El sector energético experimentará cambios radicales en los próximos años debido a los nuevos procesos tecnológicos.
Los futuros avances darán la bienvenida al consumidor activo y harán más compleja la gestión de los sistemas energéticos, un cambio de paradigma al que tendrán que hacer frente las empresas.
por Jordi Bernal
Es una realidad que las tecnologías están cambiando tanto las relaciones sociales como el tejido económico. Prueba de ello es que la economía clásica transaccional está evolucionando hacia una economía colaborativa y está aflorando el valor de la economía circular. Todo ello conduce a la transición desde una economía centrada en la industria y en sus procesos hacia una economía centrada en el cliente. Un sector tan importante como el energético no es inmune a estos cambios sin precedentes. Más bien todo lo contrario. De hecho, todo apunta a que será uno de los sectores que experimentará cambios radicales en los próximos años. Así lo demuestra la XIV Encuesta Mundial del Sector Eléctrico y de Energía, elaborada por PwC, en la que directivos de 70 compañías de 52 países de todo el mundo (entre los que se incluye España) dejaban constancia de su optimismo frente a la evolución del mercado energético. El 97% de los ejecutivos cree firmemente que para el 2020 el mercado se habrá transformado de manera significativa gracias a la innovación tecnológica.
De esta manera, áreas que han tenido poco peso para el sector energético cobrarán importancia en los próximos años. En especial, se incrementará de manera exponencial todo aquello relacionado con el desarrollo de infraestructuras de smart cities, smart homes y smart communities -del 14% que ahora les otorgan mucha importancia, a un 62% en 2030-.
Desarrollo de infraestructuras de smart cities, smart homes y smart communities
Avances similares se anticipan para otras áreas, como estas:
Sistemas e infraestructuras de energías locales
Vehículos y transporte sostenible
Generación distribuida propia
Soporte a la generación distribuida de terceros
Soluciones de energía no conectados a la red
Podría afirmarse, pues, que estamos en el umbral de un nuevo paradigma en el campo de las energías. Todos estos avances abren la puerta de par en par al consumidor activo y hacen más compleja la gestión de los sistemas energéticos. Paralelamente, las tecnologías de la información, el Big Data, el Internet de las Cosas, la robótica y la Inteligencia Artificial están cambiando los modelos operativos y de relación.
En los próximos años, el sector energético sufrirá una transformación sin paliativos gracias a la innovación y a las nuevas tecnologías.
Un nuevo modelo energético
Así pues, el objetivo a corto plazo es reforzar el papel de la innovación con el fin de afrontar los retos del cambio climático con respuestas eficientes que, además, garantizan un suministro de energía barato, fiable y sostenible.
Tal y como expone el informe “Visión de futuro para el sector de la energía 2025” de la Fundación OPTi: “las nuevas tecnologías de explotación, extracción y tratamiento de hidrocarburos han llevado a incrementar el factor de recuperación promedio de los yacimientos. Se ha producido un aumento de la probabilidad de éxito de los sondeos exploratorios, superando el 35% con el empleo de nuevas tecnologías de explotación, modelización y simulación, permitiendo acceder a descubrimientos de yacimientos de mucho menor tamaño y mucho más profundos”.
La tecnología, pues, se erige como un puntal básico de un nuevo paradigma energético que se encamina hacia un uso responsable y cuidadoso con el medio ambiente. Sin ir más lejos, el hogar inteligente permite una gestión eficiente del uso de la energía, aportando seguridad y confort, además de comunicación entre el usuario y el sistema. Asimismo, gestiona inteligentemente la iluminación, climatización, agua caliente sanitaria, el riego, los electrodomésticos, etc., aprovechando mejor los recursos naturales, utilizando las tarifas horarias de menor coste y reduciendo, de esta manera, la factura energética. Además, mediante la monitorización de consumos, se obtiene la información necesaria para modificar los hábitos y aumentar el ahorro y la eficiencia.
La iniciativa piloto GrowSmarter, desarrollada en el distrito barcelonés de Sant Martí, aplica diferentes tecnologías para ahorrar energía, disminuir el impacto ambiental y mejorar la calidad de vida.
Usuarios comprometidos
El cambio de modelo energético se tiene que entender desde la óptica del consumidor. El usuario está implicado en todos aquellos temas relacionados con la eficiencia y el ahorro energético y con asuntos ambientales. Es un usuario concienciado. Estos nuevos valores -por los que existe una total percepción de los consumidores de cuáles son los costes energéticos- han conseguido que la cultura medioambiental creada cambie la relación entre los usuarios y el sistema, impulsando incluso modificaciones en los hábitos de consumo de energía y de transporte. Hoy es el usuario quien demanda las mejores soluciones tecnológicas y productos o servicios ‘verdes’ y quien ha hecho que las empresas innoven y evolucionen hacia un escenario sostenible.
