El cambio climático y derivados como la contaminación de la atmósfera son verdaderas amenazas a las que se enfrenta la humanidad en este siglo XXI. En el caso concreto de España, afrontar el reto climático comportará cambios importantes en la normativa, las industrias, los procesos productivos y lo que será más complejo: en los estilos y hábitos de consumo de nuestra sociedad.
La importancia de las energías de baja emisión
La contaminación atmosférica causó la muerte prematura de 428.000 personas en 41 países de Europa en 2014. Así lo asegura la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) en un reciente informe en el que también señala que este tipo de contaminación, el principal riesgo de salud medioambiental en Europa, reduce la esperanza de vida y contribuye a la aparición de enfermedades cardíacas, respiratorias y cáncer, además de tener un considerable impacto económico, aumentar los costes médicos y dañar bosques, lagos, suelos y semillas.
Además, cerca del 82 % de la población urbana en la UE se expone a concentraciones de partículas al aire libre con un tamaño inferior a 2,5 micras (PM2,5), que exceden los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según datos de 2015.
El transporte rodado, la agricultura, las plantas energéticas, la industria y los hogares son los mayores emisores de contaminantes del aire, advierte el informe.
La contaminación atmosférica reduce la esperanza de vida y contribuye a la aparición de enfermedades cardíacas, respiratorias y cáncer
Afrontar, pues, el reto climático comportará cambios importantes en la normativa, las industrias, los procesos productivos y lo que será más complejo: en los estilos y hábitos de consumo de nuestra sociedad. Para asegurar su éxito, la transición que deberá llevarse a cabo tendrá que ser gradual pero continuada hacia una economía cada vez menos dependiente del carbono. Indiscutiblemente, las energías de baja emisión junto con las renovables tendrán una contribución crucial en este reto.
La transición energética
El gas natural está llamado a desempeñar un papel decisivo en la transición energética para lograr un sistema bajo en emisiones de carbono. A este respecto, el estudio Greenhouse Gas Intensity of Natural Gas de la Asociación NGVA Europe señala al gas como la solución energética más eficiente frente a los Gases de Efecto Invernadero (GEI) en el sector del transporte. Sin ir más lejos, su utilización en los turismos le lleva a reducir las emisiones de GEI en un 23% comparadas con la gasolina y en un 7% comparadas con el diésel. En los camiones y autobuses, los beneficios frente al diésel son de un 16% con GNC (Gas Natural Comprimido) y de un 15% en el caso del GNL (Gas Natural Licuado).
En cualquier caso, la evolución hacia un paradigma energético sostenible y limpio deberá ser progresivo y comportará una fase de acomodación. “La transición hacia una economía que reduzca la dependencia del carbono debe ser ordenada y racional. Esta transición debe ser asequible en términos económicos y de demanda, por lo que debería estar basada en formas de energías gestionables, estos es, aquellas a las que se puede recurrir siempre que se necesiten. En este contexto, energías como el gas natural jugarán un papel fundamental”, señala Ibán Chico de la Felicidad, Director de Medio Ambiente Corporativo en Gas Natural Fenosa.
Según el informe El papel del gas natural en una economía española baja en emisiones, elaborado por KPMG en colaboración con Sedigas los beneficios de una mayor penetración del gas natural en el mix energético podrían resumirse en cuatro grandes puntos:
1. Mejora medioambiental
La polución es un problema que afecta a todas las ciudades. Recientemente en París se impusieron severas restricciones de tráfico por haber superado el límite de partículas en el aire. Y no son infrecuentes los episodios de contaminación en Madrid, Barcelona y otras ciudades españolas.
2. Permite la penetración de renovables
Los ciclos combinados son centrales de generación de energía eléctrica en las que se transforma la energía térmica del gas natural en electricidad. Según el informe, la alta capacidad instalada de ciclos combinados en España (25,3 GW) permite que instalando solamente entre 5,5 y 10 GW adicionales, se pueda cumplir el objetivo de implementación de las renovables en el horizonte 2030 sin aumentar las emisiones de CO2.
3. Favorece la competitividad del sector industrial
El gas natural tiene un alto poder calorífico, con lo que reduce la cantidad de combustible necesario de las industrias; no requiere inversión en almacenaje, al contrario que otras tecnologías como la biomasa, el petróleo o el carbón.
4. Garantiza la seguridad de suministro
España dispone de una importante infraestructura gasista así como una gran diversificación de fuentes de abastecimiento de gas natural, dos factores que garantizan la seguridad del suministro energético.
