta con 365 km2 y una de las densidades de población más altas del mundo. El 80% de los refugiados y refugiadas de Palestina depende de la ayuda de UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas por los refugiados y refugiadas de Palestina, para sobrevivir

La cárcel más grande del mundo

Bloqueada por tierra, mar y aire desde hace más de una década, Gaza se ha convertido en la cárcel a cielo abierto más grande del mundo.

Durante la última década, las condiciones de vida en la Franja han empeorado considerablemente. El bloqueo, endurecido a raíz de la victoria de Hamas en las elecciones de 2007, ha diezmado las vidas de sus habitantes y también sus medios de subsistencia.

Sin posibilidad de entrar ni salir y con unas restricciones inhumanas a la importación y exportación de bienes y mercancías, una población bien formada y con alta cualificación profesional sufre la obstaculización constante de sus oportunidades de desarrollo personal y colectivo.

La situación en Gaza tiene un terrible impacto psicológico sobre la población. El número de suicidios ha aumentado alarmantemente y la población infantil de la Franja, que representa a más del 50% del total, necesita ayuda psicológica urgente.

La situación en Gaza tiene un terrible impacto psicológico sobre la población.
Las razones por las cuales
Gaza será inhabitable
No son heroínas, son supervivientes
Los rostros de Gaza

En Gaza las mujeres sufren por doble: se enfrentan a la violencia derivada de los valores patriarcales de la sociedad y a la situación provocada desde hace casi 13 años por la ocupación y el bloqueo israelí, que exacerban e introducen nuevas formas de violencia. En un escenario de destrucción, las mujeres rehacen y recuperan la vida. Tienen una gran capacidad de resiliencia y mantienen unido el tejido social de la Franja.

Madleen
“El mar es mi vida, mi trabajo, mi afición”

Madleen tiene 23 años y es la única pescadora conocida de Gaza. Cada día, se sube a un barco para surcar las aguas de la costa de Gaza. Era la mayor de todos sus hermanos y, a causa de la enfermedad que detectaron a su padre, tuvo que comenzar a trabajar duro para sacar adelante a su familia, comprar los medicamentos que su padre necesitaba y pagar la educación de su hermana pequeña. A causa de las dificultades de conseguir buen pescado en la costa de Gaza, limitada por las autoridades israelíes, decidió adquirir un pequeño barco para actividades turísticas con un microcrédito de UNRWA.

Shoroq
“Conocer a los heridos que atiendo es lo que más me duele”

Shoroq Okasha no olvida el día en el que un hombre se acercó a ella y le dijo: “me has salvado la vida”. Tiene 27 años y proporciona primeros auxilios, sino que también aprovecha su especialización en psicología para dar apoyo a los heridos de las Marchas, especialmente a aquellos que están expuestos a la inhalación de gases lacrimógenos y a la consecuente pérdida de conciencia. Muchas veces atiende a niños aterrorizados. Nos cuenta que es importante coger sus manos heridas y asegurarles que alguien está dispuesto a ayudarles, aunque la ayuda sea tan simple como ofrecerles un vaso agua.

Abeer
“Quiero inculcar a mis alumnos a pasión por aprender, por saber. Es indispensable para construirse como persona y formar parte activa del mundo”

Abeer tiene 35 años y es profesora en las escuelas de UNRWA en la ciudad de Gaza desde 2005. Cuando habla de su trabajo, la sonrisa se le desborda y contagia. Pese a todo la situación que se vive en Gaza, menos del 1% de los alumnos de las escuelas de UNRWA deja las aulas. El dato hace sonreír a Abeer. Ella ha salido contadas veces de los 365 km2 de Gaza. La última hace un año para ir a una formación de profesores en Jordania.

Naema, Kawfakha
“Pensé que volvería a recoger mis olivas pronto. Siempre pensamos que volveríamos, pero han pasado 71 años”

Tenía 10 años cuando más de 700.000 palestinos tuvieron que huir dejándolo todo atrás, cuando sucedió la ‘Nakba’, la catástrofe. Recuerda cómo su padre la despertó para que recogiera sus cosas y cómo salieron de su casa con lo poco que podían cargar, pensando que regresarían pronto. Naema y su familia llegaron andando hasta Gaza donde se instalaron con las pocas pertenencias que consiguieron llevar consigo. Allí sobrevivieron gracias a la generosidad de la gente al principio, y más adelante gracias a los alimentos y ayudas de UNRWA. Tras siete décadas, Naema sigue soñando con volver a su aldea.

Sanaa Abu Bkheet
“Conseguir salir para participar en una carrera era casi como subir al podio. Era la parte más difícil”

En 2004, en Atenas, Sanaa se convirtió en la primera atleta palestina en ondear su bandera nacional en unos Juegos Olímpicos. Siete años después de haberse retirado profesionalmente, no puede evitar un gesto de melancolía cuando hace un repaso a su carrera. En 2013 fue la última vez que Sanaa intentó salir de Gaza para correr. Las autoridades israelíes no lo permitieron. La familia vive gracias a la ayuda humanitaria de UNRWA, al apoyo familiar y al trabajo de auxiliar de enfermero del padre de familia.

Jamela
“Nuestras demandas son simples y muchas se pueden expresar en una sola palabra: queremos vivir en un ambiente pacífico”

Jameela Abu Jom’a tiene 15 años estudia en una de las escuelas de UNRWA en Khan Younis, ha ganado recientemente el Concurso de Mensajes Inspiradores de Paz de 2019 organizado por el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos y los Jardines de Rosas Internacionales por la Paz Mundial. Sin embargo, Jameela no pudo asistir a la ceremonia de entrega de su premio en Georgia, Estados Unidos, debido a las restricciones de movimiento impuestas por Israel a los residentes de Gaza.