Trabajar con calor extremo: la cara oculta del cambio climático

por Belén Gómez

Desde los años 70, la temperatura media del planeta se ha ido incrementando entre 0,13 y 0,22° C por década, llegando a su punto culminante en 2015, el ejercicio más caluroso jamás registrado desde que se recogen este tipo de datos.

Los científicos y expertos en la materia llevan años alertando de las consecuencias que supone para el planeta el incremento de las temperaturas: efectos meteorológicos adversos, catástrofes naturales, destrucción de la flora y la fauna… Sin embargo, poco se ha debatido sobre el riesgo latente que millones de trabajadores en todo el mundo asumen por desempeñar su actividad en determinados entornos.

Los problemas relacionados con las temperaturas extremas supondrán el 56% del coste económico total que ocasionará el cambio climático hasta el año 2030

Nos referimos a los problemas asociados al calor ambiental en el puesto de trabajo, un asunto semi-desconocido, a la par que muy preocupante. No en vano, según recoge el informe Cambio climático, impactos y vulnerabilidad en Europa 2016 de la Agencia Europea de Medio Ambiente, los problemas relacionados con las temperaturas extremas supondrán el 56% del coste económico total que ocasionará el cambio climático hasta el año 2030. Nos encontramos, pues, ante un problema económico y sanitario de primer orden.

Para medir los impactos negativos del estrés térmico en el lugar de trabajo, una veintena de universidades y de empresas europeas se han unido para llevar a cabo la primera investigación internacional y multisectorial que analizará cómo paliar este problema que afectará a la salud de los trabajadores de las principales industrias del continente europeo.

La iniciativa, llamada Heat-Shield, nació en 2016 con el objetivo de estudiar el impacto del calor en la salud de los trabajadores y en la productividad de los sectores económicos estratégicos de la Unión Europea (UE), como son la fabricación, construcción, transporte, turismo y agricultura. Estas industrias suponen el 40% del PIB de la UE y en ellas trabaja el 50% de la mano de obra europea.

El informe antes citado evidencia que los países de la Unión Europea han perdido 400.000 millones de euros desde 1980 a causa del calentamiento global. En el caso de España, el cambio climático ha supuesto la pérdida de unos 33.600 millones de euros derivados de tres factores: los producidos por fenómenos meteorológicos extremos (sequías, lluvias torrenciales, cambios bruscos en el régimen de temperaturas…), los asociados a la reducción de la productividad vinculada al clima (pérdida de cosechas, bajada de productividad laboral por calor extremo en el puesto de trabajo…). Y, por último, los derivados de problemas sanitarios causados por el calentamiento global y la contaminación ambiental.

Ante esta situación, no es de extrañar que el proyecto Heat-Shield haya comenzado a analizar las cinco principales industrias europeas para ofrecer respuestas y planes de choque a las consecuencias de padecer calor extremo en el lugar de trabajo:

Análisis de las principales industrias europeas

  • 1. Fabricación: resguardados de las altas temperaturas

    Fabricación

    La industria manufacturera al estar ubicada en fábricas o en espacios cerrados y cubiertos, es una de las manufactureras europeas que se verá menos afectada por las consecuencias del cambio climático. En este caso, el objetivo que persiguen los agentes del viejo continente será el de tratar de controlar y mejorar la calidad del entorno de trabajo.

  • 2. Construcción: trabajadores bajo el influjo de los elementos

    Construcción

    En cambio, los trabajadores de la construcción están totalmente expuestos a los elementos. Soportar el frío, el viento, el calor, e, incluso la lluvia es la realidad de aquellos que trabajan en la intemperie. En esta industria el trabajador está menos protegido mientras desarrolla su jornada laboral.

    Este sector también es uno de los más afectados por accidentes laborales, muchos de ellos causados actualmente por golpes de calor. Este verano murió un hombre de 54 años que asfaltaba una carretera en Sevilla. Los 39 grados del ambiente, aunados a los 170 que alcanzó el aglomerado, provocaron el fatal desenlace de una situación laboral que se podría haber evitado.