¿El fin de la era fósil?
Los expertos más optimistas fijan el año 2050 como la fecha del fin de la dependencia de las energías fósiles. Sería entonces cuando las energías renovables abastecerían a 139 países que actualmente suponen el 99% del consumo mundial. Esta es la conclusión de, por ejemplo, un informe liderado por la Universidad de Standford y en el que han participado otras universidades de EE UU y Europa.
Sin embargo, organismos como la Agencia Internacional de la Energía no parecen compartir tal grado de optimismo y señalan que actualmente el consumo de energías fósiles sigue suponiendo el 78% del total. No parece por tanto que, en la fecha emblemática, se llegue a la eliminación definitiva de energías altamente contaminantes. Según los cálculos de AIE, el consumo de energía renovable crecerá el 2,6% anual entre 2012 y 2040. Destacan, por encima de otras fuentes energéticas, la fortaleza del gas natural, gracias a los “abundantes recursos” y la “robusta producción”.
El consumo de energía renovable crecerá el 2,6% anual entre 2012 y 2040
A este respecto, Ibán Chico de la Felicidad señala que “el gas natural deberá acompañar necesariamente a las energías renovables. Como energía muy gestionable y con impacto medioambiental bajo, hace que el gas natural sea la pareja perfecta de las renovables”.
Economía circular: aprovechamiento de los recursos naturales
El creciente consumo de recursos naturales, su paulatina escasez y el tratamiento de los residuos generados son retos que la sociedad debe abordar con el fin de garantizar un futuro sostenible. Entre otros factores, la promoción de la Economía Circular puede ser una medida fundamental para reducir el consumo y gestionar los residuos a través del reciclaje y la reutilización.
En el campo de la energía se están llevando a cabo avances destacables para aprovechar al máximo los recursos naturales disponibles. Sin ir más lejos, este año la Comisión Europea ha presentado un informe sobre los resultados y avances de las principales iniciativas asociadas a su plan de acción iniciado en 2015 sobre la economía circular, incluida una serie de orientaciones a los Estados miembros sobre la transformación de residuos en energía.
A lo largo de todos los textos, el ahorro y la eficiencia energética, además de la prevención y el reciclado, priman más que el aprovechamiento energético. El biogás se incluye como unas de las tecnologías a potenciar, gracias especialmente a su transformación en biometano.
El biogás se incluye como unas de las tecnologías a potenciar, gracias especialmente a su transformación en biometano
Aparte de exigir también niveles superiores de eficiencia energética para las instalaciones que trabajan con cogeneración, el informe insiste en la importancia de la digestión anaerobia con transformación del biogás en biometano para su posterior distribución y uso, tanto en las redes de gas como en combustible para el transporte.
La reutilización del agua
La disponibilidad del recurso hídrico y una distribución equitativa del mismo se verá agravado por fenómenos como el del cambio climático. El reto consistirá en hacer posible que esa disponibilidad de agua esté garantizada así como un uso equilibrado de la misma.
Es por ello que a propósito del Día Mundial del Agua 2017, Naciones Unidas lanzó un dato preocupante: más del 80% de las aguas residuales generadas en el mundo regresa al ecosistema sin haber sido tratada o reutilizada.
En el caso de España, la obsolescencia, la falta de mantenimiento, y la falta y/o exceso de la capacidad de depuración instalada son factores que pueden comprometer la viabilidad del servicio en el futuro.
La depuración y la reutilización del agua -en la que España ostenta el liderazgo europeo, pese a que solo se reutiliza el 9% del caudal depurado- representan un reto para cerrar el ciclo del agua dentro de la gestión integral, de la sostenibilidad ambiental y de la eficiencia en el uso de este recurso. Las oportunidades de explotar las aguas residuales como recurso son enormes.
Más del 80% de las aguas residuales generadas en el mundo regresa al ecosistema sin haber sido tratada o reutilizada
Existen ya proyectos cuyo objetivo es obtener biocombustible renovable para coches de gas natural comprimido a partir de las aguas residuales que llegan a depuradoras procedentes de los hogares y que reducirían en un 80% las emisiones de CO2.
Como se puede apreciar los retos son enormes, pero los datos aportados demuestran que se están afrontando con compromiso y aprovechando al máximo la innovación y el desarrollo tecnológico con el fin de construir un paradigma energético sostenible y limpio.