Un buen ejemplo de empatía con el usuario y sus necesidades es el proyecto europeo GrowSmarter, que aplica diferentes tecnologías para el ahorro energético, la disminución del impacto ambiental y la mejora de la calidad de vida. Esta iniciativa piloto, que se desarrolla en el distrito barcelonés de Sant Martí, es un proyecto europeo en el que participan varios actores como Gas Natural Fenosa y el objetivo es que sea replicable en el futuro en otros barrios de otras ciudades. GrowSmarter cuenta con un presupuesto total de 32 millones de euros y comprende la rehabilitación de más de 30.000m2 residenciales y de sector terciario con el objetivo de reducir un 60% del consumo energético. Para ello se implantan medidas de aislamiento pasivo (envolvente, ventanas), generación renovable, monitorización del consumo en las viviendas e instalaciones y programas de gestión de la demanda energética.
Asimismo, el desarrollo de las redes inteligentes, las llamadas smart grids, es clave para permitir el cambio del modelo energético, de una generación centralizada y controlable a otra distribuida y renovable. Las redes inteligentes son el elemento vertebrador del nuevo modelo, basado en la gestión de la flexibilidad.
Uno de los pilares de la red inteligente son los contadores inteligentes, que permiten a los consumidores tener un papel más activo en el mercado energético. En el ámbito doméstico, el despliegue de estos contadores inteligentes se completará el año próximo y permitirán a los usuarios tener el poder de decisión, elección y gestión de la energía a la vez que mejorará la calidad del servicio.
Los contadores inteligentes suponen un importante caso de internet de las cosas, que, en el caso de Gas Natural Fenosa está basado en soluciones abiertas e interoperables. Para la realización de pruebas de interoperabilidad y garantizar la calidad de los equipos, Gas Natural Fenosa creó el primer laboratorio Español de interoperabilidad LINTER.
El gas natural generado a partir de recursos renovables reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, no emite partículas y prácticamente elimina las emisiones de NOx y SOx.
Un futuro muy presente
La inteligencia artificial está llamada a protagonizar los cambios más sustantivos en el sector energético. A través del Machine learning, la rama de la inteligencia artificial que tiene como objetivo desarrollar técnicas que permitan a las máquinas aprender, el sector energético podrá desarrollar múltiples aplicaciones que le permitirá adelantarse y precedir en tiempo real los desos de los clientes.
Una estrategia tecnológica basada en el Big-Data permitirá a las empresas optimizar los procesos de compra-venta de energía para generar ofertas que se ajusten mejor al consumo real que hacen los clientes. También beneficiará a las distribuidoras de energía, que tendrán la oportunidad de introducir mantenimientos predictivos o detectar posibles fraudes de forma temprana, para ahorrar costes y mejorar la calidad del servicio. Analizar los datos en el sector energético permite proporcionar un suministro de electricidad seguro, económico y sostenible.
Las nuevas tecnologías y los avances permiten a las eléctricas procesar este incesante volumen de datos que manejan procedentes de distintas fuentes. A los ya conocidos de los proveedores y clientes con los que trabajan, las compañías pueden obtener muchísimos datos procedentes de los contadores inteligentes, los sistemas de gestión de cortes de electricidad, las redes sociales, comentarios de los clientes, datos del mercado, etc. Otra de las transformaciones que impone la innovación tecnológica es la utilización de la robótica en el sector energético. Con ella se asegura una gama de dispositivos que ayudarán a optimizar todos los procesos favoreciendo la sostenibilidad y el consumo responsable de la energía.
En el apartado del transporte sostenible cabe señalar que, además de los vehículos eléctricos, cuya tecnología no es todavía madura, el gas natural se ha convertido en el combustible alternativo más utilizado en España en automoción, según la Asociación Ibérica de Gas Natural para la Movilidad (GASNAM). Como combustible, esta energía conjuga importantes ventajas medioambientales, a través de la reducción de emisiones, una menor contaminación acústica, y también ventajas económicas (el coste por kilómetro es un 30% más barato que un coche diesel y un 50% que uno de gasolina). Su uso como combustible para vehículos está ampliamente extendido desde hace muchos años en diversos países del mundo y todo indica a que en el futuro será una energía clave en la movilidad.
Más allá de la movilidad, el gas natural jugará, según los expertos, un papel decisivo en la transición hacia una economía baja en emisiones de carbono. El futuro pasa sin duda por la implementación de las renovables, que necesitarán al gas natural para asegurar una respuesta energética rápida cuando no haya sol o viento.