    Los trabajadores de la construcción son más propensos a sufrir de tensión por calor y su productividad también disminuye los días de temperaturas más altas. Uno de los objetivos principales de Heat-Shield es proporcionar estrategias de adaptación y nuevas políticas para abordar los problemas que se derivan de la creciente temperatura en los lugares de trabajo.

  • 3. Turismo: principal ingreso de la UE

    Turismo

    El turismo constituye uno de los principales ingresos en los países de la UE que carecen de industrias avanzadas de fabricación y construcción. Además, este sector es diferente a los otros que analiza el programa europeo, ya que es la única industria donde tanto el que está de vacaciones, el turista, como el trabajador se ven afectados simultáneamente. Esta peculiaridad intensifica aún más la necesidad de proporcionar estrategias de adaptación a una industria que tiene lugar en entornos muy diversos.

  • 4. Agricultura: cultivos en los meses más calurosos del año

    Agricultura

    La agricultura es una de las industrias básicas y más antiguas de la UE. Su diferencia con los otros sectores es que es estacional, lo que obliga a los trabajadores a cosechar o recoger los cultivos durante los meses más calurosos del año. Por lo tanto, es de vital importancia que los jornaleros estén protegidos para asegurar su salud, así como la continuidad y eficiencia de los cultivos.

  • 5. Transporte: el calor, enemigo de los tiempos de reacción

    Transportes

    La industria del transporte también es una de las perjudicadas por los efectos negativos del aumento de la temperatura en el lugar de trabajo. En este caso, el calor resulta muy peligroso ya que las temperaturas no sólo afectan a los trabajadores o a su productividad sino a su tiempo de reacción ante una situación imprevista en la carretera. Los investigadores señalan que hay un aumento del 50% de los errores a partir de los 27 grados. Por lo tanto, es fundamental pensar en estrategias de protección para las épocas de más calor.

La investigación en España mira hacia la construcción

La investigación en España mira hacia la construcción

La Universidad de Tesalia y la Universidad de Oporto han llevado a cabo parte del estudio internacional vinculado al sector de la construcción y han analizado la empresa española Acciona. “Hemos motorizado a 15 empleados, de entre 20 y 55 años, que ocupan diferentes puestos de trabajo en una de nuestras obras. Con los datos obtenidos se creará un modelo para estandarizar medidas paliativas que minimicen los efectos indeseados del calor en el sector de la construcción”, explica Rafael Socorro, responsable en Acciona del proyecto.

Durante las pruebas, cada trabajador ha llevado puestos 4 sensores inalámbricos muy pequeños, del tamaño de una pila de botón, –en el antebrazo, muslo, pecho y pierna- para medir la temperatura corporal externa. Además, un sensor interno que se toma como una pastilla mide la temperatura interna del organismo. También se han realizado análisis de sangre, se han parametrizado sus condiciones antropométricas (peso, altura…) y se les ha sometido a cuestionarios antes, durante y después de las jornadas laborales para conocer su percepción subjetiva sobre aspectos como el cansancio, el estado anímico...

Para Nybo, profesor de fisiología humana en la Universidad de Copenhague y coordinador del proyecto europeo que se dedica a proporcionar conocimientos y soluciones para prevenir los problemas de calor, “es vital establecer un conocimiento sobre la exposición específica al calor, así como las medidas potenciales que deben tomar los trabajadores de la construcción”.

En España, el estudio se ha centrado en trabajadores de Acciona que realizan labores relacionadas con la construcción

Este mismo procedimiento se está llevando a cabo en empresas líderes en otras industrias europeas estratégicas expuestas al aumento de la temperatura derivado del cambio climático. Los resultados de esta investigación servirán para extraer conclusiones sobre cómo afecta el calor a la salud y productividad de los empleados, pero fundamentalmente, para proponer protocolos de actuación extrapolables a las empresas de los sectores analizados con recomendaciones precisas.

Estas investigaciones serán determinantes, ya que el calor será una realidad creciente, especialmente acuciante en las zonas más afectadas por el cambio climático y en lugares con una importante pujanza del sector de las infraestructuras, como los países árabes, donde las condiciones climatológicas, ya de por sí extremas, serán más desfavorables a medida que se agudice el calentamiento global.

