Japón es naturaleza, cultura, tradiciones, equilibrio, gastronomía y paisajes estacionales, y nunca deberíamos dejar de explorar su mapa de punta a punta para realizar una visita. Un destino perfecto que hallamos en el norte de la isla de Honshu, la principal de Japón. A tan solo 2 horas de Tokio encontramos la región de Tohoku, una zona alejada de las rutas más turísticas, pero tan atractiva, bella e interesante como la que más. Un lugar en el que perderse si lo que queremos es descubrir el Japón más auténtico.
Si miramos la historia, Tohoku fue una de las últimas regiones que se anexionaron al actual territorio japonés y, fue escenario de batallas entre clanes donde samuráis lucharon por unificar Japón. Hoy en día, la región de Tohoku se compone de seis prefecturas: Akita, Aomori, Fukushima, Iwate, Miyagi y Yamagata. Y todas y cada una de ellas tienen algo en lo que nos deberíamos detener. Para llegar a cualquiera de ellas lo tienes fácil desde Tokio, no tienes más que tomar el shinkansen, el tren bala japonés. Una vez allí, tendrás todo esto a tu disposición.
Mapa región de Tohoku en Japón
Comenzamos el recorrido por Sendai, la mayor ciudad de toda la región y la capital de la prefectura de Miyagi. Una vez allí, aprovecha para visitar lugares como las ruinas del castillo de Aoba, que ofrece una vista panorámica de toda la ciudad; el mausoleo de Zuihoden, donde yacen los restos de Date Masamune y sus herederos; o el templo Rinno-ji y sus tres enormes budas. Pero si quieres disfrutar de uno de los tres paisajes más bonitos de todo Japón, junto al santuario de Itsukushima y los bancos de arena de Amanohashidate, tienes que ir a la bahía de Matsushima.
Allí, 260 islas cubiertas de pinos pintan de verde el paisaje junto con sus aguas de color azul plata, pudiendo verlas de cerca gracias al ferry que pasea entre ellas. Si además te animas a caminarlas, encontrarás puentes para cruzar a pie en tres de las islas y así descubrir algunos de sus puntos más recónditos, como el templo Godaido, antiguas cuevas excavadas por monjes en busca de meditación o el puente de 252 metros que cruza hasta la isla de Fukuura, donde conseguirás las mejores vistas de la bahía. Ya frente a ellas, y en la costa interior, puedes aprovechar para no perderte el Zuigan-ji, el templo zen más importante de todo Tohoku.
La prefectura de Yamagata es popular para el turismo nacional y poco conocida para los viajeros extranjeros. La naturaleza es uno de los motivos por los que destaca Yamagata y es un destino ideal para desconectar entre montes, bosques y onsen, los baños termales japoneses. Eso sí, en invierno la nieve es la que acapara el protagonismo, lo que le vale para ofrecer espectaculares pistas de esquí e impresionantes árboles cubiertos de blanco, conocidos como “monstruos de nieve”.
Entre bosques, se encuentra el monte Haguro, uno de los lugares más místicos de Japón, y donde comienza la ruta de peregrinación de las Tres Montañas Sagradas de Dewa Sanzan (Haguro, Gassan y Yudono). De estos tres, el Haguro es conocido gracias a una sobrecogedora pagoda de cinco pisos, una preciosa construcción de madera rodeada de cedros milenarios.
En Yamagata tampoco deberías pasar por alto el templo de Yamadera (literalmente “templo de montaña”). Fue fundado en el año 860 y para llegar a él tendrás que realizar una pequeña ruta con escalones atravesando el místico bosque de cedros. Una vez en la cima, además del templo, te espera una de las mejores vistas panorámicas de la región norte de Japón. Para descansar, nada como Ginzan Onsen, una pequeña población de madera construida sobre una zona termal e iluminada por bucólicas lámparas de gas: el lugar perfecto para relajarse en el agua caliente.
Iwate es la segunda prefectura más grande de todo Japón, pero su baja densidad de población hace de ella una zona especialmente encantadora. Se asoma al océano a lo largo de la costa de Sanriku, al norte de Miyagi, y está rodeada por las montañas Ou, donde los amantes del esquí y de las aguas termales tendrán donde elegir. Aquí el folclore, la naturaleza y la historia samurái se valoran a partes iguales, de manera que te será sencillo sumergirte en las entrañas del Japón más tradicional.
Iwate se enorgullece de acoger los sitios declarados Patrimonio de la Humanidad de Hiraizumi, un magnífico punto de partida para comenzar a descubrir todo lo que tiene que ofrecer esta prefectura. Cuenta con más de 3.000 Tesoros Nacionales y lugares históricos. Sobre todo, no puedes pasar por alto el templo de Chuson-ji y la sala de oro Konjikido, una estructura inmaculada recubierta con pan de oro dedicada al Buda de la Luz Infinita.
Cuando quieras descansar de templos, y te quieras zambullir en la naturaleza más pura de Iwate, tus pies te han de llevar a la Garganta de Geibikei, considerado uno de los 100 paisajes más espectaculares del país. Una garganta de 2 kilómetros de longitud que deja a cada lado paredes de caliza de 50 metros de altura, y que puedes visitar surcando las aguas del río Satetsu que las divide. Verás cómo los barqueros desplazan sus barcazas a través de la garganta ayudados de varas de bambú mientras entonan cánticos tradicionales acompañados del murmurar del agua.
Fukushima acoge el alma de Japón entre samuráis, nieve, cerezos en flor y sake. Es la prefectura más al sur de Tohoku, por lo que es la más cercana desde Tokio. Es un destino de naturaleza abundante, como prácticamente lo es toda la región.
Entre montañas cubiertas de verde, en Fukushima podrás viajar atrás en el tiempo y conocer el Japón del periodo Edo (1603-1868). No tendrás más que visitar la antigua ciudad Ouchi-juku para conocer cómo era uno de los periodos culturalmente más ricos de Japón. Muchos de sus edificios tienen más de 300 años de antigüedad, con tejados de paja, ausencia de asfalto y calles por donde discurre agua a ambos lados en pequeños canales. Ouchi-juku es, literalmente, como meterse en una postal.
Y qué sería de un viaje a Japón si no nos detenemos a disfrutar de su gastronomía, una de las más ricas, saludables y variadas del mundo.
Cuando visites Matsushima sería un delito no pararse a degustar las delicias de su bahía. Hay una gran variedad de exquisito marisco fresco, así como sushi, pero el producto más recomendado son sin duda las ostras que se crían en sus aguas. Entre octubre y marzo la Asociación de Turismo de Matsushima opera un Kaki-goya, una “cabaña de ostras”, una visita obligada para los fanáticos de este manjar.
En Yamagata, si te gusta la carne, la ternera de Yonezawa representa una de las tres principales carnes de wagyu del país, característica por su intenso sabor y su veteado. ¿Su secreto? Un método de engorde a largo plazo a base de paja de arroz que permite obtener una de las mejores y más prestigiosas carnes del mundo.
Y en Fukushima, además del conocido “cangrejo de las nieves”, de intenso sabor debido a las frías aguas, has de saber que encontrarás deliciosas especialidades de ramen. Sin ir más lejos, el ramen de Kitakata, conocido por sus gruesos y ondulados fideos, en el que el caldo a base de salsa de soja lo es todo, y lo completan lonchas de cerdo a la parrilla y bambú. Pase lo que pase, no puedes irte de Tohoku sin tomarte un buen ramen.