Unido al desarrollo de combustibles alternativos es significativo mencionar el papel del biometano proveniente del biogás, un gas renovable procedente de la descomposición de los residuos orgánicos y que puede utilizarse como combustible para transporte o bien ser inyectado directamente a la red de distribución de gas natural para que pueda ser consumido por un hogar, industria… Este gas natural procedente de fuentes renovables reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, no emite partículas y prácticamente elimina las emisiones de NOx y SOx.
Esto pone de manifiesto el concepto de “economía circular”, que ya se está instaurando en todas las ciudades europeas y que incluye, entre otras ideas, la gestión eficiente y el reaprovechamiento de recursos con el objetivo de reducir las emisiones contaminantes.
En este sentido, cabe destacar el proyecto piloto ubicado en la estación depuradora de aguas residuales el (EDAR) de Arazuri, en Navarra, que ha producido el biometano para su uso como combustible verde en vehículos pesados. Gracias a este proyecto se ha podido alimentar a dos camiones de recogida de residuos de poda de la empresa FCC, y autobuses de varios fabricantes de la concesionaria del transporte urbano TCC, que ha prestando el servicio en diversas líneas de la red comarcal. El proyecto impulsado por la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, SODENA, Gas Natural Fenosa y el Grupo Hera también tiene el objeto de evaluar las posibilidades de introducir biometano en la red de distribución de gas natural.
En 2050, las ciudades albergarán el 85% de la población mundial y serán responsables de la emisión del 75% de los gases de efecto invernadero.
Ciudades inteligentes
Más del 50% de la población mundial vive actualmente en ciudades. Y la tendencia va en aumento. De acuerdo con la Comisión Europea, las ciudades europeas albergarán el 85% de la población en 2050 y serán responsables del 70% del consumo de energía y del 75% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero.
Lo cierto es que nuestras urbes se están convirtiendo poco a poco en ciudades inteligentes (o Smart cities, como se las conoce en inglés), núcleos de población en los que “el desarrollo tecnológico se traduce en mejores servicios para los ciudadanos, una mejor gestión de los recursos y un menor impacto en el medio ambiente”, tal como explica la Comisión Europea.
En esta transformación energética aparecen conceptos como son los edificios o distritos de consumo casi nulo (nZeb o ZEEB respectivamente, por sus siglas en inglés) o los bloques de energía positiva (PEB), que tienen como objetivo la autosuficiencia energética e incluso la producción neta de energía en los edificios o distritos, basada en una reducción del consumo, una integración de la generación renovable y una coordinación entre producción y consumo. El propósito del SET Plan de la Comisión Europea (Strategic Energy Technologies) es conseguir que en 2025 haya al menos 100 casos de éxito de distritos de consumo casi nulo (ZEEB).
De acuerdo con la Directiva Europea de Rendimiento de Edificios (Energy Performance of Buildings Directive), todos los nuevos edificios deberán tener un consumo energético casi nulo a partir de 2020. Esta medida va en línea de los objetivos de la Unión Europea en materia de lucha contra el cambio climático hasta 2030, que incluyen una mejora de al menos un 30% en la eficiencia energética en conjunto. La iniciativa toma especial relevancia teniendo en cuenta que el 40 % del consumo total de energía en la Unión Europea corresponde a los edificios, según la Directiva 2010/31/UE del Parlamento Europeo y del Consejo.
En el ámbito empresarial, una iniciativa pionera y que muestra el potencial de la eficiencia energética se desarrolla en el Hospital Universitario La Paz de Madrid. Desde 2014 hasta 2029 el Grupo Gas Natural Fenosa junto con Dalkia Energía y Servicios realizan el suministro eléctrico, que contempla una importante remodelación del sistema de climatización, con la construcción de una central térmica ubicada en el hospital. Este cambio ha supuesto la reducción de un 33% de los costes energéticos y en un 50% las emisiones de CO2 del hospital.
Este y los anteriores ejemplos expuestos ponen de manifiesto que la innovación también se está imponiendo en el sector energético. Los cambios se suceden a ritmo vertiginoso y parecen encaminados a asegurar un planeta más puro, sano y sostenible. Como apunta la directora de Ingeniería e Innovación Tecnológica de Gas Natural Fenosa, Blanca Losada, «el gran reto que afrontamos es ser capaces de evolucionar para poder reinventarnos exitosamente. La clave para todo ello no es otra que la innovación, fomentada y sustentada en nuestras fortalezas, talento y capacidades, en un entorno cada vez más abierto, colaborativo, cambiante y complejo».