El calor ahoga a los vendimiadores en Chipre

El calor ahoga a los vendimiadores en Chipre

En sus primeros 18 meses de andadura, el proyecto europeo ha desarrollado un prototipo de sistema meteorológico que puede predecir, con varias semanas de antelación, cuando se producirán riesgos para la salud en los trabajadores y disminuirá la productividad. Además, su primer estudio de campo en trabajadores agrícolas mostró que los aumentos de temperatura en las regiones mediterráneas por el calentamiento global podrían conllevar pérdidas de productividad y económicas para la industria vitivinícola europea.

En su primer año y medio de vida, el proyecto ha desarrollado un sistema que anticipa cuándo se producirán riesgos para la salud en los trabajadores y disminuirá la productividad

Andreas Flouris, doctor y profesor adjunto en medicina medioambiental de la Universidad de Ottawa, ha estudiado los efectos de las altas temperaturas sobre la productividad de la mano de obra de la vendimia en la industria vinícola de Chipre, que a menudo trabajan en condiciones de hasta 36 grados centígrados. La producción de vino sigue estando en gran parte dominada por el trabajo manual y, por tanto, los efectos del calentamiento global en los trabajadores de esta industria son más frecuentes.

Las temperaturas más altas en las condiciones de trabajo durante el verano se correlacionaron con una pérdida de mano de obra significativa de hasta un 27% durante las horas más calurosas del día, causando un mayor esfuerzo percibido en los sistemas metabólicos y cardiovasculares del trabajador y reduciendo la producción”, revela Flouris. Asimismo, hubo una disminución del 15% en la cantidad de tiempo en que los trabajadores pudieron desempeñar sus funciones debido a la mayor necesidad de pausas de trabajo irregulares e imprevistas por el excesivo calor.

Estos resultados de la investigación demuestran que el calor en el lugar de trabajo, específicamente en los trabajadores agrícolas europeos, se acompaña de pérdidas significativas de mano de obra y de productividad. El aumento de las temperaturas del calentamiento global puede afectar negativamente a la industria vinícola que representa el 0,2% del PIB mundial e incluso, potencialmente, dar lugar a grandes pérdidas en todo el mundo.

Protocolos de acción ante las altas temperaturas

Protocolos de acción ante las altas temperaturas

Los problemas de calor para los trabajadores están aumentando debido al cambio climático y una parte clave de la prevención debe ser la acción global para frenar el avance del cambio climático mundial. Además, durante los períodos más calurosos del año deberían usarse medidas adicionales de protección”, asegura Tord Kjellstrom, profesor y consultor de medioambiente y salud laboral.

Los impactos reales del calor extremo durante las jornadas de trabajo son un riesgo creciente de efectos graves para la salud en los trabajadores que conlleva reducciones considerables de la productividad y la producción económica. “Existen métodos de protección, pero muchos lugares de trabajo pueden desconocer los riesgos y no están utilizando los métodos necesarios”, asegura Kjellstrom, quien debe velar para que los resultados de la investigación y análisis que salgan del programa sean utilizados en el futuro en Europa.

Por ello, destaca que sobre todo hay que incidir en las industrias con trabajadores que realizan su labor en el exterior y reciben más exposición al calor de la radiación solar. Una buena medida de protección que se plantea es la de crear sombra en los lugares de trabajo al aire libre, ya que la radiación supone una carga de calor importante. Además, la planificación del trabajo puede evitar hacer el trabajo al aire libre durante los períodos más calurosos, y durante los descansos los cuartos refrigerados son de gran ayuda.

El calor extremo durante las jornadas laborales lastra la productividad y la producción económica

Otra de las recomendaciones de Kjellstrom es que los trabajadores tengan acceso a tanta agua potable como deseen beber, porque “las grandes pérdidas de sudor necesitan ser compensadas por la ingesta de agua para evitar una deshidratación peligrosa”. Y, por último, no hay que olvidar la ropa de los trabajadores que sin comprometer las normas de seguridad deberá reflejar la radiación UV y permitir la evaporación del sudor para que puedan realizar su trabajo en condiciones óptimas para su salud y la de la industria en la que trabajan.